Escucha esta meditación vipassana guiada con la voz de Lidia González (no hace falta que te descargues el reproductor). Encontrarás otras meditaciones guiadas aquí.

Nos aterroriza adentrarnos en lo desconocido, salir de nuestra zona de seguridad y que las situaciones se escapen de nuestro control. Cuando ocurre, nos sentimos perdidos y no sabemos cuál es nuestro lugar.

Y ahí es exactamente donde está la oportunidad para reinventarnos, para romper nuestros patrones de conducta y soltar las etiquetas que nos limitan, y para ampliar los límites de lo posible en nuestras vidas.

Normalmente las dinámicas de control se basan en el deseo o la aversión, que según el budismo son las principales causas de sufrimiento junto con la ignorancia. El deseo crea apego, es decir, una tendencia a aferrarnos a las cosas, personas, situaciones o sentimientos. La aversión crea una tendencia a rechazar lo que no nos gusta o no queremos para nosotros.

En los dos casos, hay una falta de aceptación de la realidad tal y como es. Y recuerda: lo que resistes, persiste. Lo que aceptas, se transforma. La meditación Vipassana es una práctica maravillosa para reconectar con nuestro cuerpo y aceptar lo que nos ocurre tal y como es sin reaccionar a ello.

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Por qué conectar con tu cuerpo meditando

La mayoría de nuestras dinámicas o hábitos de apego y aversión son inconscientes y responden a experiencias que vivimos como traumáticas, por lo que toda transformación comienza con darnos cuenta de ellas. Este es el trabajo interior a realizar en relación a la tercera principal causa de sufrimiento según el budismo: la ignorancia.

Hacernos conscientes de nuestras dinámicas es el primer paso y el más importante para nuestro desarrollo y expansión personal, y este es uno de los principales focos de atención de mis sesiones de terapia meditativa.

En ese darnos cuenta, la consciencia corporal es relamente importante. Nuestros traumas y experiencias pasadas dolorosas nos cortan a menudo la conexión con nuestro cuerpo, nos desensibilizan, como manera de protegernos cuando una experiencia emocional es demasiado intensa para nuestras capacidades de procesarla en un momento dado. Pero el trauma se queda en el cuerpo en forma de emociones estancadas, y el acceso a esas emociones y a su sanación slo puede ocurrir a través de él.

Meditación Vipassana guiada

En esta meditación vipassana guiada te guío con la intención de apoyarte a aceptar lo que te ocurre tal y como es:

  • Siéntate en una postura cómoda y empieza simplemente observando el ciclo natural de tu respiración.
  • Observa el flujo del aire con curiosidad tal y como es, sin la necesidad de cambiar nada. Desde que entra por tu nariz hasta que llena tus pulmones y de vuelta hacia fuera. Descansa en esta observación.
  • Ahora puedes poco a poco ampliar tu atención, sintiendo solamente las sensaciones que tu respiración produce alrededor de tu nariz. Puede que sientas la temperatura del aire, cómo roza tu piel, etc. Observa con curiosidad y con una atención minuciosa, dándote cuenta de las sensaciones más sutiles.
  • Ahora puedes empezar a escanear todo tu cuerpo desde la cabeza a los pies y todas las pequeñas partes de él, poniendo una atención aguda en cada una de ellas, haciéndote sensible a las sensaciones más sutiles.
  • Puedes comenzar por tu cabeza, escaneando toda la superficie y centrando toda tu atención en cada una de sus partes por separado. Date cuenta de todas las sensaciones que están ocurriendo en ella.
  • Observa todas esas sensaciones tal y como son, sin reaccionar a ellas. Si hay una sensación agradable, dejas que cambie, que se mueva y que siga su ciclo natural sin apegarte a ella. Si hay una sensación que consideras desagradable o molesta como picor, simplemente la dejas que pase, se mueva y siga su ciclo natural, sin reaccionar y sin rascarte, sólo observando. Como si esa parte no formara parte de tu cuerpo, sino que la observas desde fuera.
  • Escanea a tu ritmo y sin prisa todas las partes de la superficie de tu cuerpo, bajando desde tu cabeza hasta la punta de los dedos de tus pies y observándolas con una atención aguda.
  • Recuerda no reaccionar a ninguna de las sensaciones, dejándolas ser y desarrollarse de forma natural sin responder a ellas, sin rectificarlas de ninguna manera.
  • Sigue escaneando todo tu cuerpo hasta que hayas completado dos vueltas: de la cabeza a los pies y de los pies a la cabeza.