Queridas Mentes Insanas,

Vengo con tres recomendaciones literarias para el verano de esas que no están de moda porque ya sabéis que yo de las modas paso bastante, pero que son tres maravillas que deberíamos recuperar todas las mujeres feroces e insanas que andamos por ahí.

¿Por qué recuperarlas? Porque nos están colando mucho machismo con novelas de esas supuestamente sexys donde la cosa va de azotes y mazmorras y látex pero, vaya casualidad, el que azota es un señor y la azotada que se viste de látex es una chiquilla, donde le consentimiento se lo pasan por el forro, donde el tío es el que parte la pana y ella la que intenta salvarlo de sí mismo, qué pereza, majas.

De verdad que para acabar haciendo lo mismo de siempre no vale la pena dejarse el sueldo en trajes de látex. Con la bata y la rebequita de toda la vida ya sirve.

Total. Que la literatura, como todo, no es inocente, sino es portadora de los valores de su época. Y estamos en una época bien machista, para qué nos vamos a engañar, donde el feminismo está pegando caña y ya no se puede ignorar pero sí se puede neutralizar convirtiéndolo en una pantomima de sí mismo, y poniéndole al machismo de siempre un poco de látex para que parezca que es otra cosa.

Por eso propongo que leamos tres obras clásicas y maravillosas sobre mujeres infieles: las historias de Emma y de las dos Anas. ¿A que así no os dice nada? Pues no. Porque han pasado a la historia por los nombres de sus maridos, menuda guasa. Ellas son Madame Bovary, Ana Karenina y La Regenta.

Los tres libros fueron escritos por hombres: Flaubert, Tólstoi y Clarín, y los tres sobre el siglo XIX.

La gracia de estas novelas, a parte de que son maravillosas, es que lanzan un mensaje para todas nosotras: las mujeres infieles acaban mal. Y tu vas leyendo así inocentemente una joya de la literatura y el mensaje te va calando y te vas construyendo unos fantasmas muy raros que no sabes de dónde salen pero que no solo los tiene tú hay, sino que son compartidos con un montón de mujeres en el mundo. No es casual, pues.

Otra cosa también común a estos tres libros es que todas ellas están casadas con buenazos que acaban pagando el pato también de haber sido tan majos y haberse enamorado de mujeres malas. El mito del calzonazos, también muy extendido. Los peligros de ser un hombre majo y dejar la cuerda muy suelta a tu parienta. Y así vamos.

Que retraten una época no quiere decir que debamos desestimar estos libros, todo lo contrario. Precisamente porque son buenos libros, porque están bien escritos, son capaces de pasar de lo concreto a otra cosa que nos toca a ti y ya mí, y en la que vemos reflejadas un montón de historias que conocemos.

Pero hay que saberlos situar, y entender de dónde vienen y a dónde van. Y disfrutarlos, y odiarlos, y reírnos con ellos. Y reivindicarlas a ellas, que son nuestra genealogía también, las mujeres que a pesar de todo, a pesar incluso de sus autores, quisieron saltarse las normas y lo pagaron, sí, pero lo hicieron.

¡Feliz semana, Mentes!