Además de armonizar la postura corporal, aliviar el estrés y la ansiedad y aportar un sentimiento sostenido de paz y felicidad, la práctica regular de yoga resulta muy beneficiosa para mejorar y prevenir las enfermedades cardiovasculares y para adoptar un estilo de vida más saludable en general.

Yoga: una acción completa para cuidar el corazón

El yoga es una de las herramientas más fáciles y holísticas que tenemos a nuestro alcance para cuidar nuestra salud física, mental y emocional.

Los efectos beneficiosos del yoga están en su capacidad para relajar el cuerpo y la mente a través de la atención plena y la coordinación del movimiento con la respiración lenta y profunda, lo que equilibra el sistema nervioso central.

Este aspecto relajante y meditativo del yoga es capaz de prevenir o contribuir a la mejoría de las enfermedades cardíacas y circulatorias sin efectos secundarios negativos. Además, mejora la resistencia emocional, ayudándonos a mantenernos serenos en momentos de estrés.

menos estrés y tensión arterial bajo control

El estrés, a menudo inevitable en nuestra vida diaria, activa la respuesta de lucha y huida del cuerpo, aumentando la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la liberación de cortisol. El yoga es una gran manera de compensar estos efectos, porque activa los contrarios: la respuesta de descanso y relajación.

Después de haber integrado en nuestro día a día una práctica regular, habremos integrado un estado de relajación que nos permite ser menos reactivos al estrés y a las emociones intensas, así como experimentar una mayor conciencia cuerpo-mente.

Mayor conciencia y sentimientos positivos

Seguro que ya habrás notado que somos más conscientes de los sentimientos positivos que disfrutamos cuando adoptamos un estilo de vida saludable.

Amarnos, cuidarnos y descubrir un nuevo sentido a nuestro propósito vital es también primordial para disfrutar de una mayor salud cardiovascular.

Reducción de otros factores de riesgo

Existen evidencias científicas de que un estilo de vida que incluye el yoga, una dieta vegetariana saludable y mantener relaciones sanas y amorosas reduce el riesgo de sufrir bloqueos arteriales, infartos de miocardio y los accidentes cerebrovasculares.

Varios estudios sugieren que el yoga mejora significativamente los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares como el peso corporal, el perfil lipídico, la presión arterial, los niveles de cortisol, la ansiedad, el estrés psicosocial, el insomnio y la diabetes.

Posturas de yoga que cuidan del corazón

La secuencia de yoga que te propongo aquí mejorará el estado de ánimo, reducirá los niveles de cortisol, tonificará el timo, el nervio vago y el sistema circulatorio, y protegerá el corazón. Incorpora estas seis posturas a tu práctica regular. Puedes realizarlas, por ejemplo, después de hacer siete veces el saludo al sol por la mañana, nada más despertarte.

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Adho mukha svanasana: estimula el nervio vago

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Adho mukha svanasana: Estimula el nervio vago y la relajación

Esta asana estimula la glándula timo y el nervio vago, lo que te relaja.

  • Desde la postura de la tabla, sobre manos y rodillas, inhala y eleva las caderas con las piernas flexionadas y proyectando los isquiones hacia el cielo.
  • Presiona las manos contra el suelo y acerca el corazón hacia las rodillas, alargando la columna. Suaviza los hombros y mantenlos lejos de las orejas.
  • Exhala y estira las piernas acercando los talones hacia el suelo. Relaja la cabeza. Si notas los isquiotibiales demasiado tensos, flexiona un poco las piernas.
  • Respira de 5 a 7 veces, y luego vuelve a la postura de la tabla, en cuadrupedia.

Vasisthasana: Haz sitio al corazón

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Vasisthasana: Haz sitio al corazón

El objetivo es liberar el pericardio y dejar que tu corazón se expanda.

  • Desde la posición de la mesa, «a cuatro patas» sobre manos y rodillas, activa los glúteos y el bajo vientre, y estira las piernas (postura de plancha).
  • Gira a la izquierda y estira el brazo derecho hacia el cielo. Mantén la espalda alineada. Forma una línea recta con los brazos y siente la extensión de tu corazón.
  • Respira profundamente de 3 a 7 veces y cambia de lado.

Eka pada rajakapotasana I: Encuentra tu centro

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Eka pada rajakapotasana I: Encuentra tu centro

Esta postura te ayuda a enfocarte en tu propósito.

  • Desde la posición a «cuatro patas» sobre manos y rodillas, desliza la rodilla izquierda hasta la muñeca izquierda abriendo la cadera y colocando la parte externa del pie derecho hacia el borde derecho de la esterilla.
  • Estira la pierna derecha y lleva todo el peso sobre piernas y manos. Inhala y estira la columna, tira de los hombros hacia atrás, abre el pecho y eleva el esternón.
  • Expande el corazón y enfoca la mirada en un punto fijo.
  • Respira de 3 a 7 veces alargando la exhalación. Vuelve a ponerte a cuatro patas y repite con el otro lado.

Eka pada rajakapotasana II: Gana más equilibrio

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Eka pada rajakapotasana II: Gana equilibrio y serenidad

Con esta asana ganarás serenidad.

  • Desde la postura anterior, flexiona la pierna estirada hacia atrás y cógete el pie por la su parte interna.
  • Acerca el talón hacia el glúteo y deja que se estire el hombro para expandir el corazón.
  • Respira llevando la exhalación allí donde lo necesites para relajar el cuerpo y disfrutar de la postura.
  • Respira de 3 a 7 veces, descansa en adho mukha svanasana (primera postura de la serie) y luego repite con el otro lado.

Parivrtta janu sirsasana: Reduce el estrés

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Parivrtta janu sirsasana: Reduce el estrés

Siéntate con las piernas abiertas formando un ángulo lo más abierto posible.

  • Flexiona la rodilla derecha y apoya la planta del pie. Toca el tobillo derecho con la mano izquierda.
  • Inhala y estira el brazo derecho hacia el cielo.
  • Exhala y lleva la mano hacia el pie. Mantén el pecho abierto alineando los hombros. Aprovecha cada inhalación para abrir más el corazón, y cada exhalación para suavizar todo el cuerpo.
  • Cierra los ojos y respira entre 5 y 7 veces. Repite con la otra pierna.

Halasana: Estimula la inmunidad

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Halasana: Estimula la inmunidad

Tumbada sobre la espalda, lleva las piernas hacia atrás hasta apoyar los pies más allá de la cabeza.

  • Mantén las piernas estiradas. Si las puntas de los pies tocan al suelo, puedes estirar los brazos entrelazando los dedos de las manos para abrir el corazón.
  • Respira larga y profundamente 5 veces.
  • Para salir de la asana, sujeta la pelvis con las manos, flexiona las piernas y ve bajando la columna, lentamente. Relájate abrazándote las rodillas.
  • Luego quédate tumbada boca arriba unos minutos.