El informe del Consejo Mundial de Biodiversidad (IPBES) es el estudio más completo acerca de la biodiversidad mundial que existe hasta la fecha. Expertos de más de 50 países trabajaron en el análisis durante tres años, y sus resultados fueron alarmantes:

  • Un millón de especies de animales y plantas están amenazadas de extinción, más que nunca antes en la historia de la humanidad.
  • La velocidad a la que estamos perdiendo especies no tiene precedentes.
  • Más del 40 por ciento de las especies de anfibios y más de un tercio de los mamíferos marinos están amenazados.
  • Lo mismo ocurre con aproximadamente el diez por ciento de las especies de insectos.

Los seres humanos somos responsables de la extinción de especies. Los expertos del Consejo Mundial de Biodiversidad están seguros de ello. La agricultura y el cambio climático están destruyendo los ecosistemas. Se necesita una acción política internacional para detener la “sexta extinción masiva”, pero todos podemos ayudar:

1. Comer menos carne o evitarla completamente

Según el informe de IPBES, más de un tercio de la superficie terrestre del mundo se utiliza para la agricultura y más del 75 por ciento de los recursos de agua dulce. Como resultado, desaparece el hábitat de las especies de animales y plantas silvestres. Se quedan sin espacio o no pueden encontrar suficiente comida.

La mayor parte de la tierra se pierde porque se dedica a los cultivos que alimentan el ganado. Según un estudio de la Universidad de Oxford, la humanidad utiliza el 83 por ciento de todas las tierras agrícolas para la producción de carne y productos lácteos.

En algunas áreas de América del Sur, por ejemplo, se están talando selvas tropicales para dar paso a las plantaciones de soja. Muchas especies animales que ya están amenazadas de extinción viven en las selvas tropicales.

Las personas que comen poca o nada de carne y productos lácteos están ayudando a proteger los ecosistemas. La nutrición basada en plantas no solo requiere menos tierras agrícolas, sino que también libera menos gases de efecto invernadero en general.

2. Comprar productos ecológicos

La agricultura no es solo un problema porque ocupa espacio. Los pesticidas utilizados son tóxicos para muchas plantas, insectos y animales pequeños. Debido a que la mortalidad de los insectos es cada vez mayor, los expertos ya están hablando de un “Armagedón ecológico”.

Cuando los insectos desaparecen, también afecta a otras especies animales, especialmente a las que se alimentan de insectos. Se puede suponer que la muerte de los insectos también contribuye a la muerte de las aves.

Por lo tanto, compra alimentos ecológicos, que no se tratan con pesticidas ni fertilizantes sintéticos. Además, las granjas ecológicas, sobre todo las más pequeñas, ofrecen un hábitat más diverso para los insectos que las grandes granjas convencionales. Por cierto, no solo es importante que sea ecológico, la comida también debe ser regional y de temporada.

3. Renunciar a consumir aceite de palma

La selva tropical no solo está siendo destruida para las plantaciones de soja, sino a gran escala, especialmente para el aceite de palma. El aceite de palma es el aceite vegetal más común en el mundo, se puede encontrar en dulces, detergentes, cosméticos y muchos otros productos. La demanda de este aceite es por tanto alta.

Para dar cabida a las plantaciones de aceite de palma, las empresas de la región de Asia y el Pacífico están talando hectáreas de selva tropical. El paraíso ecológico de la selva tiene que dar paso a enormes monocultivos que ayudan al exterminio de especies animales.

4. No comer pescados que están en peligro

La mayor parte del pescado que acaba en los platos de los europeos procede de poblaciones sobreexplotadas. Atún, caballa, salmón o bacalao, todos están en riesgo.

La pesca comercial amenaza no solo a los peces que se comen, sino también a muchos otros animales marinos. La mayoría de los métodos de pesca generan grandes cantidades de captura accidental. A menudo, se trata de peces más grandes, como rayas o tiburones. Pero también mamíferos como ballenas y delfines, tortugas y aves marinas mueren regularmente en las redes. Dado que las aguas están enormemente sobreexplotadas, es mejor pensárselo dos veces antes de comer pescado.

5. Proteger el clima

Numerosas especies están amenazadas por el cambio climático. Las temperaturas más altas o el aumento del nivel del mar destruyen sus medios de vida. Por tanto, la protección del clima es siempre la protección de las especies.

¿Cómo puedes proteger el clima? Reduciendo tu consumo de combustibles fósiles y también el consumo de bienes que implique su transporte desde largas distancias. Reducir o evitar el consumo de carne y elegir alimentos de producción local son otras medidas muy eficaces.

6. Repensar el consumo

Según el informe del Consejo Mundial de Biodiversidad, cada año se vierten en las agua entre 300 y 400 millones de toneladas de metales pesados, disolventes y lodos de aguas residuales tóxicas. Además, hay contaminación por plásticos y fertilizantes. Actualmente hay más de 400 zonas de muerte en los océanos, que en conjunto se extienden por más de 245.000 kilómetros cuadrados. Esa es un área que equivale a la mitad de la península ibérica. En esas zonas las plantas y los animales ya no pueden vivir.

Por supuesto, sustancias como metales pesados ​​y lodos de depuradora son residuos de plantas industriales. De modo que la responsabilidad recae principalmente en ellos. Pero, en última instancia, la industria produce para nosotros, en cantidades increíbles que no son absolutamente necesarias.

En realidad, no necesitamos un móvil nuevo o dos coches por hogar cada dos años. Para proteger el medio ambiente y, por lo tanto, la biodiversidad, tenemos que romper la espiral del consumo y comprar menos productos nuevos.