Las infecciones de orina que agobian a muchas mujeres pueden responder a varias causas. La infección de orina tiene lugar en la vejiga, cuando la Escherichia coli (la bacteria más frecuente en las infecciones de orina) llega hasta ella. La uretra, el conducto que transporta la orina de la vejiga al exterior es muy corto en las mujeres, mide unos 4-5 cm , eso facilita enormemente la infección. La Eschericha coli (las collies para los amigos; las llamaremos así de aquí en adelante) tiene que recorrer mucho menos camino que en los hombres y, por lo tanto, nuestro sistema de defensa tiene menos tiempo para cazarla.

También existen causas hormonales. El embarazo y, sobretodo la menopausia, son momentos vulnerables. La caída estrogénica genera cambios en el pH, por lo tanto, en el sistema de defensa, y deja a los tejidos más frágiles, más permeables y más vulnerables a infecciones.

A veces, problemas de suelo pélvico como el prolapso (el descenso) de la vejiga pueden generar retención de orina, que no se renueva y se acumula, lo que facilita la infección. En este caso la fisioterapia del suelo pélvico puede aportar mucho.

Por otra parte, algunos hábitos higiénicos o funcionales pueden propiciar las infecciones de orina. Vamos a ver estos factores funcionales, que son los que podemos cambiar al instante, pues solo requieren nuestra atención.

1. Lavarse desde delante hacia atrás

Existe una norma de oro, la limpieza se realiza siempre desde delante hacia atrás. El mundo genital podemos dividirlo en 2 triángulos: el triángulo anterior, formado por vagina, uretra y clítoris, y el triángulo posterior con el ano. Las collies son bacterias que viven en el sistema digestivo. El ano es la parte final del sistema digestivo, por lo tanto, lo normal (en un ano limpio) es que en la zona anal haya presencia de collies. Las collies no son un problema en el triángulo posterior, pero sí lo son en el triángulo anterior. En nuestra mano está facilitarles el viaje o no.

La limpieza tiene que ir, siempre, del triángulo anterior al posterior, de esta manera evitamos transportar las collies hasta la uretra, el inicio de su camino hacia la vejiga, es decir, hacia la infección.

2. Hacer pipí después de tener relaciones

En el sexo reza la misma norma que en la higiene. Después de actividad en el triángulo anterior (vagina, clítoris, labios… vulva en general) puede haber actividad en el triángulo posterior (ano). Pero nada que haya tocado la zona anal (pene, dedos, juguete…) puede volver a la zona anterior. Es una norma de seguridad.

Pipí post sexo: la costumbre de hacer pipí después de tener relaciones sexuales con penetración es muy saludable. Cuando hay relaciones sexuales con penetración, el movimiento mecánico de bombeo puede propulsar hacia arriba las collies que anden por ahí, aupándolas rápidamente hasta cerca de la vejiga. Hacer pipí después de sexo con penetración actúa como sistema de limpieza. La orina sale como el agua de la cisterna del wc, limpiando la uretra y eliminando las collies que había.

3. Evitar el estreñimiento

Las collies son bacterias que se desplazan con bastante rapidez. Cuando llegan a un sitio, se mueven para colonizar otros espacios. El recto es una zona de paso, no un almacén. Cuando andamos estreñidas las heces se acumulan en el recto, es decir, permanecen en él. Sabiendo que las collies viven en las heces, entendemos por qué es peligroso el estreñimiento. Cuanto más tiempo permanecen las heces en un sitio, más tiempo les damos a las collies para salir del sistema digestivo e iniciar su camino hacia la vejiga.

Por lo tanto, ¡evita el estreñimiento!

4. Mantener un ritmo miccional

El ritmo miccional es uno de losmás desconocidos del cuerpo. El mundo pipís funciona en automático: hacemos pipí cuando tenemos ganas, normalmente no nos paramos a pensar si hace mucho o poco desde la última vez.

Evidententemente, la cantidad de pipís está directamente relacionada con la ingesta de líquido, con el tipo, con la cantidad y con la forma de beberlo. Vamos a suponer una persona estándar que bebe el famoso litro y medio durante el día.

La vejiga es una bolsa con una capacidad aproximada de 300 ml (una lata de refresco) y tarda en llenarse unas 3-4 horas. Por lo tanto, de forma estándar deberíamos orinar cada 3-4 horas. Estas 3-4 horas son importantes por varias razones, para el buen funcionamiento de la vejiga, pero también lo son para prevenir infecciones de orina.

Se ha calculado que las collies necesitan unas 4-5 horas para remontar el trayecto de la vejiga. Orinar dentro de este espacio de tiempo es como tirar la cadena del WC (igual que en el caso del sexo con penetración). Hacer pipí cada 3-4 horas garantiza que la uretra esté libre de collies subiendo por ella, camino de generar una infección.

Ya ves que el tema de la infección de orina va más allá de tomarse un antibiótico cuando la sufres. Cuando hay infección hay que recurrir a los médico y la medicina, sin duda, pero si las infecciones se repiten, hay que consultar con un fisioterapeuta del suelo pélvico, sin duda también.