Los hijos ponen de manifiesto nuestros límites. ¿Quién dijo que la maternidad fuera fácil? Laura Gutman responde a una madre desbordada que le hace la siguiente pregunta:

Siempre quise ser madre, pero con la maternidad he descubierto que me agoto y tengo mal humor con mis hijos de dos y cuatro años. Dejé de trabajar para estar a su lado, pero me descubro muy agotada y me pregunto si no será mejor llevarlos a la escuela y empezar a trabajar.

VOLVER AL TRABAJO SÍ O NO

Son preguntas muy personales y para dar una respuesta habría que mirar la realidad completa de esta mamá. Que ella no vaya a trabajar, no significa que tenga la capacidad emocional para vincularse con los niños. De la misma manera que ir a trabajar tampoco le va a dar mayor disponibilidad y mayor paciencia para comprender aquello que el niño necesita.

Por otro lado, ¿quién le va a decir a ella lo que puede hacer? Tendrá que probar. Aquí el tema no pasa por ir o no a trabajar, sino por ver si tiene condiciones de responder a aquello que los niños le piden, y también por si puede pedir ayuda o si está sola todo el tiempo, si tiene amigas, si conoce a otras madres que tengan niños pequeños y se pueden juntar, si tiene una familia con la que se lleva bien, si tiene una mamá comprensiva, si tiene una suegra, un hermano o una cuñada comprensiva… A veces uno frente a una dificultad miramos por el ojo de la cerradura y queremos una solución puntual a la interpretación que tenemos de una realidad.

AMPLIAR LA MIRADA, ESA ES LA CLAVE

Aquí estamos interpretando que la manera de no estar tan enfadada con los niños y tener más paciencia es ir a trabajar, pero quizá eso no resuelva nada. Las personas muchas veces tenemos una idea de lo que queremos, pero no tenemos contacto ni conexión con quiénes somos, qué nos pasa y cómo reaccionamos frente a las dificultades. Entonces nos encontramos con un conflicto que no hemos previsto, porque teníamos una idea que no encajaba con nuestra realidad.

El tema es ampliar la mirada frente a toda dificultad y tratar de ver cómo también hemos construido esa realidad, en vez de preguntarle a alguien que nos dé una solución para un tema puntual. Esto es así con los niños, en todas nuestras relaciones afectivas, cuando tenemos un conflicto en el trabajo… Y es que nuestra idea y nuestra fantasía pocas veces tiene que ver con la realidad que nosotros mismos implementamos.

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