Más del 50% de los hogares en España cuentan al menos con un animal. Mientras la cultura urbana nos mantiene desconectados de los ciclos naturales, nuestros compañeros no humanos, juntamente con las plantas, nos devuelven a la esencia de la vida.

la especial Relación de los humanos con los Animales

Como mamífero que es, el ser humano comparte la necesidad de vínculo con sus hermanos del reino animal: nuestro cerebro está hecho para mantener relaciones de afecto a través del sistema límbico.

Un bebé no puede sobrevivir sin el cariño de sus padres o cuidadores. Ya de adultos, nos resulta imperativo satisfacer esa necesidad para sentirnos plenos y felices.

Todos tenemos hambre de pertenencia y la buscamos a través del contacto, de una mirada amorosa, de los olores familiares, o de actos conjuntos para conseguir una meta. Todas estas interacciones estimulan la producción de la oxitocina en el cuerpo, la hormona del amor y de la felicidad.

Al igual que sucede con nuestra familia y amigos de alma, los animales que viven con nosotros o que tenemos cerca nos reconectan con la naturaleza y nos regalan la felicidad de amar y de sentirnos amados, lo que proclama Nat King Cole en su canción Nature Boy como el secreto de la dicha.

su amor incondicional es un bálsamo para el alma

La soledad y el aislamiento matan como el equivalente a fumar quince cigarrillos al día, indica la ciencia. En ese sentido, nuestros compañeros de vida no humanos son un bálsamo y una compañía amorosa para mantener la salud y las ganas de vivir.

Un motivo por el que admiramos a las mascotas, en especial cuando se trata de perros y gatos, es por el amor incondicional que nos profesan, y además, encarnan la magia de trabar amistad con alguien de otra especie.

Los animales tienen la capacidad de acompañar estados emocionales donde muchos humanos fracasan. Quienes conviven con alguno han experimentado momentos de gran belleza, como cuando un compañero canino o felino te da consuelo porque capta tu tristeza o preocupación, o bien porque quiere aliviar alguna afección o malestar corporal.

Existen miles de historias inspiradoras acerca de animales de compañía que han sacado a sus compañeros humanos de verdaderos pozos de desesperación. Es conocido el altruismo recíproco, cuando un animal salva a un ejemplar de otra especie. En la era digital podemos encontrar muchos casos filmados.

Animales, pequeños terapeutas con un gran corazón

Los animales nos procuran un apego tan sanador que hay países donde los niños de primaria visitan refugios de perros para leerles cuentos en voz alta, y nuestros amigos de cuatro patas lo disfrutan tanto como los pequeños.

La escritora Ángeles Doñate, junto con la terapeuta canina Mirabel Vila, contó en La sonrisa de un perro cómo nuestros animales pueden llegar a rincones del alma a los que ningún médico o psicólogo puede acceder.

El efecto sanador del ronroneo de los gatos, una frecuencia entre 20 y 140 hercios, es efectivo para aliviar el estrés y el dolor, tanto en ellos mismos como en la persona que los acaricia. Dentro de esta cultura sanadora de los animales están los cat cafés, donde uno puede pasar tiempo en compañía felina, y estudios de yoga donde se practican asanas en compañía de gatos.

Las terapias hípicas también son altamente efectivas. Hace un par de años, en Francia, se hizo famoso Peyo, el caballo que consolaba enfermos en un hospital: elegía cada día a quien quería visitar y le regalaba bienestar y cariño.

La presencia sanadora de un compañero animal nos reconecta con el alma de la naturaleza y nos devuelve al aquí y ahora.

Cómo conectar con tu amigo animal

  1. Realiza ciclos completos de respiración: Siéntate con la columna recta, haz unos 5-10 ciclos completos de respiración (una inhalación y una exhalación). Lleva tu atención al centro del pecho, en medio del esternón.
  2. Visualiza una puerta que lleva al corazón: Fíjate en sus detalles, de qué materia está hecha. Luego visualiza cómo la puerta de tu corazón se abre. Al entrar, accedes a un jardín precioso. Sigue respirando.
  3. Visualiza cómo te sientas bajo un árbol: En ese jardín precioso, visualízate sentado bajo un árbol, e invita a que te visite un compañero animal. Puede ser un animal con el que convivas ahora o que estuviera en tu pasado.
  4. Siente lo que te aporta su presencia: Tomaos vuestro tiempo. Siente qué ocurre en ti, qué emociones evoca. Al terminar, sal del jardín de tu corazón y llévate esa amorosa compañía a tu vida.