En plena revolución digital debemos apostar por lo que nos hace humanos, eso marcará la diferencia. Y, sin duda, la creatividad es una de las principales características que nos definen como personas.

Aún hoy, pensamos que la creatividad solamente está al alcance de unos pocos. No es así. Todos somos creativos. El problema es que la creatividad requiere un entrenamiento para fortalecerla. ¿En qué gimnasio y con qué clase de ejercicios podemos tonificar nuestro músculo creativo?

Antes de empezar a contestar, es muy importante que tengamos esta frase siempre presente: Creer es crear. Creer que podemos. Tener la certeza de que somos capaces, que tenemos el poder para vivir una vida creativa y plena.

Un entrenamiento para desarrollar tu potencial creativo

Ahora, empecemos a mejorar nuestra capacidad creativa con estos sencillos y poderosos ejercicios hasta que alcancemos el hábito y compromiso de la creatividad.

Un nuevo camino

Si la creatividad es encontrar nuevos caminos, nuevas maneras de ir a los lugares de siempre, hagamos nosotros lo mismo. Busquemos un camino nuevo para ir al trabajo. O al supermercado. O donde sea, pero cambiemos el recorrido. Atrevámonos a transitar por él.

Porque la creatividad es eso, atreverse; y cuando uno se atreve, empieza a atravesar los muros que la rutina ha alzado ante nosotros. Eso es lo que hoy llaman salir de la zona de confort, y es allí fuera donde está esperándonos nuestra creatividad.

Una nueva mirada

Bien, hemos cambiado de camino. Ahora, entrenemos la mirada. Porque la creatividad empieza en los ojos o, mejor dicho, en darse cuenta del mundo que nos rodea.

Y la mirada se practica. ¿Cómo? Prestando atención a lo que nos rodea y haciéndonos preguntas, dejándonos sorprender de esto y lo otro, por pequeño que sea.

¿Somos capaces de ver algo nuevo en el ascensor que tantas veces nos ha subido a casa? Seguro que si miramos bien, podemos darnos cuenta de ese arañazo en el suelo, de ese desgaste en el botón del quinto, de que las puertas automáticas no encajan del todo…

Atención, alerta y consciencia son tres de los grandes aliados de una mente comprometida con la creatividad.

Un nuevo uso

Otra característica que se entrena de la creatividad es lo que se llama afluencia. Es decir, ser capaces de generar muchas ideas en torno al problema que queramos resolver o a la cuestión que queramos innovar.

Un ejercicio tan clásico como práctico es pensar en cualquier objeto común, por ejemplo, una silla. Si la colgamos de la pared podemos tener una estantería de lo más moderna, ¿no? Pues así podemos pensar en nuevos usos de cosas cotidianas.

Una nueva posibilidad

Pensemos en cualquier cosa que nos haya pasado durante el día y pensemos cómo podría haber pasado. Qué posibilidades hay, más allá de lo que ha sucedido. Así nos acostumbraremos a pensar en que las cosas pueden ser de muchas más maneras de como han sido.

Nuevas ideas

Steve Jobs decía que crear es conectar los puntos. Pero para conectar los puntos es importante tener puntos que conectar.

Es por eso por lo que debemos ser curiosos y, sobre todo, satisfacer esa curiosidad. ¿Cómo? Leyendo. Mucho. Y empaparnos de ideas de todo tipo y así cultivar el jardín de nuestra imaginación. Y recordemos que cuanto más variado sea nuestro jardín, más ricos serán los ramos que podamos hacer con esas flores.

Los asesinos de la creatividad

  1. No. No podré. Yo no valgo para esto. Mejor no lo intento… siempre que aparece un no… un asesino anda cerca.
  2. Vergüenza. Al qué dirán. Al qué pensarán. Ese sentimiento paralizante de no querer hacer el ridículo y, por tanto, no arriesgar.
  3. Pensar demasiado. Nadie hace nada si lo piensa demasiado. Hay que hacer más, debemos pensar menos.
  4. Multitarea. Las interrupciones constantes, querer hacer tres cosas a la vez o estar en 20 sitios al mismo tiempo.
  5. Querer ser el mejor del mundo. Hay que permitirse el placer de ser malo, como dice Julia Cameron. No nos evaluemos. No nos juzguemos.