¿Te has fijado últimamente en cómo juegan los niños? ¿Cuánto se ríen? ¿Cómo se divierten? ¿Recuerdas cuándo fue la última vez que te reíste así?

La capacidad para gozar de la vida con entusiasmo es una de las fortalezas humanas que estudia la psicología positiva. Sin embargo, es una de las cualidades menos presentes entre los adultos.

¿Por qué es importante que nos divirtamos?

Cuando nos divertimos, nos relajamos y disfrutamos del momento. Para poder divertirnos, necesitamos sentirnos seguros, libres de amenazas y peligros... Cuando hacemos algo divertido, lo disfrutamos por sí mismo, no necesariamente como el medio para obtener un fin determinado.

La capacidad de jugar es la base del sentido del humor: jugamos con las palabras para crear incongruencias graciosas, y jugamos con las situaciones cuando hacemos bromas.

El sentido del humor nos protege de los efectos del estrés. Una de las características de las personas resilientes es justamente su sentido del humor.

Las personas sometidas a un alto nivel de estrés pero que poseen un buen sentido del humor presentan menos depresión y ansiedad que quienes no lo tienen tan desarrollado.

¿Qué dice la ciencia de todo esto?

  • Erin Fluegge Woolf, investigadora de la Universidad de Florida, ha evidenciado que las personas que se divierten en su trabajo se involucran más y muestran una mayor creatividad y desempeño laboral.
  • Joseph Richman, profesor del Albert Einstein Medical Center en Nueva York, realizó el seguimiento de un grupo de ancianos con depresión y riesgo de suicidio y descubrió que los que se recuperaban eran aquellos que poseían un mayor sentido del humor.
  • Peter Derks, investigador de la Universidad William & Mary (EE.UU.), ha observado que, antes de reírnos al oír el final de un chiste, una “ola” de electricidad recorre toda la corteza cerebral. Mientras que la parte izquierda del cerebro trabaja el contenido verbal de los chistes, la parte derecha se encarga de las incongruencias de las cosas graciosas; ¡todo nuestro cerebro superior está implicado en la risa!
  • William Fry, psiquiatra y profesor de la Universidad de Standford (EE.UU.) y pionero en el estudio del humor desde la psicología, ha demostrado que reír tiene consecuencias positivas sobre el sistema respiratorio, cardiovascular, nervioso central, endocrino e inmunológico.

La risa es, por un lado, algo muy básico para lo que parecemos estar programados; incluso los bebés más pequeños sonríen de forma refleja.

La risa y la diversión, por otro lado, tienen un componente social muy importante: cuando estamos acompañados, nos reímos unas treinta veces más que cuando estamos solos. Y la risa realmente se contagia. Pero rara vez nos reímos con desconocidos.

Para algunos investigadores, la risa es una especie de “pegamento social” que fortalece nuestras relaciones importantes, las cuales, a su vez, juegan un papel vital para nuestro bienestar. Además de que, obviamente, la diversión es una sensación placentera que contribuye a nuestro bienestar emocional, físico y social.

¿Qué podemos hacer para reírnos más?

Para gozar de la vida, como en todo, es importante conocerse y saber:

  • ¿Qué te parece divertido?
  • ¿Cuándo te has reído a gusto últimamente?
  • ¿Quiénes te hacen reír más?

Una vez que hemos identificado las actividades y las personas con quienes más nos divertimos, es recomendable “programarlas” en nuestra vida. Puede que parezca frío, pues muchas veces pensamos que si algo no es “espontáneo” pierde su valor. Nada más lejos y más efectivo que:

  • Llamar a alguien cada día para contarle un chiste o pedirle que nos cuente otro.
  • Ver una comedia o un programa de humor en compañía.
  • Organizar una noche de juegos de mesa con nuestros seres queridos.
  • Bromear con algún compañero de trabajo.
  • Organizar una comida distendida con los amigos.
  • Practicar algún deporte con ellos, sin mucha presión por competir...

El eminente investigador en psicología positiva Mihaly Csikszentmihalyi, de la Universidad de Claremont (EE.UU.), afirma que hay que dedicarle al tiempo libre tanta planificación como al tiempo de trabajo. Si no lo estructuramos, es poco probable que veamos a las personas con las que nos lo pasamos bien o que hagamos aquello que nos divierte.

No hacer nada y quedarse, de vez en cuando, todo el domingo en casa en pijama puede ayudar a relajarnos. Pero si, además, realizamos actividades divertidas con frecuencia, aunque requieran de un mayor esfuerzo, es probable que nos sintamos más relajados y satisfechos.

Una de las maneras más eficaces para aumentar nuestra chispa y entusiasmo es, justamente, estar con gente divertida.

Así pues, aunque estemos ocupados y estresados, saquemos nuestra agenda de teléfonos y llamemos a esa persona que sabemos que siempre nos hace reír.