La vida útil de un sofá ha menguado sustancialmente. Si antes duraban unos 20 años o más con un buen retapizado, actualmente se han convertido en un nuevo objetivo de la moda rápida y se cambian cada 5-7 años.

Un factor que propicia el cambio es la baja calidad de los materiales y de la fabricación: botones que se descosen, telas que se desgastan fácilmente, tapizados sintéticos que se descascarillan, costuras grapadas o pegadas en lugar de cosidas, estructuras de conglomerado, atornillados que se aflojan y espumas con grandes poros para los asientos.

Las preguntas que debes hacerte para elegir un sofá que dure mucho tiempo

Si necesitas un sofá nuevo y quieres que te dure muchos años, debes fijarte en algunos elementos clave.

¿De qué material es la estructura del sofá?

La estructura del sofá es tal vez la parte más determinante en lo que respecta a su durabilidad.

Conviene que sea de madera maciza, como la de roble o de haya, para que le proporcione la resistencia y estabilidad necesarias para aguantar el paso de los años. Si no es posible, asegúrate de que como mínimo sea de contrachapado.

¿Cómo son los anclajes?

Es importante que los elementos estructurales del sofá se monten con tacos y clavos o espigas embutidos, en lugar de simplemente atornillados directamente en la estructura.

Los tacos y clavos incrustados proporcionan una unión más fuerte y duradera, ayudan a reforzar el marco del sofá y evitan que se afloje con el paso del tiempo y el uso.

En cambio, atornillar directamente los elementos al marco es menos confiable, pues pueden aflojarse y la madera se puede partir más fácilmente alrededor de los agujeros de los tornillos.

¿Cómo es el relleno de los cojines?

Para que no se deformen con el paso del tiempo (o lo hagan lo mínimo posible), los cojines deben contener espuma de alta densidad, es decir, de 30 kg por m3 o más.

La espuma de alta densidad tiene una estructura celular más fuerte y es más resistente a la compresión. Esto permitirá que los cojines del sofá conserven su forma durante más tiempo en comparación con los que están hechos con espumas de menor densidad.

Por otro lado, la espuma de alta densidad se adapta mejor a los contornos del cuerpo, distribuye mejor el peso y reduce los puntos de presión, con lo que resulta más cómoda.

También es más resistente a la proliferación de hongos y moho, algo a tener en cuenta sobre todo en los ambientes húmedos.

¿Cómo es la tapicería?

La tapicería es un elemento clave en el aspecto y la durabilidad del sofá por diferentes motivos:

  • Conviene que sea desenfundable, para que pueda limpiarse fácilmente y cambiarse en caso de ser necesario.
  • Que tenga un alto índice de abrasión o Martindale: esto significa que resistirá mejor el desgaste del uso y el lavado y mantendrá mejor su aspecto original. Un Martindale a partir de 40.000 ciclos será muy resistente y es especialmente importante en caso de tener animales domésticos o niños, que pueden ensuciar más fácilmente el sofá.

Por lo que respecta al material, siempre es preferible optar por telas naturales, como el lino o el algodón.

Elige un sofá que no contamine tu casa

Como más naturales y sin químicos sean los materiales de tu sofá, más saludable será para ti y para tu hogar. Conviene fijarse en ciertos aspectos:

  • Que no se hayan usado compuestos orgánicos volátiles (COV), o lo mínimo posible, para minimizar la contaminación del aire interior.
  • Que las emisiones de formaldehído sean mínimas. Es una sustancia que puede provocar diversos problemas de saluda a corto plazo (dolores de cabeza, de garganta, tos, irritación de ojos…) y a largo plazo (se ha asociado incluso con casos de cáncer).
  • Que no contenga PFAS(suelen estar en las telas resistentes al agua), unos compuestos que se cree que pueden afectar a la reproducción, a la función tiroidea, el sistema inmunitario y al hígado