Si acabas de empezar una relación, haz un pacto contigo misma: en el momento en el que la otra persona se porte mal contigo o te haga sufrir por cualquier razón, tomarás decisiones.

En estos casos, en lugar de quedarte callada y aguantar...

  • Activas el estado de alerta.
  • Os sentáis a hablar.
  • Le explicas cómo te sientes.
  • Si se vuelve a repetir, dejas la relación.

Atenta a este último paso: si se vuelve a repetir, dejas la relación aunque tu amante tenga muchas cosas buenas, aunque tengas la esperanza de que él o ella cambiarán, aunque el sexo vaya de maravilla y estés enganchada, aunque te estés enamorando como nunca antes, aunque todo esté yendo a las mil maravillas.

Cuándo activar este pacto contigo misma (tatúatelo en la mente):

El objetivo es ahorrarte malos ratos y momentos dolorosos, y para eso tienes que cuidar mucho los pactos que haces contigo misma para cuidarte.

Muchas veces somos capaces de ver a la primera que una relación no va a funcionar: creo que a veces se pueden arreglar las cosas hablando, pero otras veces no.

Hay que ser práctica, realista, y muy amorosa con una misma: si algo te hace sentir mal, mejor le dejas, y te libras de todo lo que viene después. Lo mejor es ahorrarse todo el sufrimiento posible, y juntarse con gente que tenga las mismas ganas de disfrutar que tú.

  • Si tu nueva pareja sufre una explosión de ira y la estalla contra ti en forma de comentarios despreciativos y humillantes, o en forma de insultos y gritos, activas el estado de alerta, y la próxima vez que ocurra, le dejas.
  • Si tu nueva pareja desaparece de pronto y no da señales de vida en varios días, le cuentas cómo te sientes. Y si vuelve a desaparecer, le dejas.
  • Si tu pareja te mira el móvil o el correo, si pretende controlar y violar tu privacidad, si no confía en ti, le cuentas cómo te sientes, y si vuelve a atentar contra tu intimidad o a pedirte explicaciones por tu actividad en redes sociales, le dejas.
  • Si tu pareja te es infiel, claro que puedes intentar arreglarlo si crees que puedes confiar en el pacto de fidelidad que habéis hecho. Si no puedes confiar, no esperes a una segunda vez: le dejas a la primera y te ahorras disgustos.
  • Si tu nueva pareja hace comentarios despreciativos sobre tu aspecto físico o tu forma de ser, le cuentas como te sientes, activas el estado de alerta, y si vuelve a hacerlo, le dejas.
  • Si tu nueva pareja te dice que no quiere tener pareja, le dejas.
  • Si tu nueva pareja tiene actitudes machistas, puedes explicarle cuáles son tus líneas rojas, qué es lo que te molesta y te desenamora, y qué tipo de relación quieres construir, y darle una oportunidad a la relación, o puedes también dejarle directamente. Es difícil, más bien imposible, disfrutar del amor con una pareja que es machista.
  • Si tu nueva pareja de pronto ya no está tan entusiasmado como antes, si no le pone la misma energía, si ya no te dedica tanto tiempo, le notas como ausente, o desganado/a, le dejas. Cuando esto sucede no hay mucho que negociar: lo primero es cuidarte a ti misma. Y si no hay correspondencia en tu relación, es mejor acabarla rápido para no sufrir.