A medida que el tiempo se vuelve más frío, nos interesa abrigarnos para mantener el calor. Interesa, sobre todo, mantener el calor en el centro del cuerpo, donde reside el hara, el núcleo energético del organismo, según la tradición japonesa. Mantener abrigada esta zona no solo significa estar calentita, sino también sentirse cómoda, llena de energía, creativa y fuerte.

El origen del Haramaki

Según la medicina oriental, una de las mejores formas de mantener una sensación general de bienestar es a través de prácticas como el taichí, el chi kung y otras artes marciales. Otra manera que no requiere ningún esuferzo es envolverse la el vientre con un haramaki.

El haramaki (que significa literalmente eso: envoltura para el vientre) se utiliza desde hace siglos en Japón. Originalmente la palabra se refería a un tipo de armadura metálica usada por los soldados en el Japón feudal. Más tarde se convirtió en un tubo de tela que los ancianos llevaban alrededor del vientre como prenda interior pasada de moda.

Más recientemente, estos tubos suaves y elásticos se han convertido en un artículo de moda en Japón y poco a poco en el resto del mundocon todo tipo de diseños para usar por encima de la ropa. Sin embargo, las versiones más simples de algodón todavía se usan debajo de la ropa por sus beneficios para la salud, cubriendo desde los riñones hasta la parte baja de la espalda o las caderas.

Lo normal es que el haramaki japonés de vientre y riñones esté fabricado con algodón higiénico y lavable (con un poco de elastano) y se puede llevar debajo de la ropa durante el día o para dormir por la noche.

el haramaki te abraza

Los haramaki son piezas largas de tela que se envuelven y se atan alrededor de la cintura. Están confeccionados en una amplia gama de colores y telas, desde el acogedor forro polar (para el invierno) a un bonito y fiino algodón (para el verano).

Los haramaki de invierno incluso pueden tener un pequeño bolsillo en la parte trasera para guardar una bolsa de agua caliente (que puede resultar muy relajante).

Lo más importante es que el efecto del haramaki se siente como un abrazo que nutre y celebra la suave fuerza femenina.

¿Por qué hay que mantener caliente el abdomen?

Calentar el centro del cuerpo, el hara, es sobre todo recomendable para prevenir o tratar problemas circulatorios en las extremidades.

Esto se basa en la observación de que cuando hace frío, el cuerpo humano calienta primero las zonas centrales y vitales, y reduce la circulación sanguínea en las extremidades.

Por tanto, si el centro abdominal y los riñones están calientes, también lo estarán los pies y las manos, con los que todo el cuerpo gana fuerza y bienestar. Esto choca frontalmente contra la moda entre adolescentes de exponer al aire y el frío el vientre y cintura.

Efectos enrgéticos del haramaki

  • Riñones: cuando los riñones se enfrían es como si el fuego se apagara en nuestro hogar, por lo que siempre sentimos frío, nos falta energía y perdemos nuestro impulso motivador. Peor aún, como los riñones son los órganos más íntimamente conectados con la salud sexual femenina, la frialdad provoca todo tipo de problemas, incluida la baja libido y problemas de fertilidad.
  • Útero: en la medicina tradicional oriental, el espacio del útero está estrechamente vinculado a la energía de nuestros riñones. Un "útero frío" es uno de los patrones clave que subyacen a la infertilidad. Cuando permitimos que este espacio sagrado dentro de nosotras se enfríe, perdemos nuestra capacidad de conectarnos con esta fuerza suave, pero imparable, en nuestro centro. Además, el estancamiento del frío en nuestro útero es una causa de los dolorosos cólicos menstruales.
  • Espalda baja: el dolor en la espalda baja es a menudo un signo de desequilibrio energético de los riñones. Un haramaki también proporciona algo de apoyo a la espalda baja. Al rodear el área alrededor de la cintura, puede ayudar a estabilizar los músculos y aliviar la tensión leve o el dolor lumbar.
  • Intestinos delgado y grueso: El frío hace que sea muy difícil para nuestro sistema digestivo hacer su trabajo de digerir los alimentos. Provoca lentitud, lo que a su vez desemboca en dolor, hinchazón, estreñimiento, heces blandas y otros síntomas de falta de armonía digestiva.