Los celos son un problema para muchas parejas sentimentales. Todos hemos tenido alguna pareja que desconfiaba de nosotros, nos revisaba el teléfono móvil o ponía mala cara cuando nos encontrábamos con un compañero de trabajo atractivo físicamente. Tal vez incluso tú mismo hayas sido celoso en algún momento de tu vida.

Cómo neutralizar los celos

En este artículo te proponemos 7 consejos básicos para reflexionar acerca de los celos de pareja y empezar a promover unas relaciones sentimentales basadas en otros valores.

1. Los celos son el síntoma, no la enfermedad

Como cualquier dolor, es una señal de alarma de que algo nos está pasando. Podemos poner un parche temporal o ir al origen mismo del sentimiento. Cuando lo hacemos, solemos encontrar necesidad de atención, de cariño, de reconocimiento, de reafirmación en los vínculos.

2. Todas las necesidades son legítimas

Cuando hemos encontrado el origen de los celos, tenemos que expresar nuestra necesidad. Todo lo que necesitamos es legítimo, no nos castiguemos por ello. Si necesitamos más cariño, pidámoslo, simplemente.

3. Nombrar: estoy celoso

Todo el mundo siente celos y es importante acoger el sentimiento. Por mucho que tengamos relaciones no-monógamas desde hace años, los celos pueden volver a aparecer y eso ni nos quita ni nos añade valor. Es importante poder nombrarlos y trabajar a partir de ello con nuestro entorno.

4. Acoger: está celoso

Amar a la gente cuando todo va bien es fácil. Pero es maravilloso amar en las debilidades, en los dolores. En una red afectiva, hay que poder acoger los celos como algo que sucede y ver de qué manera se minimizan o se calman.

5. Tejernos una red y dejarnos caer

Si pensamos en las redes afectivas como espacios de vínculo, cada cual es responsable de sus emociones, pero es necesario un entorno acogedor en el que dejarse caer, en el que poder vulnerabilizarse, sacarse las armaduras y mostrarse en toda la fragilidad. Un entorno que no nos juzgue, sino que nos ame y nos respete. Con todas las pequeñas grandezas y miserias que nos hacen, irremediablemente y afortunadamente, humanos.

6. Comunicarnos sin violencia

Expresar lo que sentimos con libertad, pero sin atacar ni reprochar a los demás sus sentimientos. Hacerlo abiertamente, poner sobre la mesa y con claridad nuestras necesidades afectivas, y llegar a acuerdos que huyan del esquema ganar perder para construir una fórmula de reciprocidad.

7. Aprender a reconocer nuestras emociones

Vivimos en un mundo que niega las emociones hasta el punto que no aprendemos a reconocerlas. Nuestro vocabulario emocional se reduce a unas cuantas sensaciones: rabia, tristeza, alegría… Trabajar sobre los matices de nuestras emociones y aprender a distinguirlos es imprescindible para poder expresar nuestras necesidades afectivas.