¿Cómo preparar a nuestros hijos para el bombardeo de pornografía violenta y machista al que están expuestos? Como padres tenemos la responsabilidad de proporcionarles la base para que tengan una sexualidad sana.

La gran clave: construir la confianza

La confianza entre nosotros y la suya propia. Ser los padres en quienes nuestros hijos confíen y acudan cuando tengan un problema se logra criándolos en una atmósfera de amor, diálogo y respeto, libre de chantajes, castigos, premios y gritos. Así les dotaremos de las herramientas necesarias para rechazar relaciones tóxicas marcadas por la desigualdad o el sufrimiento.

Podemos fomentar en nuestros hijos una alta autoestima, una imagen positiva, una seguridad y un autoconocimiento que les permita, en cualquier ámbito, distinguir lo que es apropiado de lo que no. Si saben reconocer sus verdaderas necesidades, y las de los demás, su sexualidad, tanto en relación consigo mismos, como con otras personas, estará basada en un vínculo emocional sano y equilibrado.

¿A que edad hablar de sexo?

Desde muy pequeños, nuestros hijos nos plantean dudas respecto a su sexualidad y a la de los demás. Se tocan, se exploran, descubren diferencias físicas entre las niñas y los niños. Todas estas cuestiones les crean una enorme curiosidad y nosotros, sus padres, vamos a ser las personas a las que primero acudan para recabar información sobre su cuerpo y sus emociones.

  • No dejes de contestar ninguna de sus preguntas, habla con naturalidad sobre temas como por qué le gusta tocarse, la forma en la que llegó a la barriga de mamá o sobre los diferentes tipos de familias que existen.
  • La conversación siempre deberá estar adaptada a la edad de cada niño. Si te faltan argumentos o te cuesta manejarte con el tema, busca bibliografía, hay libros adaptados a cada edad que os pueden servir para tratar el tema con naturalidad.
  • A medida que vayan creciendo, resultará fundamental que les hablemos con total franqueza de cuestiones tan importantes como la contracepción, las primeras relaciones sexuales, la imagen falsa sobre la sexualidad que ofrecen algunos medios de comunicación, el respeto hacia su propio cuerpo y hacia el de los demás.

El cuerpo es suyo y ellos deciden

Nuestros hijos deben tener bien claro que su cuerpo es suyo y que nadie, ni adultos, ni otros niños, pueden tocarles o acariciarles si ellos no quieren. También tienen que ser conscientes de que no deben tocar, besar o abrazar a otras personas si estas no lo desean.

Por nuestra parte, resulta imprescindible abandonar costumbres sociales tan dañinas como la de afearles la conducta si se están autoexplorando o la de obligarles a besar o a abrazar a quienes les digamos.

Más adelante, el corte o no de pelo, la ropa que utilizan, el ponerse pendientes, tatuarse, serán decisiones muy personales que nuestros hijos tomarán por ellos mismos. Huyamos de imposiciones y censuras, estemos siempre presentes para acompañarles y, si nos lo piden, ofrecerles nuestro punto de vista pero no imponerlo por costumbre.

Para que nuestros hijos crezcan manteniendo una conexión sana con su cuerpo y disfrutando de una sexualidad saludable (que será diferente en cada etapa de crecimiento), es de enorme importancia el haber podido, desde que son muy pequeños, tomar decisiones y autoconocerse a fondo con naturalidad.

Enseñarles a amar su cuerpo

Una labor fundamental que tenemos para con nuestros hijos es la de fomentar en ellos un profundo amor, respeto y conocimiento de su cuerpo y de todas las etapas de la sexualidad por las que van a pasar a lo largo su vida.

Si aman su cuerpo, si lo respetan, sabrán cuidarlo, apreciarlo y no se dejarán avasallar por los estrictos cánones de belleza establecidos desde los medios de comunicación.

También rechazarán la idea de que todos tenemos que hacer lo imposible (estrictas dietas, cirugía, etc.) para mantener nuestros cuerpos jóvenes, extremadamente delgados, depilados y libres de arrugas que indiquen nuestra verdadera edad.

Durante toda su vida, sabrán apreciar y disfrutar conscientemente de los diferentes ciclos de su sexualidad por los que van a pasar: menstruación, pubertad, embarazo, parto, menopausia, andropausia, etc., y de los cambios corporales asociados a éstos.

Si nuestros hijos aman sus cuerpos tal y como son, disfrutarán durante toda su vida de las diversas posibilidades que, en cada etapa, tiene la rica y variada sexualidad humana.

Romper con los cánones

Vivimos en una sociedad patriarcal cuya cultura se asienta, sin que nos salten todas las alarmas, en el sexismo y la desigualdad. Películas infantiles y para adultos, cuentos, libros, series, vídeos musicales, les infunden a las niñas la idea de que son princesas, objetos de belleza que dependen y tienen que someterse, al poder masculino para sobrevivir.

Mientras tanto, los niños asimilan que su destino es el de convertirse en un superhéroes valientes y dominantes que todo lo pueden.

La mayoría de las veces, la imagen de la sexualidad humana que nos muestran estos medios, o es altamente reduccionista, limitada al coito, o es insana y profundamente violenta (pornografía).

Desde que nuestros hijos comiencen a recibir regalos, a vestirse, a ver películas, a leer libros, desmontemos junto a ellos todos estos estereotipos y prejuicios tan dañinos.

  • Que puedan percatarse de cuando les quieren manipular, someter, robar el poder sobre su cuerpo.
  • Que sepan valorar la inmensas posibilidades de una sexualidad sana basada en la igualdad y el respeto a ellos mismos, a sus cuerpos y a los demás.

Internet cambia la mirada

Con la incorporación de Internet a nuestras vidas, los padres estamos viviendo desafíos a los que nunca antes la humanidad había tenido que enfrentarse. A solo un click, los adolescentes (incluso, los niños) tienen acceso masivo a millones de imágenes y vídeos de sexo explícito.

El contenido de estos vídeos muestra una sexualidad insana de cuerpos imposibles, violenta, machista y abusiva. Por otra parte, el peligro puede aparecer en cualquier página, incluso en foros de juegos para niños pequeños. Depredadores sexuales, acosadores, relaciones de control a través del móvil, amigos (supuestos) que piden fotos íntimas, campañas de destrucción de la imagen, cibersexo, páginas de citas, etc.

Muchos son los casos de niños y adolescentes que a diario sufren en internet abusos, chantajes, campañas de ciberacoso, habiendo llegado alguno, incluso, al suicidio.

Es cierto, no podemos aislar a nuestros hijos en una burbuja, Internet ha venido a aportarnos mucho, pero también tenemos que ofrecerles a nuestros hijos herramientas para navegar de forma segura, protegerse de depredadores y evitar asimilar pornografía como sexualidad saludable.