Casi nadie se libra de sufrir a lo largo de su vida un dolor de espalda. Cuando ocurra, en primer lugar no hay que perder la calma. Hay muchas probabilidades de que se resuelva por sí solo o con los remedios que uno mismo puede administrarse.

Lo malo es que a veces la autoterapia no basta. Si el dolor continúa se hace recomendable buscar ayuda profesional. Si el dolor se mantuviera, hay que ponerse en manos de un buen profesional que sea capaz de realizar el diagnóstico correcto y el tratamiento adecuado.

Tipos de tratamientos para curar la espalda

Para encontrarlo hay que orientarse por la experiencia demostrada, por la amplitud de sus conocimientos de anatomía, así como de terapias convencionales y alternativas. Es muy importante que confíe en sus manos como su mejor herramienta de trabajo.

El objetivo es eliminar el dolor en menos de dos semanas. En la gran mayoría de los casos el tratamiento debe incluir un programa de ejercicio físico ligero para aumentar el tono muscular, y terapia específica para restaurar la biomecánica natural del cuerpo.

A menudo un dolor se origina en un error de postura que desencadena una serie de compensaciones y acaba en dolor. Por ejemplo, una mala colocación del pie al caminar tiene repercusión en todo el cuerpo.

Las rodillas, los tobillos, la columna, las vértebras, las caderas, la nuca, los músculos y los tendones tienen que reaccionar sucesivamente ante ese "error".

La manera en que se consiga resolver el problema depende del terapeuta. Lo importante no es el medio utilizado, sino el resultado.

Las mejores herramientas terapéuticas para alcanzar la curación son las siguientes:

1. Osteopatía

Schadhauser considera la osteopatía una terapia complementaria imprescindible. Mediante manipulaciones precisas en las vértebras, las articulaciones, los músculos contracturados e incluso los órganos y otros tejidos blandos, la osteopatía consigue que el cuerpo restaure su sistema interno de comunicaciones y que se desencadene el proceso natural de autocuración.

Los osteópatas, que a menudo han cursado estudios universitarios de Medicina o Fisioterapia, reciben una formación seria en escuelas privadas y en cursos de postgrado.

2. Quiropráctica

Los orígenes de esta terapia, la quiropráctica, se remontan a finales del siglo XIX. Su creador, David Daniel Palmer, creyó que los desajustes de la columna, que afectaban al sistema nervioso, eran la causa de casi todos los problemas de salud.

Con el tiempo se ha desarrollado como una terapia específica para los problemas de espalda con técnicas directas de corrección vertebral. Es interesante la relación que establece entre la salud de la espalda y la de los órganos.

3. Terapia refleja

También denominado "masaje del tejido conjuntivo" y desarrollado por la alemana Elisabeth Dicke, se emplea poco a pesar de su eficacia. Se realiza con el paciente sentado y actúa sobre el sistema nervioso, los músculos y los órganos a través de un masaje suave y lento.

En solo cinco sesiones, a razón de dos o tres a la semana, se consigue un alivio importante del dolor, pero su ventaja principal es que produce una relajación corporal que favorece la eficacia de las otras técnicas que se puedan aplicar a continuación.

A la vez que se va preparando la curación, gracias a este masaje el terapeuta puede hacerse una idea más exacta de lo que ocurre. Obtiene una primera información sobre la tensión de la espalda. Puede sentir en sus manos la presencia de unas adherencias características en los segmentos vertebrales y que indican la existencia de alteraciones que pueden haber pasado desapercibidas al propio paciente y también a los médicos.

El terapeuta también puede descubrir si el paciente está sometido a una situación de gran estrés. En este caso es muy frecuente que empiece a sudar en abundancia o que comience a sentir picores. Después es probable que el paciente se suelte y comience a hablar de sus problemas emocionales.

4. Terapia de tracción

La tracción implica estiramiento. Cada terapeuta tiene su "librillo" para eliminar de esta manera las limitaciones de la movilidad, los bloqueos o los acortamientos musculares.

La tracción, que separa y reduce la presión sobre los discos vertebrales, se realiza con máquinas que permiten una manipulación precisa y segura. Según la Unidad de Columna de la Clínica Indautxu, en Bilbao, la terapia de tracción obtiene un 86% de éxitos en dolores debidos a hernias discales.

5. Movilización

Tan pronto como se siente dolor en la espalda, debe adoptarse una posición de reposo para minimizar la carga sobre la zona afectada. La movilización ayuda a reducir todavía más esta presión.

A veces hay que actuar sobre articulaciones con una movilidad limitada, que no causa dolor y de la que el paciente no es consciente.

6. Tratar los acortamientos musculares

Las personas que pasan mucho tiempo sentadas sufren acortamientos musculares, sobre todo en el abdomen y las caderas, que provocan desequilibrios en la espalda.

El tratamiento se realiza mediante estiramientos manuales y ejercicios. La RPG (Rehabilitación Postural Global), el método Mézieres y la técnica Alexander son especialmente eficaces.

¿Cuándo es imprescindible operarse de la espalda?

Muchos afectados por dolores crónicos de espalda creen que la única solución está en la sala de operaciones. Los médicos también lo creen y las intervenciones acaban realizándose. En al menos el 90% de los casos son innecesarias, añaden dolores y riesgos y no acaban para siempre con el problema inicial.

Según Josef Schadhauser, el fisioterapeuta más reconocido de Alemania, la operación no debe ser considerada nunca como una opción. Si se presenta así es que no es necesaria y no debe efectuarse. Sólo hay que pasar por el quirófano cuando no queda de verdad otro remedio.

Por ejemplo, es frecuente que se proponga una cirugía de fusión vertebral para solucionar el dolor lumbar que se alarga más de un año. Es una intervención delicada que une varias vértebras con injertos óseos, tornillos y placas. Un estudio reciente ha demostrado que no produce mayores beneficios que un programa de ejercicios.

Schadhauser estima que de los 30.000 pacientes que ha tratado a lo largo de su carrera profesional sólo 50 requerían realmente una operación, lo que no supone ni un 0,2 por ciento.

Sin embargo, hay casos en que la operación es inevitable:

  • cuando en un plazo de tres semanas el dolor agudo no responde a ningún medio, ni siquiera a las inyecciones de analgésicos potentes;
  • cuando el paciente presenta parálisis y alteraciones de la sensibilidad;
  • cuando tiene dificultades para controlar la vejiga y el intestino,
  • y cuando ningún otro tratamiento funciona y el diagnóstico es seguro.

Libros sobre la salud de la espalda

  • Cómo cuidar su espalda; Francisco M. Kovacs. Ed. Paidotribo
  • El gran libro del dolor de espalda; Mike Hage. Ed. Paidós
  • Pilates para una espalda sana; Tia Stanmore. Ed. RBA