Haríamos bien en ser tan exigentes con los productos cosméticos como con la comida. La piel es un órgano sensible y poroso que puede ser agredido o traspasado por los productos químicos artificiales que forman parte de la composición de los cosméticos convencionales. La alternativa saludable es la cosmética ecológica o natural certificada.

La industria cosmética tiene a su disposición unas 16.000 sustancias químicas, la mayoría de las cuales se han creado en los laboratorios a partir de derivados del petróleo. Un buen número de estas sustancias son irritantes, alergénicas, potencialmente cancerígenas, interfieren con el sistema hormonal o simplemente no son adecuadas para la naturaleza de la piel.

Sin embargo, habrás comprobado que en la publicidad se suelen utilizar imágenes de bonitas plantas y las palabras "natural" u "orgánico" sin que lo sean, debido a que su utilización no está regulada por la ley, al contrario de lo que ocurre con los alimentos.

Diferencias entre natural y ecológico

Ante la falta de legislación, los fabricantes de cosméticos naturales y ecológicos han promovido la creación de avales que garantizan la calidad de sus productos ante los consumidores.

Los requisitos de los diferentes sellos son similares y la mayoría distingue entre dos categorías de productos: los ecológicos y los naturales.

En ambas categoríases obligatorio que al menos el 95%-99% del volumen del producto sea natural. El resto puede estar compuesto por ingredientes sintéticos que no tengan una alternativa natural y que se hallen en una lista muy restringida.

La diferencia del producto "ecológico" (también se puede denominar "orgánico" o "biológico") es que el 95% de los ingredientes vegetales deben ser de producción ecológica y que estos representen al menos el 20% del volumen total (el resto pueden ser ingredientes minerales).

Naturales como la piel

Tanto los cosméticos ecológicos como los naturales emplean sustancias afines a nuestra naturaleza de seres vivos. Por ejemplo, los aceites vegetales están formados por los mismos ácidos grasos que se encuentran en la piel y se integran mucho mejor en el manto lipídico que las parafinas, las siliconas y otros derivados del petróleo.

Otro ejemplo de la diferencia entre un producto convencional y uno natural es el tipo de agentes que se utilizan como emulsionantes, imprescindibles para que los ingredientes se mezclen bien.

Los cosméticos convencionales recurren a unos derivados del petróleo denominados polietilenglicoles, que permeabilizan demasiado la piel y la hacen más vulnerable. En cambio, los cosméticos naturales recurren a la lecitina de soja o el cacao.

Los productos cosméticos naturales no contienen conservantes artificiales ni perfumes sintéticos. Estos últimos aparecen en la cosmética convencional con el término "parfum", pero este "parfum" no se refiere a una sola sustancia, sino a una fórmula secreta –la ley lo permite– con decenas de ingredientes, entre ellos disruptores endocrinos como los ftalatos. En cambio, la cosmética natural solo usa aceites esenciales para conferir aroma al producto.

Los productos cosméticos y de higiene naturales son preferibles y recomendables para todas las personas, pero especialmente para aquellas con pieles sensibles que no soportan el contacto con los productos convencionales, las mujeres embarazadas, las madres y los niños.

Aunque la cosmética natural es mucho más suave que la convencional, no siempre resulta inocua. Algunos ingredientes pueden ser alergénicos. Por ello, los fabricantes de cosmética natural ofrecen gamas con materias primas seleccionadas entre las más tolerables.

Productos cosméticos sostenibles

La industria cosmética convencional contribuye a la rentabilidad del petróleo, a la contaminación del mar y del aire, y al calentamiento del planeta.

Las parafinas, por ejemplo, interrumpen el proceso de intercambio de CO2 por oxígeno en el mar, contribuyendo así al efecto invernadero, como también lo hacen los gases propelentes de los desodorantes butano o isopropano.


Otros contaminantes son los microplásticos, que alteran gravemente los ecosistemas marinos.

Pueden serlo ingredientes como "acrylates copolymer", "polyethylene", "polyamid", "polyurethan", "polyethylenterephtalat", "polypropylene" o "polystyrene" (en la nomenclatura INCI), que pueden encontrarse, por ejemplo, en productos exfoliantes. Todos están prohibidos en la cosmética natural.

También hay que evitar los protectores químicos como oxibenzonas u octinoxatos, tanto para la salud (son disruptores endocrinos) como para el medio ambiente (se han prohibido en varios países).

Reducir el impacto de los envases

Los envases también cuentan. Las certificaciones ecológicas y naturales exigen minimizar los envases y que sean reciclables, pero sin duda la mejor idea es rellenar los envases, algo que algunas marcas empiezan a hacer.

Y en manos del consumidor está elegir productos de fabricación más cercana, para evitar el coste y el impacto del transporte e, incluso, elaborar algunos en casa.

tabla de sellos