¿Sufres ansiedad, estrés, fatiga crónica, tienes la presión alta, el sistema inmunitario debilitado...? ¡Date un baño de bosque! La ciencia aporta estudios que indican que pasear entre los árboles actúa a modo de medicina, sin efectos secundariosy sin costes sanitarios.

El contacto con la naturaleza es una de las mejores medicinas. Lo experimentamos los que de forma habitual estamos en contacto con la tierra. La experiencia está clara. Un paseo por el bosque, respirar aire puro, disfrutar de sus sonidos y también de su silencio, sus olores... mantiene nuestros sentidos despiertos, sosiega el ánimo, abre los pulmones y regenera, en definitiva, todo el organismo.

En Oriente conocen muy bien los beneficios terapéuticos de darse un paseo por el bosque y, desde hace unas tres décadas, se viene expandiendo la práctica del Shinrin-yoku, término japonés que se puede traducir como "baño de bosque". Una nueva disciplina se ha ido desarrollando en la última década, la denominada medicina forestal, que ha llegado también a nuestro país y que investiga para aportar más conocimiento sobre cómo los bosques son una fuente de salud.

Cómo tomar un baño de bosque

No hace falta una preparación física especial. Se puede realizar en solitario o en grupo, y hay asociaciones que realizan actividades guiadas de baños de bosque.

Consiste en pasar un tiempo en el bosque, mejor si este es de árboles maduros, paseando por senderos llanos, que no presenten dificultad alguna. Andar observando el paisaje, también sentarse y practicar la contemplación, disfrutar del silencio. Así de sencillo.

También se pueden realizar ejercicios de respiración y visualización, relajación, meditación, mindfulness, hacer taichi o yoga. Todas las actividades que ayuden a conseguir un estado de conexión con uno mismo y con el entorno son bienvenidas.

Sus efectos terapéuticos

Ganar en salud y bienestar, y prevenir la enfermedad, es en resumen de lo que aporta el tomar unos "baños de bosque".

Los beneficios psicológicos también han sido corroborados por los estudios de medicina forestal. Se relacionan, sobre todo, con la disminución de las emociones negativas: bajan los niveles de ansiedad, los síntomas asociados a la depresión, a la fatiga...

Los paseos por la naturaleza centenaria incrementan la sensación de tranquilidad y aportan un nuevo vigor corporal. Porque allí hay que apagar móviles, evitar conversaciones tóxicas y centrarse en el olor de las plantas, los ruidos de las hojas y las texturas y colores de todo lo bello que nos rodea.

1. Disminuye el cortisol y el estrés

Japón, el país del estrés, ha vuelto la vista hacia la naturaleza para intentar recuperar el equilibrio. Millones de ciudadanos practican las terapias de bosque para reducir sus niveles de estrés. Tantos, que ya están incluidas en su medicina tradicional.

Entre los que lo practican, con los cinco sentidos activados plenamente, los niveles de la hormona cortisol descienden sobre un 12%. Esta práctica mejora el ánimo y baja la ansiedad.

2. Baja la tensión arterial

Mientras se camina entre la naturaleza, con una actitud contemplativa, los sonidos y los olores que se perciben provocan una activación suave del córtex prefrontal y del sistema nervioso autónomo, a la vez que disminuye la tensión arterial. Todo ello contribuye a un estado de saludable bienestar y de relajación.

La agencia forestal de Japón mide la tensión arterial antes y después de la caminata para que puedan comprobar la eficacia.

3. Un buen protector del corazón

Dos científicos de la Chiba University, de Tokio –Miyazaki y Juyoung Lee– han estudiado los beneficios del contacto de la naturaleza a todos los niveles para nuestra salud.

Los que participaron en el estudio, frecuentando los bosques vieron cómo se redujeron los niveles de tensión y otras variables que mejoraron su salud cardiovascular. El estudio afirma que entre los que practican el Shinrin-yoku hay un descenso del 5,8% en los infartos.

4. Alivia el dolor crónico

El equipo de investigadores coreanos liderados por el Dr. Han analizaron el efecto de los baños de bosque en pacientes que padecían de dolor crónico, fatiga crónica o fibromialgia. Se evaluó la efectividad de un programa de baños de bosque unido a otras actividades complementarias (relajación, musicoterapia...), y se comprobó que los participantes obtenían mejoras psicológicas con disminución del dolor y mejora del estado de ánimo.

5. Fortalece el sistema inmunitario

Los estudios del Dr. Qing Li, inmunólogo de la Escuela de Medicina de Tokio, indican que los compuestos volátiles emitidos por los árboles son beneficiosos para las defensas.

Al pasear por un bosque, se respiran estos compuestos que, a su vez, aumentan significativamente la concentración en sangre de las células N.K. (del inglés Natural Killer), un tipo de glóbulos blancos que contribuye a la lucha contra las infecciones y el cáncer.

6. Mejora los trastornos del sueño

Después de la terapia forestal se experimenta una mejora en la profundidad, en el tiempo y en la percepción de calidad del sueño.

Se ha comprobado también que si los baños de bosque se llevan a cabo hacia la hora del atardecer, incrementa la mejora en el sueño nocturno en personas con dificultades para dormir, ya que la relajación que se produce por la menor necesidad de oxígeno del córtex cerebral es fisiológica y psicológica.