El cansancio y el dolor son algunos de los síntomas que pueden alterar la vida de las personas que sufren fibromialgia. Existen recursos naturales que ayudan a reducirlos favoreciendo el equilibrio psicofísico.

Un paciente con fibromialgia peregrina de consulta en consulta médica durante una media de siete años hasta que recibe un diagnóstico. Pero este no le ayuda mucho, pues los tratamientos convencionales apenas alivian los síntomas. Por ello muchos recurren a las terapias naturales y complementarias.

¿A cuántas personas afecta la fibromialgia?

En España sufren fibromialgia entre 900.000 y 1.600.000 personas, el 80% mujeres. Los síntomas comienzan en torno a los 37 años y los más frecuentes son cansancio y dolores –especialmente en ciertos puntos sensibles de todo el cuerpo–, trastornos del sueño, mareos, reglas dolorosas, ansiedad, depresión y problemas de concentración y memoria.

Además es relativamente frecuente que a una persona con fibromialgia se le diagnostique también síndrome de fatiga crónica, endometriosis, cistitis intersticial, síndrome de intestino irritable, disfunción de la articulación temporomandibular o dolor crónico de la vulva.

Una enfermedad por fin reconocida

Las autoridades sanitarias españolas no reconocieron la fibromialgia hasta 1997, cuatro años después de que lo hiciera la Organización Mundial de la Salud, pero eso no quiere decir que se trate de un trastorno nuevo. Ya Hipócrates describió en el siglo iv a. C. casos de dolor músculo-esquelético difuso.

La primera definición de fibromialgia como entidad clínica la hizo Gowers en 1904: la llamó "fibrinolitis". Hasta finales del siglo xx, pudo ser diagnosticada como neurastenia, reúma y trastorno psicosomático o endocrino.

El reconocimiento creciente de la fibromialgia tiene que ver con un mayor conocimiento científico del trastorno y con el avance de las mujeres en sus derechos. No obstante, según un informe de Benigno Casanueva, experto en fibromialgia, el 75% de los médicos no han recibido formación específica sobre la enfermedad y aún no se reconoce oficialmente que puede causar invalidez laboral, una realidad en los casos más graves.

Las causas: todavía por determinar

No todos los pacientes sufren síntomas con la misma intensidad y, en general, el curso de la enfermedad es imprevisible, pues alterna periodos de relativa remisión con brotes o crisis. La mayoría de personas pueden gestionarlo y continuar con sus actividades normales, pero algunas llegan a sentirse incapaces de trabajar y de disfrutar del día a día.

Todavía no se sabe cuál es la causa de la fibromialgia. Los investigadores sugieren que en el origen puede haber una infección vírica o bacteriana, un accidente traumático grave o una crisis emocional.

Para diagnosticarla, el médico realiza una entrevista y comprueba si existe una sensibilidad aumentada al dolor en la mayoría de una serie de 18 puntos repartidos por el cuerpo, llamados puntos miofasciales.

No existen alteraciones detectables mediante análisis de sangre, ecografías u otras pruebas, pero se cree que disminuye la producción o la eficacia de los neurotransmisores que regulan la sensibilidad al dolor, en especial la serotonina, la somatomedina c, la sustancia p y la noradrenalina.

El tratamiento natural de la fibromialgia

La medicina convencional considera la fibromialgia una enfermedad crónica incurable y la trata básicamente con analgésicos, antiinflamatorios, relajantes musculares y antidepresivos. Pero más de la mitad de los pacientes se sienten insatisfechos por la eficacia limitada de los fármacos y sus habituales efectos secundarios.

Es frecuente que busquen ayuda en medicinas naturales que proponen tratamientos individualizados y orientados a recuperar el equilibrio fisiológico y anímico. Estas son las prácticas cuerpo-mente y terapias naturales que mejores resultados suelen dar en el abordaje de la fibromialgia:

1. Taichí y chikung

Las investigaciones sugieren que el taichí –con sus movimientos precisos, lentos y circulares, que actúan sobre los meridianos energéticos– puede beneficiar a los pacientes con fibromialgia. Un estudio realizado en 2010 por el equipo del doctor Chenchen Wang en la Universidad Tufts (Estados Unidos) concluyó que practicar taichí durante 12 semanas reducía el dolor y mejoraba el sueño y el estado de ánimo.

La contundencia de los resultados llevó al New Journal of Medicine a recomendar que se alentara la curiosidad de los pacientes por el taichí y disciplinas similares como el yoga. Otros estudios han demostrado que el chikung –más basado en ejercicios de concentración y respiración– también alivia los síntomas.

2. Drenaje linfático y masaje del tejido conectivo

Pueden incrementar el umbral del dolor y la calidad de vida en la fibromialgia. Al parecer, estas y otras técnicas que realizan manipulaciones suaves mejoran la eliminación de toxinas y la llegada de nutrientes a los tejidos. A esto se suman los beneficios psíquicos debidos al contacto físico y la relajación.

3. Acupuntura

Es eficaz para reducir las molestias, aunque la respuesta de cada persona varía mucho: unas sienten un gran alivio y otras apenas notan la diferencia.

4. Hidroterapia

Una serie de autores recomiendan tanto los baños calientes como los fríos: Englert aconseja las cámaras de frío (de –67ºC a –150ºC) para aumentar el umbral del dolor; Gutenbrunner, la sauna frecuente (12 sesiones en 6 semanas), y Yurkuran, baños de 20 minutos a 37 ºC.

También han demostrado alguna eficacia los baños en agua sulfurosa con sales.

Los tratamientos hidroterápicos más eficaces se reciben en balnearios, pero también pueden realizarse en casa aplicaciones de packs fríos o calientes, chorros, duchas y baños. No obstante, las aplicaciones demasiado calientes o prolongadas a veces agravan los síntomas. Conviene consultar a un experto.

5. Terapia nutricional

Se han empleado ciertos suplementos para reducir la vulnerabilidad al dolor y reforzar el sistema nervioso:

  • Magnesio. Se ha sugerido que la deficiencia de este mineral en la dieta puede predisponer a la fibromialgia. Sobre la utilidad terapéutica del magnesio existen estudios con resultados contradictorios. En cualquier caso, asegurarse de que se obtiene la suficiente cantidad a través de la dieta solo puede resultar beneficioso, pues este mineral es esencial para el equilibrio del sistema nervioso y el buen funcionamiento muscular. Alimentos ricos son los frutos secos, los cereales integrales, las legumbres y las hortalizas y frutas en general. En suplemento, una dosis óptima se halla en torno a los 300-600 mg diarios.
  • S-adenosilmetionina. Es un compuesto de aminoácido que reduce las áreas dolorosas y mejora el ánimo. Aunque algunos estudios avalan su eficacia, su utilidad terapéutica en la fibromialgia es discutida. Por otra parte, es relativamente caro y no está libre de efectos secundarios e interacciones con fármacos.
  • 5-hidroxitriptófano. Se obtiene de las semillas de la planta africana Griffonia simplicifolia. Su utilidad se basa en su capacidad para favorecer la síntesis de serotonina, cuya deficiencia desempeña un papel clave en la depresión y el insomnio. Además aumenta el nivel de endorfinas, de efecto estimulante, euforizante y analgésico. Según varios estudios, la dosis indicada es de 100 mg tres veces al día.

6. El enfoque homeopático

En 2004 un estudio del Centro de Medicina Integrativa de la Universidad de Arizona (Estados Unidos) observó mejoras en el tratamiento homeopático individualizado, como reducción de la sensibilidad al dolor y la tendencia a la depresión, y aumento de la calidad de vida y salud general.

El éxito de la homeopatía depende en buena medida de la habilidad del profesional para personalizar el tratamiento. Hay gran diversidad de remedios homeopáticos, pero algunos se indican a menudo en la fibromialgia: Rhus toxicodendron, Arnica montana y Bryonia alba.

Otras terapias han obtenido buenos resultados en algunos casos. Por ejemplo, la meditación reduce la ansiedad, según K. H. Kaplan, de la Universidad de Massachusetts (Estados Unidos), y la magnetoterapia puede aliviar el dolor.

7. La ayuda de las plantas medicinales

Si se toman regularmente, algunas plantas pueden reducir la inflamación y estimular los sistemas inmunitario y endocrino.

  • Hipérico (Hypericum perforatum). No existen estudios sobre su indicación en la fibromialgia, pero su suave efecto antidepresivo puede ser útil. Si ya se toma medicación hay que consultar con el médico.
  • Ginseng (Panax ginseng). Este estimulante ayuda a adaptarse a situaciones de estrés. Puede servir frente al cansancio y la ansiedad. No conviene en caso de insomnio.
  • Valeriana(Valeriana officinalis). Es adecuada si se sufre trastornos del sueño o sensación de no descansar. La dosis diaria se sitúa entre 450 y 900 mg de extracto acuoso. También se puede añadir al agua caliente del baño media hora antes de dormir.

8. Una vida más tranquila

Por supuesto, una persona con fibromialgia no puede ni debe recurrir a todos los recursos terapéuticos existentes. Sería una causa más de estrés que no le conviene. Lo más sensato es elegir las terapias que resulten más accesibles, atractivas y sencillas de incorporar a la rutina diaria.

Se puede ir probando sucesivamente, descartando las que no produzcan efectos en un plazo máximo de tres meses. Pero sobre todo resulta beneficioso tomar conciencia de que se pueden gestionar los síntomas e irlos reduciendo.

Al fin y al cabo la enfermedad solo exige llevar una vida más tranquila y saludable, y la mayoría de medidas están indicadas para aumentar el bienestar de cualquier persona, aunque esté sana.

Cómo cuidarse en el día a día para ganar bienestar

El mejor tratamiento para personas con fibromialgia es el que ellas puedan dispensarse a través del autocuidado cotidiano. Esta es la base de su bienestar, que puede potenciarse con las recomendaciones terapéuticas.

  • Reducir el estrés. Es necesario disminuir la carga de trabajo y responsabilidades (aprendiendo, por ejemplo, a decir "no" sin sentimiento de culpa), así como las causas de estrés emocional. Conviene realizar alguna técnica que implique relajación (taichí, yoga, ejercicios de respiración, meditación...), pasear, escuchar música o leer.
  • Dormir lo suficiente. No hay que escatimar horas de sueño. Si ya se duermen 8 horas por la noche, puede ser beneficioso hacer una siesta corta. Es aconsejable reducir el ritmo y la intensidad de la luz progresivamente, y acostarse y levantarse siempre a las mismas horas.
  • Ejercicio diario. La actividad aeróbica suave (como andar a paso ligero, correr, nadar o ir en bicicleta, que requieren esfuerzo pulmonar y cardiaco) es muy eficaz para controlar los síntomas. Al principio pueden sentirse molestias, pero luego se van reduciendo. La gimnasia acuática en piscina climatizada resulta muy recomendable.
  • Cambios en la dieta. Son esenciales. Existen varias hipótesis sobre cuáles son las modificaciones más eficaces, pero casi todos los expertos coinciden en la necesidad de eliminar los aditivos –sobre todo el glutamato monosódico y el aspartamo– y de reforzar la presencia de alimentos vegetales, integrales y frescos. También se suele recomendar un mayor consumo de grasas omega-3 por su efecto antiinflamatorio (por ejemplo tomando lino).
  • Complementos. El Dr. Thomas Dykman aconseja suplementar con gel de extracto de aloe vera, frutas y vegetales liofilizados, y complementos de multiminerales y mulivitaminas. Otros autores recomiendan una dieta vegana (sin productos lácteos ni huevos) con abundantes alimentos frescos y crudos. Los compuestos antioxidantes, como las antocianinas de las frutas moradas, parecen tener un efecto positivo en algunos pacientes, que logran dormir y descansar mejor.