Un paciente me contaba que en el trayecto desde su coche a la consulta ha pasado frío en las manos y que cuando estas han vuelto en calor le picaban mucho. Es un indicador de sabañones o de mala circulación.

También lo es la sensación de pesadez en sus piernas y la aparición de pequeñas venas o varices, signo de que la tensión arterial ha sufrido pequeñas modificaciones.

Los helados le están aumentando la papada y la barriga, y este episodio le ha hecho tomar conciencia del mundo y del ambiente que le rodea.

Por la mañana se levanta de la cama y al poco está al volante de su coche. De ahí, con unos pocos pasos se traslada a la silla de su despacho, donde pasa horas y horas. Así es su trabajo, sin apenas esfuerzo físico.

El día de descanso lo pasa deambulando por el mercado, yendo al cine con palomitas o viendo la televisión, sentado o tumbado. No parece considerar la posibilidad de divertirse activamente o de alimentarse mejor.

¿Es la mala circulación cuestión de clase social?

Este panorama es muy frecuente en la sociedad actual. No es de extrañar que las enfermedades cardiovasculares sean las responsables del 30% de los fallecimientos en España.

La cardiopatía, la principal causa de muerte en el mundo, está relacionada con el consumo de alcohol, la hiperglucemia, el tabaquismo, la hipertensión arterial, un índice de masa corporal elevado, un exceso de colesterol, una baja ingesta de frutas y verduras, la falta de actividad física, medicamentos agresivos para este problema (como los anticonceptivos) y otros. La mayoría de esas defunciones se registran en países ricos.

La propuesta saludable que se detalla a continuación conlleva valorar y comprender un estilo de vida muy diferente: preferir andar a desplazarse en coche, comer equilibradamente, apagar la tele...

El coche no solo provoca accidentes de tráfico sino que, al disminuir nuestro movimiento diario, causa muertes por infarto y gran cantidad de ingresos hospitalarios por mala circulación.

1. Conocer a tu organismo

A veces tengo la sensación de que mis consejos médicos se explican en un lenguaje que muy pocos entienden o que no quieren entender, aunque me consuela saber que hay numerosos estudios que prueban que cuando las personas siguen unas reglas de vida sana los problemas circulatorios disminuyen.

En nuestra sociedad, sin embargo, se intenta controlar estos problemas con medicación antihipertensiva, antiagregantes, operaciones coronarias... propuestas que disminuyen muy poco la enfermedad o la muerte por estos problemas.

El sistema circulatorio, compuesto por el corazón, las arterias, las venas y el sistema linfático, tiene como misión fundamental recoger el oxígeno en los pulmones y llevarlo a todas y cada una de las células, y a la vez recoger allí las sustancias de desecho y a través de pulmones, riñón, piel e intestino devolverlas al medio ambiente.

Se encarga de cohesionar todo el organismo, de irrigarlo y llevarle la energía que necesita.

2. Vivir de forma saludable

En los estudios realizados en los últimos años se ha estudiado la influencia benéfica de la alimentación equilibrada, el ejercicio regular, la utilización de los baños, la relajación y el control del estrés, y la supresión del tabaco y de las sustancias o bebidas tóxicas.

También el tener buen corazón o, dicho en sentido amplio, el ser buena persona o tener bondad.

Todo ello unido plantea un modo de vida saludable en el que cada factor realimenta a los otros.

3. Disfrutar del movimiento

La gran solución a los problemas circulatorios es recuperar el movimiento natural para las acciones cotidianas: andar, correr, saltar, subir escaleras, trabajar en el campo, bailar... descubrir en la labor diaria el gozo de moverse, una oportunidad de movilizar el cuerpo, de conocerlo mejor y de saber emplearlo con eficacia.

Pero cuidado: hacer un ejercicio fuerte para el que no se está preparado, someterse a correr o esforzarse sin entrenamiento la mayoría de las veces produce problemas.

4. Alimentar al corazón

La mejor alimentación para el corazón es rica en frutas y verduras crudas, con 10-20% de grasa –vegetal o no saturada–. Conviene controlar las cantidades y quedarse con un poco de hambre.

Entre los alimentos que favorecen el aparato circulatorio se encuentran:

  • La uva. Posee potentes antioxidantes, como el resveratrol y la quercitina, que reducen el colesterol. También mejora la vasodilatación arterial e impide la formación de trombos o coágulos.
  • La avena. Fue de los primeros alimentos declarado "alimento-medicamento" por la FDA de Estados Unidos (Administración para Alimentos y Medicamentos) por su capacidad para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
  • Las nueces y otros frutos secos. Unas pocas nueces al día (4 o 5) reducen el riesgo de sufrir enfermedades del corazón por sus ácidos grasos omega-6 y omega-3.
  • La soja. Reduce el colesterol y previene la arteriosclerosis. Las demás legumbres también son beneficiosas en este sentido.

En general, una dieta basada en alimentos vegetales favorece el sistema circulatorio en la medida en que suprime las carnes, los quesos curados, el huevo, las proteínas y grasas de origen animal, los fritos, la bollería industrial, el café, el azúcar blanco, la sal y las bebidas con alcohol.

Para recuperar una buena circulación el ayuno puede ser positivo: actúa como un estímulo cardiaco y ayuda a recuperar el peso y a ponerse en forma.

5. Ayudarte de las plantas

No son pocas las plantas medicinales que mejoran la circulación sanguínea. Las principales, en función de cómo actúan, son:

  • Ayudan al retorno venoso: rusco, castaño de indias y ginkgo (también actúan como vasodilatadoras).
  • Flexibilizan y dilatan las arterias: espino blanco, arándano, ajo, olivo, muérdago, cebolla y ginkgo.
  • Mejoran la elasticidad de los vasos: cáscara de limón y arándano.
  • Evitan trombos: meliloto.
  • Aumentan la fuerza cardiaca: la retama incrementa la fuerza contráctil del corazón, sobre todo gracias a las sustancias del tallo.

6. Practicar yoga

El yoga ejercita la concentración, la relajación, la respiración y la flexibilidad.

Resulta muy recomendable para ayudar a controlar y revertir procesos crónicos que afectan al aparato circulatorio. Lo más interesante es su aplicación en la vida diaria.

Además, se han realizado estudios que parecen concluir que la falta de flexibilidad está relacionada con el endurecimiento de las arterias.

7. Respirar un aire más puro

Tomar conciencia de la respiración puede aumentar la capacidad de oxigenación de los pulmones de 6 a 10 veces, lo que mejora la finalidad del aparato circulatorio.

Todo lo contrario ocurre con el aire contaminado y sobre todo con el tabaco, que reduce el riego sanguíneo en órganos importantes, anulando los efectos de una buena alimentación o el ejercicio.

Se ha observado que en las ciudades más contaminadas hay más problemas circulatorios.

8. Sentir emociones sanas

Tenemos un corazón que disfruta de las alegrías pero que también sufre con las penas.

Es bueno convivir con unas y otras de forma natural, entendiendo que la mayoría de las reacciones corporales a la adversidad son la mejor forma que tiene el cuerpo de sobreponerse y sobrevivir.

Ciertos problemas de corazón pueden agravarse por emociones no asumidas.

9. Darse masajes regularmente

El masaje tradicional y el drenaje linfático manual ejercen una acción directa sobre la aparato circulatorio para resolver problemas de estancamiento, pero también para prevenir, mejorar y flexibilizar todo el aparato circulatorio.

10. Aprender a relajarse

Resulta muy práctico el llamado entrenamiento autógeno de Schultz, que consiste en percibir las sensaciones de peso, calor, respiración, latido cardiaco, vientre caliente y cabeza despejada.

Con la sensación de calor, se produce una vasodilatación generalizada y mejora la circulación arterial y el control de la termorregulación corporal.

Al sentir el latido cardiaco mejoran el ritmo, la potencia y la contracción del músculo cardiaco.

Y sobre todo, se desbloquean mecanismos de estrés sobre el aparato circulatorio, que podrían llegar a ser mortales. A veces también se modifica la pena, y en la sesión de relajación se producen crisis de llanto.

11. Practicar la visualización y la meditación

Ni la visualización ni la meditación se han inventado para mejorar el sistema circulatorio, pero el hecho es que cuando se practican mejoran la circulación arterial y la presión arterial.

12. Aprovechar los beneficios del agua

Los baños, completos o parciales, constituyen un medio natural y muy efectivo para tonificar el sistema circulatorio.

El baño caliente de media hora en la bañera, sumergido todo el cuerpo, actúa como un buen diurético y disminuye la tensión arterial.

Al mismo tiempo, tonifica el corazón en personas con insuficiencia cardiaca, porque gracias a la presión hidrostática recibe un mayor volumen de sangre.

Para realizarlo se llena la bañera poco a poco para que haya una adaptación progresiva. Al acabar el baño es importante frotarse el cuerpo con una toalla humedecida en agua fría y luego, reposar durante unos 10 o 15 minutos.

El baño alterno de pies se recomienda sobre todo para problemas de claudicación intermitente. Se ponen unos 3 minutos en agua caliente y 10 segundos en agua fría. Se repite dos o tres veces al día.

El baño alterno de brazos está indicado en problemas de angina de pecho o infarto de miocardio, con los mismos tiempos que el de pies.

En infartos o en hemorragias recientes, se ha de suprimir totalmente el baño. Pasados dos meses, ya se puede dar uno, pero introduciéndose en el agua de forma lenta y progresiva, empezando por los pies y siguiendo por las piernas, la cintura y el pecho. La temperatura ha de estar entre 34-38 °C, para que no se produzcan grandes contrastes de frío o calor.

13. Entender que el cambio es un reto y una alegría

La propuesta de cambio ante los problemas circulatorios es general: exige disciplina y esfuerzo personal, pero sobre todo entender como agradable un estilo de vida que la sociedad puede proponer pero que no favorece.

Recuperar el paseo diario –llueva, nieve o hiele–, disfrutar del clima en cualquier estación, sin depender de calefacciones ni acondicionadores... es un reto y una alegría, y un gran adaptador del aparato cardiocirculatorio.

El viento, la lluvia o el calor no son un inconveniente sino una oportunidad para mejorar.