Al poco de analizarnos, con ayuda o sin ella, descubrimos que ante nuestra mirada se abre un abanico de ‘yoes’ internos. Nos decimos: “yo soy esto”, “soy eso otro”, “soy de tal manera, pero no de aquella”...

Y con el tiempo confirmamos que somos todos esos y también algunos más que aparecen solamente en algunos momentos especiales. No quisiera evocar ahora mismo a mi yo más romántico, porque quizá escribiera una carta de amor y no un artículo para ti, ni tampoco a mi parte más intrascendente, porque quizá no escribiría nada. Y, sin embargo, yo sigo siendo esos dos Jorges y tantos otros, aunque ahora, en este preciso instante, no recurra a ellos.

80 recursos personales que nos llevan al éxito

Si soy capaz de evocar en cada momento las mejores y las más apropiadas partes de mí mismo para contar así con los mejores recursos en cada situación, posiblemente conseguiré que el resultado sea el más conveniente para mí y para los que quiero. Y esto es cierto para todos.

Si logramos contar siempre con lo mejor de cada uno, evitaremos perder de vista nuestros objetivos principales, nos mantendremos en el rumbo que le da un sentido al camino que elegimos para nuestra vida y, en suma, ofreceremos siempre, en cada momento, la mejor respuesta que somos capaces de dar.

¿Y cuáles son estos recursos con los que contamos?

¿Sabes cuáles son los tuyos?

He aquí una lista de 80 recursos, algunos internos y otros externos, de los cuales, quien más quien menos, todos nos valemos en distintas situaciones. Están ordenados alfabéticamente para evitar jerarquizarlos unos por encima de otros. Léelos atentamente antes de que te plantee con ellos un ejercicio de autoconocimiento:

  1. Aceptación del cambio
  2. Ahorros
  3. Amigos
  4. Amor por el conocimiento
  5. Amor por la vida
  6. Aptitud de escucha
  7. Asertividad
  8. Autocontrol
  9. Autodependencia
  10. Autoestima
  11. Bondad
  12. Buen trato
  13. Buena administración
  14. Capacidad de aprender
  15. Capacidad de trabajo
  16. Carisma
  17. Compromiso
  18. Creatividad
  19. Criterio
  20. Curiosidad
  21. Darse cuenta
  22. Diplomacia
  23. Disciplina
  24. Disfrute de la belleza
  25. Empatía
  26. Entusiasmo
  27. Escala de valores
  28. Esperanza
  29. Espiritualidad
  30. Estética
  31. Estrategia
  32. Experiencia
  33. Familia
  34. Fe
  35. Generosidad
  36. Gratitud
  37. Grupo de pertenencia
  38. Habilidad manual
  39. Habilidad social
  40. Histrionismo
  41. Honestidad
  42. Humanidad
  43. Humildad
  44. Imparcialidad
  45. Ingenio
  46. Integridad
  47. Inteligencia abstracta
  48. Intuición
  49. Juicio
  50. Justicia
  51. Libertad
  52. Liderazgo
  53. Maestría
  54. Memoria moral y ética
  55. Motivación
  56. Negociación
  57. Optimismo
  58. Oratoria
  59. Paciencia
  60. Participación cívica
  61. Percepción
  62. Perdón
  63. Perseverancia
  64. Perspectiva
  65. Proactividad
  66. Prudencia
  67. Redes sociales
  68. Respeto
  69. Sabiduría
  70. Seducción
  71. Sentido del humor
  72. Serenidad
  73. Solidaridad
  74. Templanza
  75. Tenacidad
  76. Tolerancia
  77. Toma de distancia
  78. Trabajo
  79. Trascendencia
  80. Valentía

La tarea que te propongo es la siguiente: tómate unos minutos para hacer esta evaluación. Una vez más, si estás en un lugar donde te resulta difícil concentrarte, es mejor que lo dejes para después. Pero si te apetece y puedes, ponte cómodo o cómoda y puntúate según el siguiente criterio.

Parte I: Detección de recursos personales

Frente a cada palabra, pregúntate:

  • ¿Es este un recurso mío?
  • ¿Lo uso?
  • ¿Me define?
  • ¿Cuento con él?

Contéstate sinceramente y, según hayan sido tus respuestas, califícate de 1 a 3 (junto a cada palabra).

Esta es una guía-parámetro que podrías usar para tu puntuación:

  1. Utilizo muy poco este recurso, posiblemente no lo tenga desarrollado o no suelo contar con él, sinceramente.
  2. Lo utilizo menos de lo que debería o podría usarlo. Pero me gustaría desarrollarlo más, creo que sería positivo.
  3. Es uno de mis recursos más utilizados en mi día a día. Sé que me sirvo de él frecuentemente o los demás me confirman que sé usarlo con eficacia. Al final de la lista puedes añadir alguno de tus recursos favoritos, los tengas o no desarrollados en este momento. Son habilidades que yo no supe incluir, en algunos casos por olvido y en otros porque, posiblemente, no cuento con ellas tanto como tú.

Parte II: ¿Qué recursos usamos y cuáles no?

Una vez evaluados todos los recursos de la lista, en una hoja aparte anota los que has marcado con un 3 y subraya los que utilizas con más frecuencia. Si puedes, lleva la lista unos días contigo. Esos son tus recursos habituales, los que tienes siempre a mano y los que mejor sabes usar.

Utiliza otra hoja para colocar aquellas habilidades que clasificaste con 2 o con 1. Son las que no tienes tan a mano o te gustaría desarrollar más.

Parte III: Comprometernos con nuestros recursos

La parte más importante del trabajo. Consiste en asumir un compromiso, no con otros, sino solo contigo. Se trata de elegir un ítem de los peor calificados para trabajar sobre él a conciencia, teniendo como objetivo que la próxima vez que te topes con este test obtengas un genuino y sincero 3 al evaluarte justo en ese punto en concreto.

Te preguntarás quizá por qué no hay una puntuación que sea cero. No es casual. No creo que ninguno, repito, ninguno de estos recursos, te sea totalmente ajeno. Algo de cada uno está en ti y por ello puedes acrecentarlo.

Recordemos que, ante nosotros mismos y ante los demás, nos definimos como nos place, nos han enseñado o nos es útil. Subjetivamente, ponemos el acento en ciertas cualidades en detrimento de otras que también nos pertenecen.

Crecer y desarrollarse como personas significa en gran medida evitar convertirse en prisionero de las definiciones y etiquetas que estás habituado a ponerte o que te ponen desde fuera. Mira en tu interior para descubrir todos aquellos dones que hay más allá de las apariencias, de los juicios de los demás, de los papeles que te han o que te has asignado. Y asume con firmeza el compromiso de lo que puedes llegar a ser.

Hace unos años, una amiga y colega de Costa Rica, Martha Morris, me mandó un poema parecido a este, que ignoro quién escribió, en un momento muy difícil para mí. Me permito abreviarlo para compartirlo hoy contigo:

Consejos para potenciar nuestra vida

Todo lo que sabes

Todo lo que eres

Todo lo que haces

Todo lo que tienes

Todo lo que crees

Todo... Te ha servido para llegar hasta aquí...

¿Cómo seguir?

¿Cómo hacer para ir más allá?

Quizá haya llegado el tiempo de usar

Todo lo que todavía no sabes

Todo lo que aún no eres

Todo lo que por ahora no haces

Todo lo que afortunadamente no tienes

Todo aquello en lo que nunca pensaste como propio.