El estrés tiene importantes desventajas para la salud, eso ya se sabe, pero ¿qué ocurre cuando quienes lo sufren son mujeres embarazadas? Pues que puede generar problemas, no solo en ellas, sino también en el desarrollo de los bebés que están gestando.

El mindfulness es una herramienta efectiva para combatirlo, y el Dr. Andrés Martín y M. Teresa Oller en su libro MaternalMente (Diana) te ofrecen un programa completo para que consigas vivir un embarazo y una crianza saludables y conscientes.

Los beneficios del mindfulness en el embarazo están demostrados científicamente y así lo pudieron constatar los autores de este libro tras participar en una investigación realizada en el Hospital Clínic de Barcelona.

El Dr. Gratacós, líder del equipo, considera que es “pionera, ya que demuestra por primera vez que una intervención estructurada sobre el estilo de vida reduce complicaciones del embarazo para las que ningún tratamiento anterior había demostrado tener efectos positivos”.

Beneficios del embarazo consciente

El Dr. Andrés Martín, biólogo y doctor en psicología por la Universitat Autònoma de Barcelona, que introdujo en España el programa Mindfulness- Based Stress Reduction (MBSR), nos ha ampliado la información sobre los resultados de ese trabajo llevado a cabo con mujeres gestantes, así como del mindfulness, una técnica que puede llegar a “cambiar circuitos neuronales relacionados con el bienestar”.

–La palabra mindfulness ya no es ninguna desconocida, pero ¿en qué consiste realmente?
–El mindfulness, por un lado, es la actitud de ser más consciente de lo que hacemos, cómo lo hacemos, cómo nos sentimos cuando lo hacemos y cómo eso está impactando en las otras personas. Luego tenemos el mindfulness como entrenamiento, que consiste en coger esa actitud y llevarla a un entrenamiento que nos ayuda a estar más presentes en nuestras vidas, a conectar mejor con nuestro cuerpo y con nuestra salud. Nos ayuda a conectar mejor con otras personas. Nos ayuda a vivir de otra forma.

Si quieres conocer el método MBSR, consulta el curso online de mindfulness contra el estrés de Escuela Cuerpomente.

–¿Recomendable para todos?
–Hay gente que está más presente y gente que está más dispersa. Esa sería una actitud universal. Ahora lo que es interesante es que hemos conceptualizado esto y hemos desarrollado un programa de entrenamiento que tiene un efecto en el bienestar de las personas. Además, también hemos comprobado que eso cambia circuitos neuronales relacionados con el bienestar de las personas.

–¿Qué ventajas tiene?
–Si cultivas esta actitud mejora tu bienestar porque te prestas atención y, al hacerlo, te cuidas más, harás más cosas que te sienten bien y menos que te sienten mal, ya que es habitual que los procesos poco saludables vayan acompañados de ignorancia. Además, también comentes menos errores y eres más consciente de tu toma de decisiones.

Esto lo comprobamos en un estudio que realizamos con los controladores aéreos de Gavá (Barcelona), que al estar más tranquilos y conscientes tomaban mejores decisiones.

–¿Algún otro beneficio?
–Por supuesto. Las relaciones interpersonales son grandes beneficiarias del mindfulness. Si yo aprendo a prestarme atención, también se la voy a prestar al otro. Si estoy hablando con alguien y me doy cuenta cuándo me distraigo, pues me distraeré menos, prestaré más atención al otro y eso va a hacer que tengamos una relación más interesante.

–En el libro Maternalmente (Diana), junto a Mª Teresa Oller, enfocáis el mindfuness al embarazo, el parto y la crianza.
–Sí, este trabajo nace como fruto de un estudio en el que nos invitaron a participar. Nosotros ya conocíamos los beneficios del mindfulness en el embarazo, pero nos pidieron que participáramos en un estudio pionero llamado IMPACT BCN, en el que se realizaba un seguimiento a 1200 mujeres embarazadas de entre 18 y 55 años que presentaban riesgo de dar a luz a niños de bajo peso.

El objetivo era saber qué consecuencias tendría realizar cambios en su dieta o reducir sus niveles de estrés, así que las dividimos en tres grupos aleatoriamente. Unas harían su vida normal, otras harían cambios en su alimentación basados en la dieta Mediterránea y otras practicarían mindfulness. Los resultados fueron publicados en la reconocida revista de medicina JAMA.

–¿Cuáles fueron los resultados?
–Después de tres años de trabajo pudimos demostrar que:

Podemos mejorar la salud del bebé. Al intervenir la dieta de la madre y rebajar su nivel de estrés con un tipo de mindfulness que llamamos MaternalMente, basado en Mindfulness- Based Stress Reduction (MBSR), se observó una reducción de entre el 29 y el 36% de los bebés nacidos con bajo peso (por debajo del percentil 10).

Podemos mejorar la salud de las madres reduciendo también las complicaciones de la gestación, como la preeclampsia o la muerte perinatal. Las embarazadas que hicieron su vida normal tuvieron una incidencia del 26,2% de problemas, porcentaje que se redujo de forma significativa en los grupos de dieta mediterránea (18,6 %) y mindfulness (19,5 %).

Y si combinamos estos dos aspectos, pues, lógicamente tendremos un mayor impacto.

–Muy interesante…
–Sí, porque puede cambiar la forma de cuidarse en el embarazo. Por ejemplo, ahora para reducir el estrés lo que la medicina ofrece son pastillas que las madres no pueden tomar porque modificaría el desarrollo del bebé. ¿Qué les dicen entonces? “Váyase usted a su casa y esté tranquila”. Pero eso no siempre es posible y no siempre es una solución. Por eso creo que este estudio ha sido innovador y que en el futuro la medicina será de tipo mente-cuerpo.

–Ya sabemos que reduce el estrés en el embarazo, pero ¿de qué otra manera influye?
–En primer lugar, lo que nosotros buscamos es ayudar a la mujer a que integre la experiencia que está viviendo y aprenda a cuidarse. Parece algo muy obvio, pero con el ritmo de la sociedad actual, vivir desconectado de uno mismo es habitual.

En segundo lugar, queríamos erradicar la idea de muchas mujeres de vivir estresada y estar tranquila una vez haya nacido el bebé, porque si lo pasa mal haciendo muchas cosas, afectará al desarrollo del bebé, ya que el cerebro, los pulmones… se formarán en un ambiente de estrés y probablemente eso desencadene TDH y muchos otros problemas, que a lo mejor conseguimos demostrar. Ya veremos.

Y por último, queríamos introducir prácticas de meditación con el bebé para que se fuera generando un vínculo entre ellos, ya que un vínculo temprano es muy bueno para ambas partes.

–¿Y en el parto?
–Buscamos generar una base desde la cual pudieran manejar mejor el miedo y el dolor del parto, porque a más miedo más dolor, así que a más tranquilidad menos dolor. Esa era la receta. También les damos algunas ideas para dar de mamar, el principio de la crianza…

–¿Es distinto el mindfulness para embarazadas que para cualquier otra personas?
–Sí. Hay un mindfulness que podríamos llamar genérico, que es como hacer ejercicio, que sabemos que es bueno, pero ¿qué es hacer ejercicio?, ¿subir las escaleras hasta mi casa que vivo en un cuarto?, ¿ir a un gimnasio tres días a la semana a hacer cardio? Con el mindfulness pasa lo mismo. Las intervenciones que tienen evidencia científica de sus beneficios cumplen unos parámetros, que es lo que lo diferencian del genérico. Nosotros usamos una intervención que se llama MBSR, que son las siglas de Mindfulness- Based Stress Reduction, donde hay una dosis de entrenamiento y otra de mantenimiento.

–Es decir, no basta con centrar la atención en lo que hago: cocinar, ducharse…
–A ver, si haces mindfulness cinco minutos cuando te levantas, probablemente no tenga un impacto en tu vida porque no es una dosis suficiente. Eso no significa que te haga mal, igual que esos cinco minutos de ejercicio que no van a cambiar tu corazón, ni tus pulmones ni tus músculos…, pero mejor eso que nada. Bueno, pues aquí pasa más o menos algo parecido, así que es importante tener una intervención que tenga una dosis contrastada y, por supuesto, contar con la ayuda de buenos instructores.

–¿Y cómo es el mindfulness para embarazadas?

–Se trata de adaptar la práctica. En algunos casos consiste en cambiar las posturas, en otros es ofrecer algunas recomendaciones sobre cómo cuidarse, en otros es hacer una serie de ejercicios para integrar al bebé en la meditación…

–¿Qué destacarías de estos entrenamientos específicos?–La intención. Hay que practicarlo con intención de cuidarse para cuidar al bebé y en esa experiencia también hay que integrar el embarazo, pero no desde la incomodidad, sino desde el milagro que se está gestando una nueva vida.

–En el libro habláis de prácticas formales e informales. ¿En qué consisten?
–Las prácticas formales requieren un espacio y un tiempo específico para llevarlas a cabo, y son las que ayudan a cambiar la arquitectura del cerebro. Es decir, si tú dedicas cada día 30 o 40 minutos a una práctica que te haga estar muy presente, pues entonces las zonas de tu cerebro donde está tu capacidad de responder en vez de reaccionar se van a engrosar. Eso está medido.

Y las prácticas informales solo requieren atención plena a la hora de realizar tareas habituales. Estas prácticas te permiten ir regulando las emociones durante el día, y cuando hagas la práctica formal le sacarás más partido.

–Desde que se empieza a practicar estando o no embarazada, ¿cuándo se empiezan a notar los beneficios?
–Los más avanzados, los que hacen las prácticas toda la semana, en siete días ven resultados. Para la cuarta semana el entorno (la familia, los compañeros de trabajo) nota cambios, y para la sexta semana ya casi todos reportan algún cambio. Si en la semana cuatro tienes un tercio, en la seis tienes dos y solo quedaría un tercio un poco más rezagado.

–Otra de las ideas que enfatizáis en el libro es que la madre debe priorizarse. ¿Una utopía cuando llega un bebé a casa?
–Si la madre no está bien, difícilmente va a poder cuidar al bebé. La idea de que yo estando mal puedo cuidar a mi bebé no es sostenible a la larga. Puedes estar mal un día, dos, tres…, pero hay casos bastante bien descritos de mamás que están mal durante semanas o meses por depresión y esos afecta al desarrollo del bebé, incluso hasta en el tamaño. Por eso hay que deshacerse de la idea del sacrificio, que está muy asociado con nuestra cultura judío-cristiana, y priorizarse.

–¿Se puede practicar mindfulness con niños?
–Sí, según la edad de los niños. Yo no lo haría con bebés, sino que empezaría con niños de seis o siete años.