Son muchas las veces que he visto a un niño rodeado de juguetes mostrarse de mal humor, con tensión y sin saber qué hacer para sentirse mejor, mientras los padres se desesperan tratando de encontrar aquello que le haga feliz.

Afortunadamente también he podido observar a muchos niños divirtiéndose ensimismados con algo tan simple como, por ejemplo, una vieja cuchara de madera que mueven en el aire mientras zumban simulando el ruido de un avión, o con un trozo de cordón que convierten en serpiente para deslizarlo, enroscarlo e incluso intentar asustarnos, compartiendo así con nosotros su juego imaginario.

La diferencia entre ambas situaciones radica en la felicidad que le aporta al niño poder utilizar su creatividad.

claves para estimular la creatividad infantil

La creatividad es una cualidad innata, natural, evidente y amplia, que durante la infancia resulta ser extremadamente delicada, por lo que puede llegar a inhibirse fácilmente desaprovechándose gran parte de su potencial.

Por fortuna, también resulta muy sencillo estimularla dentro del ámbito familiar, dándole además una oportunidad a los padres de compartir un tiempo con sus hijos mientras descubren nuevamente de su propia creatividad.

El proceso creativo sucede entre el pensamiento y la acción, generalmente acompañado de la imaginación, la curiosidad, la experimentación y la investigación.

Realizar actividades o juegos creativos no implica elaborar o producir un resultado final concreto; pueden simplemente formar parte de una conversación o de un paseo. Lo importante es el estímulo y la actitud que los niños encuentran en su hogar y son sus padres quienes mejor pueden animarles a usar el pensamiento creativo.

No es preciso un momento específico para ofrecer estos estímulos: dentro de la rutina familiar existen muchas oportunidades que pueden ser aprovechadas por los padres para jugar con sus hijos y disfrutar de una creatividad compartida.

No se trata de pasar más tiempo juntos sino de mejorar la calidad del tiempo compartido. Cualquier actividad que se proponga a manera de juego contribuirá captar el interés del niño, a partir de allí se entrará fácilmente en los terrenos de la creatividad, acompañados siempre por el buen humor y la alegría que se experimentan dentro de un clima lúdico.

5 PROPUESTAS PARA que los niños no se aburran

Cuando miramos la vida con ojos nuevos cada instante o cada actividad encierra un potencial de creatividad y diversión. Los niños tienen una gran capacidad para aprovecharlo.

1. invítales a crear una Fauna imaginaria

Los niños sienten gran atracción por los animales. Invitarles a crear animales fantásticos les permite entretenerse con su imaginación.

Pueden comenzar observando dibujos o fotos de animales, incluso utilizar revistas o fotocopias para recortar y "construir" sus animales fantásticos con dibujo a collage.

La idea es seleccionar partes de diferentes animales para formar un nuevo animal que tenga, por ejemplo, rabo de elefante, cuerpo de caballo, cabeza de vaca, cresta y patas de gallo...

Al final le pedimos que le ponga nombre y nos diga qué tipo de animal es, qué come, cómo duerme, cómo se relaciona con otros animales...

Si el niño disfruta de esta actividad podemos animarle a colorear sus animales y pegarlos en un cuaderno para ir completando su bestiario particular.

2. explorar la naturaleza y fabular sobre ella

Las vacaciones y paseos en la naturaleza son una buena oportunidad para la creación a partir del entorno.

Comenzaremos por estimular el espíritu de exploración yendo en búsqueda de pequeñas formas naturales u objetos fáciles de coger, como piedras pequeñas, caracolas, ramitas secas... Podemos hacer de ayudantes del pequeño explorador, sin ánimo de controlar, solo para evitar peligros.

Una vez que tenga su colección, nos vamos a un lugar agradable donde pueda desplegar lo que ha recolectado y le animamos a contarnos algo sencillo de cada cosa: cómo llegó la caracola a esta playa, cómo se cayó esta hoja (o rama) del árbol, ¿las piedras y las hormigas son amigas?...

Si el niño se queda en blanco, podemos hacerle cualquier pregunta que le inspire una fabulación sobre sus hallazgos.

3. animarles a preparar Comidas creativas

A la mayoría de los niños les encanta colaborar en las tareas de los adultos.

Permitirles que participen en el momento de servir la comida invitando a los pequeños a diseñar los alimentos en cada plato resulta más creativo de lo que parece.

Seguro que encontrarán muchas maneras distintas de colocar las ruedas de tomate: las aceitunas pueden convertirse en ojos, las patatas formas de un paisaje...

Dejamos así que vuele su imaginación en cada plato para divertirnos con sus ocurrencias.

4. permíteles REDISEÑAr LOS ESPACIOS

Generalmente la casa se diseña y decora al gusto de los adultos, y si bien es cierto que se busca cierto estilo o estética, también puede tenerse en cuenta el gusto de los pequeños. seguro que no resultará tan caótico dejarles colocar algunos detalles decorativos a su gusto.

Esta sugerencia puede llevarse a cabo también en espacios públicos. ¿ Qué tal si invitamos a los niños a diseñar un parque, o les preguntamos qué cosas creen que hacen falta en un aeropuerto, cómo cambiarían el aula en que estudian?

Independientemente de que sean prácticas o no sus propuestas, estos cambios tienen un gran significado para ellos, ya que experimentan con su creatividad las diferentes posibilidades de construir y transformar el entorno según sus necesidades.

 

5. CAMINATA DIVERTIDA

Una caminata puede resultar creativamente divertida si lanzamos la sugerencia de proponer diferentes maneras de caminar.

Puede comenzar el adulto con pasos mecanizados como un robot, el niño le imita por un momento y luego le tocará a él proponer otra forma de desplazarse. Si van en grupo cada persona tendrá su turno y las demás le seguirán.

Solo con el pensamiento podemos imaginar infinidad de formas de andar: con pasitos cortos o muy largos, a saltos, de lado, agachados, alzando los brazos...

¿Qué caracteriza el pensamiento creativo?

La capacidad creadora está implícita en cada uno de nosotros y se manifiesta en numerosas tareas y situaciones simples de la vida, como cambiar los muebles de lugar, preparar una fiesta, decorar la mesa, organizar el trastero, planificar un viaje...

Para resolver situaciones o planteamientos que tienen una única respuesta correcta utilizamos el pensamiento convergente, mientras que cuando existen muchas posibilidades y respuestas válidas recurrimos al pensamiento divergente, también conocido como pensamiento creativo.

De manera que para estimular la creatividad infantil o incluso la propia, hay que plantear actividades y preguntas abiertas, que permitan la participación de la imaginación y el pensamiento creativo.

Dos ejemplos sencillos pueden ser: si el niño tiene un cuento predilecto y pide constantemente que se lo lean de nuevo, en vez de preguntarle de qué va el cuento, algo cuya respuesta conoce, podemos animarle a que modifique el final o introduzca un personaje nuevo para ver cómo cambiaría la historia.

Si estamos observando un acuario juntos, en vez de proponerle que cuente los peces, sólo para comprobar que ya sabe contar, es preferible que nos diga cómo cree que se llevan los peces entre sí, qué nombres les pondría, cómo llegaron al acuario...

Preguntas de este tipo activan la creatividad del niño y le alegran el corazón, ya que le permitimos participar expresando las ideas que le vienen a la mente, sin importar lo absurdas que pueden parecer.

La inhibición de las adultas: ¡rompe primero tus propios prejuicios!

La errónea creencia de que el desarrollo de la creatividad se alcanza principalmente a través del aprendizaje de las artes plásticas hace que muchos padres se sientan inhibidos o limitados para participar con sus hijos en experimentaciones plásticas y prefieren delegar este proceso en la escuela o en profesores particulares.

Pero es importante tener claro que lo que potencia la creatividad no es la actividad plástica en sí misma, sino la forma en que se plantea y se asume.

Los padres no necesitan pues conocimientos artísticos previos ni un dominio de las técnicas para ser los mejores acompañantes de sus hijos en uno de los procesos más gratificantes de la vida: la posibilidad de expresarse a través del arte.

Es preciso comprender que la creación plástica es una forma natural de expresión que puede actuar corno válvula reguladora entre el intelecto y las emociones. Los niños al dibujar no pretenden representar fielmente la realidad: necesitan más bien expresar sus preferencias y sus relaciones emocionales entre lo que sienten y lo que les rodea.

Las primeras experiencias infantiles con el dibujo suelen comenzar a los dos años, cuando descubren la fascinación de garabatear sobre cualquier hoja de papel.

Esta etapa no responde al deseo de dibujar formas o figuras. Cuando un niño garabatea está saciando la necesidad de obtener un mayor control de sus movimientos, disfruta comprobando cómo la forma y la trayectoria de las líneas que hace están directamente relacionadas con su voluntad.

En estos primeros trazos los padres no deberían intervenir directamente, incluso puede resultar contraproducente preguntarle "¿qué dibujaste?" Es posible que ni siquiera comprenda la pregunta, ya que a esa edad el niño no piensa en términos de dibujo.

A medida que el niño crece aumentan sus necesidad expresivas, siendo por lo general a partir de los cuatro años cuando comienza a organizar sus trazos hasta lograr dibujar objetos que puede identificar.

En estas primeras representaciones los padres pueden conversar con él sobre sus dibujos, aprovechando que el niño en esa propiedad también desea compartir lo que es capaz de hacer, a la vez que le da sentido con su explicación.

Desde este momento podemos considerar las creaciones infantiles como parte del proceso continuo de desarrollo de la creatividad infantil, en el que la participación de los padres debe establecerse desde la estimulación y el acompañamiento, en vez que desde la dirección y el control.

CONSEJOS PARA NO REPRIMIR LA CREATIVIDAD INFANTIL

Determinadas actitudes de los padres pueden ser contraproducentes y llegar incluso a reprimir la creatividad infantil. Hay que estar atentos para:

GUARDAR CIERTA DISTANCIA

Si el niño nos manifiesta sus dudas las respuestas sólo deben guiarle a otras posibilidades, sin ofrecerle soluciones de adulto.

No hay que intervenir ni controlar cuando el niño está elaborando su respuesta.

NO COMPETIR

En las actividades o juegos donde está impllcita la creatividad hay que evitar cualquier intención competitiva.

Cuando son varios niños los que participan, todos los resultados deben ser vistos de la misma manera, felicitando a cada uno sin compararlos.

ESCUCHAR con paciencia

El niño siente perfectamente cuándo se le escucha con atención; esta actitud le hace sentirse más seguro y dispuesto a compartir.

Es clave respetar el tiempo del niño. Esto implica tener paciencia, sobre todo cuando el niño trata de crear su respuesta.

NO ELABORAR JUICIOS

Si el niño expresa insatisfacción ante su propuesta, hay que animarle a transformarla partiendo de los aspectos que le gustan.

Es importante alejarle del deseo de perfección que le impide disfrutar con libertad.

TRANSMITIR CONFIANZA

El niño busca el apoyo de los adultos. Una sola palabra de ánimo, una caricia, pueden darle la seguridad que necesita.

EDUCANDO LA SENSIBILIDAD

La estimulación está relacionada con la sensibilidad que tienen los padres para ayudar a sus hijos a percibir y aprender a través de los sentidos.

Descubrir la vida viendo, tocando, escuchando, saboreando y sintiendo enriquecerá profundamente sus capacidades creativas.

Cuando invitamos al niño a mirar las formas de las nubes, distinguir entre el sonido del mar y el del río, sentir la textura de los árboles, reconocer las frutas por sus aromas... estamos propiciando la captación de preciosos detalles que les conferirán las experiencias subyacentes que hacen posible la expresión plástica, ya que tanto el arte como la vida se perciben primero a través de los sentidos.

También será importante facilitar a los niños diferentes materiales, como ceras de colores, témperas, acuarelas,  pinturas táctiles, arcilla...

No hay que ser un experto para utilizarlos, ya que no se trata de lograr un acabado técnico impecable sino de disfrutar experimentando con la mayor libertad posible.

Si los niños nos reclaman ayuda, lo mejor será no adoptar la posición del maestro que tiene que enseñarles a usar adecuadamente los materiales o a dibujar lo que quieren.

Mucho más sencillo será sentir y hacerles ver que en ese momento somos más bien sus amigos para pintar con ellos, descubriendo juntos nuestras propias capacidades creativas.

Cuando los padres se permiten soltar las riendas, dejando que sean sus propios hijos quienes les muestren el camino de la creatividad, experimentarán a través de esas sensaciones y vivencias el reencuentro con su niño interior, el único capaz de ayudarles a recuperar la alegría de crear desde la espontaneidad de su corazón, característica indiscutible de la creatividad infantil.