Los niños hoy en día crecen con sobreexpuestos a las pantallas, ya sea de la televisión, el móvil, la tablet... Estos aparatos sirven a los adultos como canguros infalibles, porque anestesian la necesidad innata de los niños al vínculo afectuoso. El problema es cuando nosotros consideramos que ya no pueden usarlas más. Entonces, ¿cómo se las quitamos? Laura Gutman responde a una madre que le hace la siguiente pregunta al respecto:

Cuando necesito limpiar, hacer la comida o dar la teta a su hermano pequeño recurro a la tele para que mi hijo de dos años esté entretenido, pero ahora me la pide todo el tiempo y estoy preocupada, no sé cómo quitársela sin que sufra tanto.

EL PROBLEMA NO ES LA TELE ES EL MOTIVO

¿Está bien o está mal que un niño mire la tele? No importa. El tema es que cada vez que el niño pide mamá obtiene tele, pero no es verdad que pida tele, en realidad pide mamá, lo que pasa que como ya pidió tantas veces mamá y obtenía tele, pues ahora ya lo hace más fácil y la pide directamente. ¿Para qué va a pedir mamá, si no lo va a obtener?

¿Cuáles son las consecuencias? La mayor consecuencia es la soledad. Entre estar solo y estar solo con la tele, ¿qué va a preferir? Pues siempre es mejor estar solo con la tele. Aquí el problema no pasa por no permitirle ver la tele, sino por tratar de incluirlo en algunos de esos momentos con el bebé. Si el niño obtiene mamá, siempre va a preferir mamá. Siempre va a preferir salir a dar un paseo con mamá que mirar la tele, y más un niño de dosaños que todavía es un bebé grande.

DELEGAR LO DELEGABLE

También lo que necesitaría esta mamá es ayuda de cualquier persona, ya sea el papá, la abuela, una vecina, una cuidadora que quiera jugar un rato con el niño… Este niño siempre va a preferir jugar que mirar la tele; siempre va a preferir el vínculo amoroso a través del juego o del paseo con alguien que sea mínimamente cariñoso y que esté atento a él que la televisión. Un niño de dos años no se puede quedar solo, no sabe jugar solo, por eso se vincula con la tele.

Efectivamente hay momentos en los que la mamá no puede conectar con el bebé, pero entonces este niño debería estar mirado por alguien. Las mamás lo que más precisamos es ayuda con las tareas domésticas, que las puede hacer cualquiera. ¿Es más difícil jugar con un niño? Sí, porque he sido muy lastimada cuando yo misma he sido niña y entonces el vínculo con un niño lastima mi propia niña herida. Esos son los motivos por los cuales efectivamente las mamás preferimos antes mil veces limpiar, hacer la comida o irnos a trabajar que vincularnos en un juego tranquilo, salir a pasear o incluso mirar una película con un niño de dos años, que pueden aguantar un ratito pequeño. Por cierto, es mucho mejor que si el niño mira la tele sea con nosotros, así se vincula con la tele, pero también con mamá.

El tema es ver qué ayudas podemos pedir para delegar lo delegable y para poder quedarnos con nuestro tiempo disponible para lo único que importa cuando tenemos niños pequeños que es el vinculamos con ellos. La moraleja es delegar lo delegable y asumir lo que nos corresponde.

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