Las situaciones difíciles que nos presenta la vida suelen ser el impulso que nos faltaba para tomar las riendas y buscar el camino de nuestro bienestar real. Dejándonos llevar por la sociedad a la que pertenecemos, logramos disfrutar de buenos momentos, pero también cosechamos enfermedades que ponen límites a nuestro día a día. La ansiedad y la depresión son un claro ejemplo.

En el libro El fin de la ansiedad, Gio Zarrari nos ayudó a entender mejor la ansiedad y la depresión. Ahora, con El arte de cuidarte (Vergara) desea que comprendamos que la tarea más importante que tenemos las personas es cuidarnos a nosotros mismos, porque solo así conseguiremos mantener la armonía y alejar los problemas y el dolor de nuestras vidas. Por eso ha creado este manual, en el que a través de sus páginas nos explica diferentes técnicas efectivas y sencillas, a las que él mismo ha recurrido –y recurre-, para hacer frente a la ansiedad. Y es que “para llegar a cualquier meta siempre será necesario dar un primer paso”.

–Tras el éxito de “El fin de la ansiedad”, ¿considerabas que le debías a los lectores explicarles con detalle tus métodos para hacer frente a esta enfermedad?
–Personalmente, considero que el mayor éxito del libro ha sido conocer, gracias a que muchos lectores se han puesto en contacto conmigo, cómo esta publicación ha ayudado a mejorar las vidas de muchas de estas personas.

En él explicaba cómo se puede tratar, junto con algunos remedios y técnicas, a partir de mi propia vivencia, pero no entraba en el detalle del trastorno en sí ni en cuáles eran las mejores herramientas para tratar este tipo de problemas emocionales, algo que sí he tratado de detallar en mi nuevo libro “El arte de cuidarte” (Vergara).

La experiencia me ha demostrado que la ansiedad puede volver, y también puedo reconocer que existen circunstancias o elementos que hacen mucho más fácil que esto ocurra. Por eso, y sabiendo lo mal que se pasa, pensé en escribir un libro que ayudase a prevenirla, así como a reaccionar si es que se vuelve a presentar.

Como se puede ver en el título, he hecho hincapié en la necesidad que siempre tendremos de cuidarnos. Un deber para toda la vida, ya que no existe una acción más importante para disfrutarla que aprender y saber cuidarnos.

–¿Podrían aplicarse estos ejercicios a otros problemas mentales?
–Totalmente. En mi nuevo libro intento mostrar, de la manera más simple posible, cómo nacen y se mantienen este tipo de problemas emocionales.
Nadie nace aprendido y, normalmente, es la vida la que nos muestra y demuestra muchas de estas lecciones. Por eso, a partir de mi propia experiencia e investigación, he intentado exponer cuáles son los ingredientes principales que están detrás de trastornos tan comunes hoy en día como la ansiedad o la depresión.

Para ser fiel a mí mismo, a mis conocimientos y a mis lectores, he entrado en el detalle de la ansiedad, para poder reconocer los motivos y los elementos que activan este problema y así poder prevenirlo. O en el caso de que nos toque sufrirlo, poder contar con las mejores herramientas (científicamente demostradas) para tratarlo.
Si comprendemos de qué están hechos y cómo nacen estos problemas, podremos comprender también que acciones y hábitos saludables los mantendrán alejados de nosotros.

–Mientras escribías, ¿revivías las situaciones en las que padecías alguna crisis?
–Sí, e incluso las vivía. Existen personas más predispuestas a padecer estas dificultades, como el trastorno de ansiedad, y yo soy una de ellas. Me las he tenido que ver con ella en distintas ocasiones y con las diferentes formas en las que se presenta, y muchos de los ejercicios de los que hablo, los he puesto en práctica, también mientras escribía el libro. De esta manera, sintiendo y poniendo en práctica lo que digo, e intentado plasmar la relación directa que tiene este tipo de hábitos en nuestra calidad de vida, sobre todo frente a la ansiedad y el estrés.

–¿Y cómo te sentiste?
–Mientras ponía en práctica estos ejercicios, notaba y sentía que fuese cual fuese la dificultad del momento, era posible tener y mantener el control.
Existía una relación directa entre mi acción y reacción, y el modo en el que me sentía. A mayor cuidado personal, mayor bienestar físico, mental y emocional, y así iba reconociendo también cuáles de las acciones que detallo en el libro eran las más indicadas para mí, esas que me hacían estar mejor, mis herramientas personales para la vida.

Como he intentado explicar, estos ejercicios pueden utilizarse tanto para reaccionar ante un problema, como para prevenirlo, y es por ello que las he dividido en acciones: herramientas que podemos convertir en hábitos y nos harán sentir mejor y mantener a raya estos problemas de tipo emocional. Y reacciones: acciones más concretas y específicas que marcan realmente la diferencia cuando estamos sufriendo este tipo de problemas.

"Podemos actuar contra algunos de los factores que desencadenan la ansiedad"

Son muchísimos y muy personales los factores que influyen a la hora de desencadenarse una crisis de ansiedad, según el autor de El arte de descuidarte. "Hay factores sobre los que poco podemos hacer, como esas vivencias, experiencias dolorosas, pérdidas o traumas vividos. Pero hay otros motivos sobre los que sí podemos actuar, como el descuido personal", señala Gio. Él divide estos descuidos personales en:

  • Descuidar nuestro cuerpo. El uso de drogas, un estilo de vida sedentario, la mala alimentación o la falta de descanso son algunos de los principales factores que podemos cambiar y mejorar.
  • Descuidar nuestra mente. Jugar con emociones fuertes, como el miedo o la tristeza, aceptar más de lo que nos corresponde, llenar nuestra vida de estrés, culpa o responsabilidades. Ir en contra de nuestros sueños e ideales o no desarrollar nuestra autoestima. Todo eso son situaciones que nos afectarán muy negativamente en la vida y deberemos atender.
  • Descuidar nuestro entorno. Convivir en un ambiente que nos hace daño y mantiene agitados, rodearnos de personas que nos generan malestar o en situaciones que nada tienen que ver con quienes somos. Descuidar a nuestros seres queridos y alimentar emociones como la culpa, el odio o la rabia, son elementos que de no tener en cuenta nos harán imposible disfrutar de la vida.

–De todas las técnicas que compartes, ¿cuáles han sido tus mejores aliadas en los momentos difíciles?
–Si tuviese que elegir alguna me quedaría con el ejercicio físico, eliminar todas esas sustancias (como las drogas y excitantes) que potencian nuestros problemas mentales y emocionales, o disfrutar más y mejor del amor hacia la vida, hacia uno mismo y hacia los demás.

–¿Qué te aportaban?
–Equilibrio, claridad mental y física, energía, calma, alegría, paz… Muchas sensaciones y emociones que seguramente fomentaban una reacción más relajada y positiva, y menos ansiosa y temerosa ante la vida.

–¿Sigues recurriendo a ellas?
–A diario, es más, realizo alguno de estos ejercicios ya casi sin darme cuenta. Y es que puedes convertir fácilmente estas acciones en hábitos diarios. Ten por seguro que te ayudarán a disfrutar más de la vida.

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LECTURA RECOMENDADA

Cómo vivir sin ansiedad

–¿Es el amor un remedio infalible?
–Seguramente, el amor es uno de los mejores remedios para cualquier problema porque no existe una emoción más sana y positiva.

El amor es una emoción que nace con la vida, ya que es esta la que actúa como analgésico en la madre frente a uno de los dolores más potentes que existen, el del parto. Segregando fuertes dosis de oxitocina, su cerebro se modifica y activa el instinto maternal, un impulso que hace que la madre deje de centrarse en sí misma para hacerlo en su bebé, que dependerá de ella para sobrevivir.

El amor genera muchísimos cambios en nosotros, instigándonos a degustar y saborear la vida, a la vez que hace más soportable el dolor.

–Cuando leo en el libro que hay que forzar una sonrisa, aunque el corazón llore, porque es beneficioso, pienso: “¿Eso no es maquillar una emoción? ¿No se supone que eso es negativo porque se enquistan las verdaderas razones de ese dolor?”.

Como bien dices, maquillando las emociones lo único que se consigue es que se hagan más fuertes, porque nunca podremos engañar a una emoción con nuestra razón, no funcionan igual. El poco control racional que ejercemos ante trastornos como la ansiedad o la depresión es un claro ejemplo.

Cuando hablaba de forzar una sonrisa cuando lo estamos pasando mal, me refería a que existen sensaciones que contrarrestan los efectos negativos de otras emociones, como por ejemplo sonreír, una acción que genera emociones contrarias al miedo y la tristeza, y nos ayuda a no dejarnos arrastrar por estas.

Si nos toca sufrir, deberemos aprender a convivir con el dolor de una manera sana para no dejarnos llevar por la angustia o la tristeza y poder escuchar el mensaje que esas emociones quieren mostrarnos. Es entonces cuando deberemos intentar forzar una sonrisa, aunque sintamos pena y pueda parecer complicado, comprendiendo que con esa simple acción podemos hacer la diferencia y darnos la capacidad de escuchar lo que el dolor quiere decirnos, sin limitarnos a llorar o lamentarnos, sin limitarnos a dejarnos llevar por la situación.

Un sencillo gesto que ayudará a que nuestro corazón entienda que, aunque sufrimos y es doloroso, nuestra intención es superar esta situación y mejorar. Reconocer esta intención de cambio significa todo lo contrario a querer engañarnos.

–En el libro también hablas en varias ocasiones de distracción, de aprender a vivir con el problema... ¿Y por qué no buscar el origen del problema para poder trabajarlo?
–Buscar el origen y trabajar el problema es y será siempre nuestro objetivo, pero seguramente sea muy complicado o imposible conseguirlo si no aprendemos a convivir con estas complicadas emociones de una manera más sana y realista.

La distracción, el reconocer las oportunidades que también nos brinda este problema o el aprender a gestionar mejor las emociones, son algunas de esas acciones que nos van a ayudar a conseguir ese objetivo final: escuchar el mensaje que traen consigo nuestras emociones para que realicemos un cambio.

La vida está y estará hecha de buenos y malos momentos, y como he intentado explicar en el libro, las emociones siempre tienen un objetivo bueno, que es hacernos reaccionar ante la situación de la manera más efectiva. Es por ello que no debemos despreciar o evitar sufrir la ansiedad, ya que ella seguirá en nosotros hasta que hagamos los cambios por los que ha llegado a nuestra vida.

Podemos despreciar lo que nos ocurre o intentar reconocer que pasar por esto va a traer muchas y muy buenas cosas a nuestra vida, y la experiencia nos demuestra que la mejor es la segunda opción, ya que será solo así como el dolor un día, deje de molestarnos…


–¿Se está normalizando la ansiedad, enseñando a las personas a convivir con ella, cuando realmente lo natural sería vivir en calma?
–La vida está hecha de alegría, pero también de dolor y pena. Es más, creo que reconocemos y podemos definir la felicidad porque conocemos el dolor. Si no existiera lo malo, ¿qué sentido daríamos a lo bueno?

Por eso la vida es lo que nos toca vivir y, aunque muchas veces nos cueste entenderlo, nuestro cuerpo es una máquina perfectamente creada para responder a las necesidades del entorno, un mecanismo que responderá con calma cuando así lo considere, pero que lo hará de una manera más agitada, y en ocasiones del todo inesperada, cuando sienta que algo nos amenaza.

Por ello, creo que más que aprender a convivir con la ansiedad o sin ella, hay que aprender a aceptar lo que llegue, si llega, entendiendo que será nuestra manera de actuar, la que hará la diferencia.

–¿Qué consejo le darías a quienes ahora mismo se sienten presos tras las rejas de cualquier problema mental?
–La vida nos demuestra que nada va a cambiar si tú no cambias, y es muy posible que todos tengamos infinidad de ejemplos que puedan hacernos comprender esto que acabo de decir. Así que, a quienes se sientan presos de un problema mental o emocional, les tocará actuar. Al final, será esta acción, y no el lamento o la negación, la que hará la diferencia.
Cuando digo actuar me refiero a hacernos responsables de nuestra vida, a trabajar para conocernos mejor, hasta lograr comprender las razones que nos llevan a sentirnos así, y donde la terapia personal es indispensable.

Debemos aprender a cuidarnos, desarrollando herramientas y hábitos saludables para evitar atraer e nuestras vidas elementos o situaciones que nos causen malestar.

Existen muchos tipos de problemas emocionales y se pueden sufrir en grados muy distintos, pero cuanto más condicione nuestra vida, mucho más aconsejable será buscar ayuda, ya que por mucho que nos cueste aceptarlo, sabemos muy poco sobre cómo funcionan nuestra mente y nuestras emociones, y ponernos en manos de un experto puede hacernos superar ese problema mucho antes y de una manera muchísimo más sencilla de lo que lo haríamos solos.

La vida nos demuestra que, ese cambio que nos hace actuar en nuestros peores momentos, es la reacción que podrá convertirnos en esa persona que siempre hemos deseado ser. Por eso les animo a actuar, a conocerse y cambiar, ¡y a pedir ayuda si lo necesitan!

Sé que no es fácil y duele, pero también sé -y muchos sabemos- que en el dolor podemos descubrir la mejor oportunidad para transformar nuestra vida, así que si te ha tocado sufrir, elige cambiar la perspectiva y empieza ya a crear esa vida que siempre has deseado vivir.

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