Con cierta frecuencia, recibo consultas relacionadas con sudores nocturnos: sudores que hacen que la persona se despierte, sudor en niños que mojan las sábanas o la almohada, sudor que empapa… Es algo que suscita dudas porque, además, puede afectar a la calidad del sueño.

Los sudores nocturnos pueden tener diferentes causas, algunas muy lógicas que requieren solo un cambio en algún hábito, y otras pueden implicar alguna circunstancia que afecta a nuestro bienestar o salud como, por ejemplo, cambios hormonales, una infección o alteraciones inmunológicas.

Sudores nocturnos en niños o adultos

Hemos de recordar que el sudor tiene la función de mantener la temperatura corporal y, además, es un medio para eliminar toxinas. 

Los bebés y niños pequeños suelen sudar más por la cabeza: en proporción es un órgano más grande con respecto al resto del cuerpo y esa sudoración permite mantener la temperatura corporal. La mayoría de las veces, la sudoración nocturna disminuye revisando que no estén demasiado abrigados, que los tejidos de la ropa de cama, almohadas y pijamas sean naturales y manteniendo una temperatura adecuada en su habitación. Tenemos algunos consejos más al respecto.

Los adultos también han de observar la temperatura y oxigenación de la habitación, así como usar tejidos de ropa de cama y ropa personal que posibiliten la transpiración normal para que el sudor no se quede en la piel. Otros hábitos como cenar tarde y en cantidad o el consumo de alcohol pueden ser causa de sudoración nocturna

Lógicamente, si la temperatura ambiente es más alta de lo que debería, no solo tendremos sudor nocturno sino que es probable que no durmamos bien. Es lo que ocurre en las olas de calor o noches tropicales: el cerebro no sabe si el calor es por una infección, fiebre, porque estamos despiertos y en actividad (se confunde) o por qué… y por eso nos mantiene en alerta.

Sudar mucho por la noche por la temperatura y malos hábitos

Sudar por la noche no es muy agradable. Puede ocurrir alguna vez, pero cuando los sudores nocturnos son frecuentes pueden afectar a la calidad de sueño y por ello a nuestra actividad, vitalidad y estado de ánimo durante el día. 

Si sudas mucho por la noche, te despiertas, tienes el pijama empapado, las sábanas o las almohadas mojadas, o el pelo, también el médico te preguntará por tus hábitos y el lugar donde duermes, para evaluar si hay una razón relacionada con ellos.

El problema puede estar en que duermen a temperatura ambiente mayor de la que el cuerpo necesita para descansar, demasiado tapados, o con tejidos que no dejan transpirar. También puede influir lo que se haya cenado.

  • Temperatura del dormitorio. No es extraño que las personas que dicen sudar mucho por la noche (y solo por la noche) puedan solucionarlo con simples cambios de hábitos como dormir con una temperatura más fresca, dejar ventana o la puerta abierta y que haya cambio de aire.
  • Ropa de cama. Quitarse una de las varias mantas que usan, cambiar a un edredón más adecuado para la temperatura ambiente, usar tejidos de algodón y evitar los tejidos sintéticos también puede mejorar el problema cuando se debe a cuestiones ambientales. A veces me he encontrado con personas que se han comprado un pijama monísimo, pero que el tejido ese tan sedoso resulta ser sintético y empiezan a sudar enseguida.  Por otro lado, dormir con varias mantas en según qué sitios es lógico, ya que por la noche baja la temperatura corporal y dormir con frío es bastante difícil, pero si no son necesarias nos “recalentamos” y rompemos a sudar, algo que es lo lógico para mantener la temperatura corporal.
  • Cenas copiosas o tardías. Cenar tarde , cenar fuerte con alto contenido calórico, las bebidas alcohólicas… pueden hacer que sintamos más calor y se fuerza el sudor por la noche. De hecho podemos sentir calor, dificultad para conciliar el sueño, acidez y pesadez de estómago.

Una vez detectadas las causas ambientales y de hábitos, podemos buscar otras causas.

Otras causas de los sudores nocturnos

A continuación, repasamos las demás causas de sudoración nocturna habitual (no esporádica) en las que normalmente la sudoración no es la única manifestación y hay otros signos o síntomas que orientan hacia el origen de los sudores nocturnos.

  • Cambios hormonales, como ocurre en problemas con la hormona tiroidea o en la disminución paulatina de estrógenos.
  • Premenopausia y menopausia: con mucha frecuencia los sudores nocturnos son una de las primeras manifestaciones del cambio hormonal asociado al descenso de estrógenos. Se percibe un calor repentino, con sudor profuso, que despierta. Lo habitual en este caso es que nos destapemos para refrigerarnos y que necesitemos cambiar el pijama o camisón. Unos consejos útiles en esta época son poner cerca de la cama ropa de recambio, por si acaso, y usar más de una capa para taparse, así cuando empieza el calor se puede retirar una de las capas y el sudor disminuirá o desaparecerá y podrás seguir durmiendo más cómodamente.
  • Infecciones: cualquier proceso vírico o bacteriano puede implicar un aumento de la temperatura corporal como mecanismo natural de defensa y por ello sudoración diurna y nocturna. Posiblemente has observado que durante una infección vírica cuando empiezas a estar mejor ya solo tienes fiebre por la tarde-noche, lo cual puede promover el sudor nocturno. Seguir con los cuidados recomendados hasta que el proceso se haya resuelto es muy importante.
  • Convalecencias largas: si tras una infección u otra enfermedad, la sudoración nocturna se mantiene, posiblemente con debilidad general, es importante consultar a tu profesional de la salud.

 

  • Anemia o estados pre-anémicos: cierto nivel más elevado de células sanguíneas como los glóbulos blancos puede indicar algunos procesos o afecciones que cursan, también, con sudoración nocturna.
  • Alteraciones del sistema inmunológico: en estos casos se perciben, además, otras manifestaciones y las pruebas y analíticas ayudarán a confirmar un diagnóstico. Antes hemos mencionado tasas anormalmente elevadas de células blancas, lo que puede ocurrir en enfermedades autoinmunes y en algunos tipos de cáncer de la sangre o linfomas.
  • Tratamientos farmacológicos: hay algunos fármacos que pueden provocar sudoración nocturna, por ejemplo, tratamientos hormonales, hipoglucemiantes o antidepresivos. Los propios antipiréticos que bajan la fiebre promueven la sudoración, siendo normal por otra parte.
  • Hipoglucemia: las tasas bajas de glucosa en sangre provocan entre otras manifestaciones, sudoración. Si la hipoglucemia ocurre por la noche, puede ser un signo de que el tratamiento hipoglucemiante o los hábitos de la persona con diabetes necesitan un ajuste. Si no eres una persona diabética y sufres hipoglucemia por la noche con sudoración, mareo, malestar, debes revisar tu estilo de vida y consultar con tu profesional de la salud.
  • Afecciones neurológicas: algunas situaciones que implican al sistema nervioso pueden manifestarse con sudores nocturnos. No obstante no será la única manifestación.
  • Afecciones del sistema de control central (SCC, que implica al sistema inmunológico, nervioso y endocrino). En casos de ciertas afecciones complejas relacionadas con el SCC como síndrome de fatiga crónica o fibromialgia, infecciones virales crónicas, afecciones autoinmunes, etc., la sudoración nocturna es una manifestación más de estos cuadros complejos.
  •  Estrés y ansiedad: cuando estamos viviendo una situación que nos preocupa, tenemos demasiada actividad y ansiedad, por la noche puede ocurrir que no descansemos bien. El cerebro sigue “hiperactivo” y se promueve de manera anómala una sudoración nocturna.
  •  Debilidad general: en medicina china se explica que el sudor nocturno es, entre otros, una manifestación de insuficiencia de Yin. Esto hace referencia, por ejemplo: a la dieta deficitaria en alimentos de naturaleza yin como vegetales, frutas, agua; a la falta de hidratación o deshidratación que provoca calor y sudoración que debilita aún más, estados de insuficiencia de sangre (como en menstruaciones abundantes, anemia o estados pre-anémicos, alteraciones de los niveles normales de glóbulos blancos y rojos, hipoglucemia), o los periodos relacionados con la menopausia. Tras un periodo de enfermedad prolongado, o un estilo de vida inadecuado, la debilidad del organismo se tipifica generalmente como insuficiencia de yin, de Qi y de sangre y ello implica sudores nocturnos. 

¿Qué diferencia hay entre sofocos y sudores?

Se llama sofocos al calor interno, intenso, repentino que ocurre asociado al cambio hormonal de la menopausia. Los sofocos pueden o no acompañarse de sudoración y pueden ocurrir de día y de noche.

La mujer que está teniendo un sofoco se siente acalorada, agobiada, enrojecida, suda profusamente por la cara, el cuerpo, incluso que note taquicardia, es decir, que se acelera el corazón. Pero puede ocurrir que el “sofoco” sea leve o que incluso los demás no lo noten. En algunos países a los sofocos se les llama acaloradas.

Los sofocos pueden ocurrir en hombres que están bajo tratamiento hormonal en caso de cáncer de próstata.

Recuerda que, si la sudoración nocturna aparece de repente, se repite noche tras noche, si los cambios en el ambiente o ropa no surten efecto, debes consultar con un profesional de la salud.