¿Cuándo fue la última vez que cogiste papel y boli para tomar notas? ¿Días? ¿Semanas? ¿Meses? Puede que incluso hayan pasado años. Lo cierto es que no sería extraño que llevaras tiempo sin escribir a mano, ya que el 75 % de la población escribe con teclado, según la encuesta Vuelve escribir, realizada por Ipsos (2016).

Esta realidad no es nueva. De hecho, hace tiempo que ni en las oficinas ni en las aulas se escribe a mano. Los teclados y las pantallas poco a poco se abrieron paso y, hoy por hoy, los blocs de notas y los bolígrafos de toda la vida han sido desterrados al cajón del escritorio.

La evolución de la escritura manual hacia la digital trajo consigo innumerables ventajas, la mayoría de ellas, muy valiosas. Nadie pone en duda que escribir en el ordenador es mucho más rápido que hacerlo a mano, y que las rectificaciones son más fáciles de llevar a cabo. Dos ventajas que desbancan por completo a la escritura manual.

Sin embargo, hay un aspecto (no menor) en el que la escritura de papel y boli “gana por goleada”. Se trata de una cualidad descubierta por un equipo de investigadores noruegos y que hicieron pública recientemente en el artículo publicado en Frontiers sobre cómo la influencia de escribir a mano o con teclado sobre la conectividad cerebral.

Redes neuronales complementarias

El artículo, escrito por F. R. (Ruud) van der Weel y Audrey van der Meer, ambos profesores de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, concluye que cuando se incluyen movimientos de escritura a mano dentro de una estrategia de aprendizaje, el cerebro se estimula más, lo que favorece la formación de una red neuronal con una conectividad más compleja.

Por otro lado, también se afirma que, al escribir a mano, los patrones de conectividad cerebral son mucho más elaborados que al hacerlo en un teclado, como lo demuestran los patrones generalizados de coherencia theta/alfa entre los centros y nodos de la red en las regiones parietales y centrales del cerebro. Estas conclusiones se dedujeron a partir de los datos obtenidos mediante una prueba de electroencefalograma entre los participantes.

Todo esto no significa que escribir con el ordenador sea perjudicial para el desarrollo cognitivo de las personas, ni mucho menos, sino que los patrones de conectividad neuronal subyacente en cada una de las prácticas de escritura son diferentes. Por tanto, del trabajo noruego se infiere que lo más conveniente sería coger el bolígrafo y recuperar el hábito de escribir a mano, sin dejar de hacerlo con el teclado.

Es una recomendación que se puede aplicar tanto a adultos como a niños. En este sentido, los autores indican que es importante que los más pequeños practiquen la escritura a mano desde edades tempranas, sin dejar de lado la tecnología, que también aporta numerosos beneficios.

Reduce el estrés y aumenta la concentración

Además de facilitar el aprendizaje e incrementar la memoria, el mismo acto de parar un momento, coger papel y boli y centrarse en plasmar negro sobre blanco unas ideas que previamente has seleccionado y organizado en tu mente, ya es una manera de poner distancia entre uno mismo y el ajetreo diario y de conectar con tu interior. Dicho de otro modo, escribir a mano es una forma de practicar una especie de meditación, ya que ponemos toda nuestra atención en el acto de escribir, lo que convierte el acto de escribir en una escritura terapéutica que nos lleva a obtener efectos muy similares a los que encontramos en la sesión de meditación.

Así que, si dedicas unos minutos al día a escribir tus pensamientos a modo de diario, pronto notarás su efecto calmante, y a medio y largo plazo, tu capacidad de concentración también mejorará. También es una vía muy útil para alimentar la creatividad.

Por otro lado, escribir a mano lleva consigo cierta habilidad manual que suele mejorar con la práctica y que, en caso de no ejercitarse con regularidad, se va perdiendo con el tiempo. En cierto modo, el uso exclusivo del teclado nos ha vuelto un poco más torpes, lentos e inseguros. Por ello, retomar la escritura a mano, se convierte en una especie de gimnasia para mantener en forma la coordinación entre los ojos y la mano, así como la destreza manual. Esto es especialmente interesante cuando empezamos a envejecer, ya que con la edad perdemos esta habilidad.

Por tanto, escribir a mano no solo debería ser parte de la estrategia de aprendizaje de los niños, también es un buen hábito para las personas adultas, por sus interesantes beneficios para el cerebro y el bienestar mental y emocional