Cuidarse bien es quererse bien: buscar la manera de que la energía del amor emane de ti y llegue a ti, y pase por tu gente querida, pero siempre vuelva a ti.

La energía del amor es poderosa: hay que repartirla, no reducirla a una sola persona, y tiene que regresar a ti porque el amor hacia una misma es la base de toda la relación de una con el mundo en el que vive.

1 /4

1 / 4

1. Hacerse preguntas

Hay que ocuparse de una misma. Poder preguntarte de vez en cuando: ¿Estoy bien? ¿Me siento bien?

Si la respuesta es “Sí”, es importante disfrutar al máximo, no complicarte la vida, saborear cada momento, dar lo mejor de ti en la relación, permitirte ser feliz. Si la respuesta es “No”, hay que buscar soluciones, ser práctica y actuar con rapidez.

2 / 4

2. Adoptar un papel activo

Los milagros del amor solo suceden en las novelas y en las películas románticas. Llega tu príncipe azul y te saca del encierro, de la pobreza, de la soledad.

En definitiva, asume la responsabilidad que tú tienes sobre tu bienestar y tu felicidad. En lugar de adoptar un papel pasivo tenemos que ponernos manos a la obra y propiciar los cambios, que solo llegan cuando una se propone transformar aquello que no le gusta, no le hace feliz o no le hace bien.

3 / 4

3. Hacer autocrítica

Es uno de los ejercicios más importantes, sanos y eficaces. Sirve para identificar todo aquello que queremos eliminar, transformar o mejorar de nosotras mismas. Es un factor determinante para el objetivo real: ser mejores personas y más felices.

4 / 4

4. No malgastar la vida

No hay que meterse en guerras que no sirven para nada, y ahorrarse situaciones dolorosas. No permitir que nadie te haga daño, ni consciente ni inconscientemente.

Tu tiempo y tu energía son tesoros y no son ilimitados: no podemos malgastarlos en relaciones que no van a ninguna parte, o en personas que no merecen la pena.