Hay personas que siempre andan endeudadas, mientras que otras parecen tener un imán para la abundancia. ¿Por qué? Independientemente de los recursos que tengamos, nuestras creencias desempeñan un papel fundamental en nuestra prosperidad personal. Tomar conciencia de ellas puede cambiarlo todo.

1. Dar poco valor al dinero

Este es un principio que tardé en aprender, pero que transformó mi vida por entero. Un consultor norteamericano decía que la riqueza no depende de lo que ingresas, sino de lo que logras retener, y hasta un poco más allá de los 40 yo no lograba retener nada. Como si mis cuentas tuvieran un agujero por el que se escapaba todo el líquido, daba igual lo que ganara; siempre estaba endeudado y no conseguía ahorrar.

En una conversación con el editor Juli Peradejordi, fundador de Obelisco, me confesó que a él le había sucedido lo mismo en los inicios de su editorial. Hacía inversiones ruinosas y adelantaba dinero para libros que no llegaban a entregarle. Entonces, una amiga le dio la siguiente clave: «Aquello que desprecias se vuelve contra ti». El editor tomó conciencia por fin del valor del dinero, vigilando lo que pagaba y encargaba, y su historia financiera cambió para siempre.

La escritora Lola Sorribes, a quien volveremos en este artículo, habla de perdonar el dinero. Así como para tener autoestima hay que perdonarse los defectos y errores, amarse aceptándose, se trataría aquí de acoger el dinero como un amigo, no sentirnos culpables por el hecho de tenerlo.

2. La neurosis de pobreza

El concepto de neurosis de pobreza, acuñado por el escritor David Barba, fue desarrollado por la economista Cristina Benito en su libro Money Mindfulness: Cómo generar, conservar y multiplicar tu dinero para definir a las personas que se privan de la prosperidad, no dejando que el dinero fluya hacia ellas.

En sus propias palabras, «la padecen aquellos que, pudiendo ganar dinero con su talento, prefieren permanecer pobres y puros, en lugar de ser unos ‘vendidos’». Y añade: «La neurosis de pobreza no es exclusiva de los antisistema ni de los artistas malditos. También la encontramos de manera más velada en un nivel cotidiano, como en los profesionales que, pudiendo obtener un aumento de sueldo o de tarifa porque se han hecho imprescindibles en su lugar de trabajo, no saben cómo hacerlo y prefieren callar y esperar a que sea la parte pagadora la que tome la iniciativa, algo que nunca sucederá».

3. No confiar en lo que merecemos

Según Cristina Benito, detrás de lo que suele presentarse como modestia y desapego, hay un mensaje negativo que quien tiene neurosis de pobreza se repite a sí mismo de forma inconsciente: no merezco más que lo que tengo. Por lo tanto, antes de abordar nuestra relación con la prosperidad, merece la pena que exploremos las creencias de escasez que pueden estar limitando nuestra vida.

Mientras creamos que la abundancia está reservada a unos pocos y que no tenemos derecho a ella, seguiremos en la carrera de la rata, como llama el empresario y escritor Robert Kiyosaki a la rueda de andar siempre endeudados para pagar las facturas a fin de mes y vuelta a empezar.

4. entender la abundancia solo como algo material

En su libro Prosperidad, la empresaria y escritora Lola Sorribes empieza cuestionando este concepto y lo que abarca: «La verdadera prosperidad va mucho más allá de los logros materiales. Es un estado de conciencia, una plenitud de vida que nos convierte en auténticos imanes para atraer toda clase de logros: materiales, emocionales y sociales».

Cómo cambiar estas creencias para atraer la abundancia

Para lograr este mindset o «marco mental» que nos conecte con la abundancia, la autora da seis claves.

  • La primera es estar atento y ser consciente de lo que te rodea. Las personas con mentalidad próspera saben reconocer las oportunidades y no dejan que se escapen. Como decía Woody Allen, «el 80% del éxito es estar allí».
  • Otra clave es ser consciente de tus fortalezas y debilidades. Para optimizar esfuerzos, debemos enfocarnos en las primeras y potenciarlas; no en las segundas.
  • Según Sorribes haz también por rodearte de personas que consideres estimulantes. Frecuentar relaciones con una mentalidad de abundancia contagia de ese espíritu, lo mismo que sucede por contagio cuando nuestro círculo piensa en clave de escasez.
  • Atreverte a preguntar es otro aspecto esencial de ese marco mental que atrae la abundancia. La gente próspera es muy curiosa. Siempre quieren saber más porque les atrae todo lo nuevo. Eso hace que logren ver nichos de oportunidad antes que nadie.
  • Pero para atraer la abundancia no basta con la ley de la atracción. No vale rendirse, es importante ser perseverante. Las personas de mentalidad próspera saben que, para trasladar el sueño al mundo real, hay que picar mucha piedra para lograr cualquier cosa.
  • Finalmente, se debe recordar que, si una puerta se cierra, otra se abre. En su autobiografía Green Lights, el actor Matthew McConaughey lo expresa así: «Los problemas que afrontamos hoy finalmente se convertirán en bendiciones en el espejo retrovisor de la vida. El semáforo rojo de ayer nos lleva al semáforo verde de hoy».

La prosperidad es, pues, sobre todo, una mentalidad, una manera de relacionarnos con la vida. Y eso incluye el dinero. Algunos hábitos, como los que te proponemos a continuación, también nos ayudarán en el camino.

6 hábitos que te ayudarán a properar

A la hora de intentar mejorar nuestra situación podemos fijarnos en los hábitos que les funcionan a las personas que logran prosperar.

  • Da valor al tiempo: Que «el tiempo es oro» no es ningún tópico. Las personas con capacidad de generar prosperidad, utilizan el tiempo de forma mucho más eficaz que el resto. Quien sabe apreciar el valor de cada hora también sabe gestionar mejor sus recursos.
  • Empieza por lo pequeño: la prosperidad es un hábito que empieza por lo pequeño. El escritor George Clason sugirió ya en 1927 empezar a ahorrar cuanto antes, por poco que sea. «La primera moneda que ahorres será la semilla que hará germinar el árbol de tu riqueza».
  • Céntrate en lo que funciona: para optimizar tiempo y dinero puedes aplicar la ley de Pareto. Según este economista, el 80% de los beneficios suelen venir del 20% de las causas. Identifica ese 20% de excelencia en tus clientes, relaciones, compras e incluso tu gestión del tiempo libre.
  • Normaliza el dinero: evitar hablar del dinero es contraproducente porque te aleja de él. Como afirma el autor de Dinerograma, «cuanto más hables de dinero, más normalices su uso y las charlas sobre él, antes derribarás miedos y creencias que te limitaban».
  • Alimenta tu potencial: el mejor consejo que le dieron en su vida según recuerda Jim Clifton, presidente de Gallup, fue de su padre: «Piensa que tus debilidades no se desarrollarán mucho más, mientras que tus fortalezas seguirán creciendo infinitamente».
  • Busca que todos ganen: asociamos triunfar con que otro falle: si yo gano, tú pierdes, o viceversa. En Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, Stephen Covey propone el principio win-win o ganar-gana. Se ve la vida como un escenario cooperativo, no competitivo.

El método del eneagrama para atraer la abundancia

En su manual Dinerograma, Nacho Mühlenberg asocia cada eneatipo con una determinada actitud hacia la abundancia. «Cada persona tiene una manera diferente de relacionarse con el dinero. Interactuamos con él en función de cómo somos. Tener una buena o mala relación con el dinero no depende de lo inteligente que eres, sino de las creencias, conductas, miedos y deseos que tengas en relación con él, es decir, de tu tipo de personalidad».

Mühlenberg utiliza también los 9 eneatipos como una hoja de ruta que podemos utilizar, cualquiera que sea nuestro perfil, para viajar de la escasez a la abundancia. Los agrupa en tres bloques:

  • El modo supervivencia es una fase inicial en la que aprendemos a no sufrir por el dinero, a conocer nuestra forma de gastar, y a generar hábitos de ahorro.
  • Luego pasamos al modo reseteo. En esta segunda fase, reprogramamos nuestras creencias acerca de la prosperidad para dejar de autoboicotearnos y lograr una nueva manera de relacionarnos con la riqueza. Esto nos permite avanzar hacia la fase superior.
  • En el modo abundancia ya somos capaces de crear oportunidades, de hacer crecer nuestros recursos y alcanzar la abundancia en todas las facetas de nuestra vida.

Una actitud básica para una relación saludable con la prosperidad, según Nacho Mühlenberg, es acostumbrarnos a hablar de dinero para que deje de ser un tabú. «Tú tienes una relación con el dinero, que no se te olvide. Y, como toda relación, debes cuidarla».