Tener puntos de vista diferentes con la pareja sobre la crianza de los hijos es algo bastante habitual. Una lectora plantea esta interesante pregunta a Laura Gutman, que le responde con total claridad.

Mi pareja y yo discutimos cada vez más, tenemos visiones completamente diferentes sobre la crianza de nuestros hijos y yo no sé cómo hacer para que me entienda y me comprenda.

CONOCERSE BIEN PARA ENTENDERSE

No importa la teoría que cada uno tiene sobre cómo criar a los niños. Cuando uno necesita algo o algo le parece de una determinada manera, si el otro me conoce y yo siempre abrí mi corazón, entiende cuáles son los motivos por los cuales yo esto lo tengo organizado o lo voy a poner de esa manera. Por ejemplo, si yo soy muy friolera, mi pareja me invita a ir a la montaña y yo le digo que no, él va a entender que es por el frío y no se va a enojar conmigo, o me va a decir de qué manera lo podemos hacer confortable.

Cada vez que hay discusiones, no estamos comprendiéndonos desde qué lugar cada uno está viviendo esa experiencia. Lo que nos pasa muchas veces a las mujeres es que adoptamos una línea de crianza y la defendemos a capa y espada, cuando en realidad no hay nada que defender. ¿Sientes a tu hijo o no? ¿Estás en condiciones emocionales de satisfacerlo o no? Y ese niño, ¿está bien?, ¿está colmado?, ¿está feliz? Cuando llega mi pareja, ¿siente que en casa hay armonía o siente que en casa todo es un desastre y es entonces cuando critica mi modalidad de crianza? Pero ¿está en desacuerdo con mi modalidad o simplemente estás sintiendo que las cosas no están armoniosas en casa? Discutimos teorías cuando en realidad todos queremos estar confortables.

BUSCANDO EL CONFORT DE TODOS

Sin embargo, cuando un niño está confortable y es un placer estar con él, no hay teoría que aguante. Tampoco hay teoría que aguante cuando está todo mal, porque no importa quién defienda qué, lo único que sabemos es que las cosas no están bien y, en vez de andar defendiendo teorías, lo que debemos hacer es tratar de ver qué podemos hacer para que ese niño esté confortable.

Cuando la mamá quiere dormir con su hijo, en vez de traerlo a la cama matrimonial e incomodar a la pareja, que en realidad lo que quiere es despatarrarse y mirar el partido de fútbol en la tele, lo que hace es irse de la cama matrimonial tan sagrada y dormir con el niño en un colchón en el suelo en otra habitación. Se acabó el problema y el varón va a estar feliz de la vida mirando su partido de fútbol. Tiene todo el derecho al mundo de hacerlo, y no estar sometido a un niño que me va a dar patadas toda la noche. Esto las mujeres también lo entendemos mal, porque creemos que el hecho de que el niño duerma con nosotros significa que todos dormimos mal y que tenemos que pelearnos con nuestros esposos. Eso es una barbaridad.

¿Por qué no dejamos en paz a ese Señor y nos vamos a dormir donde queremos? Si nosotras queremos dormir abrazadas al niño en otro lugar, nos ponemos un edredón precioso, nos ponemos confortables, nos ponemos un colchón divino en otro lugar de la casa… Y si no tengo otro lugar, pues en la cocina. El caso es que, de esta manera, el niño va a dormir bien, la mamá va a dormir bien y el Señor va a dormir espatarrado de lo más bien en un colchón de 1,40 m de ancho.

Por cierto, déjenme decir que esto es poco para dormir dos adultos, ¿y además pretendemos que entre un niño? Entonces ahí es cuando el varón dice que no está de acuerdo. ¿Es verdad que no está de acuerdo o lo que le pasa es que no está confortable? Está incómodo y no puede dormir, razones suficientes para no estar de acuerdo con que el niño duerma con ellos. Ahora, si duermes fenomenal, puedes mirar su partido de fútbol, y el niño se despierta feliz, y la mujer que tengo al lado se despierta feliz, ¿dónde no voy a estar de acuerdo?

PENSAR EN EL PRESENTE, NO EN EL FUTURO

Si es a corto plazo, si ese niño duerme tranquilo, todos dormimos mejor. Si es a largo plazo, es discutible, porque yo no sé si alguna vez ese niño va a adquirir seguridad o no. Yo puedo estar a favor o en contra, pero como no lo sabemos, ¿para qué lo vamos a discutir? Lo mejor es tratar de ver cómo acontece a corto plazo, o sea, qué acontece ahora. ¿Ahora duermo mejor si mi niño está abrazado? Para qué nos vamos a poner a discutir cómo va a salir ese niño en el futuro si faltan 15 años. ¿Quién va a tener razón? Lo discutimos dentro de 15 años.

Si el video te ha gustado, compártelo en las redes sociales y suscríbete a nuestro canal.