Tengas la edad que tengas, meditar en clase es un hábito excelente. Puede que seas alumno o seas profesor, no importa. Quizás quieras compartir el ejercicio con tus compañeros o hacerlo en soledad, está todo bien. Aunque debes saber que los beneficios de la meditación se multiplican cuando se comparten

Beneficios de meditar en grupo en una clase o trabajo

La meditación en sí misma es un impulso para el aprendizaje y el rendimiento. Además, tiene múltiples bondades practicarla en el aula: 

  1. Te permitirá concentrarte mejor en las materias o quehaceres.
  2. Bajarás revoluciones para poder estar sentado y tranquilo durante toda la jornada. 
  3. Como te concentrarás más, recordarás con más facilidad lo aprendido
  4. Tu rendimiento aumentará: invirtiendo el mismo tiempo, conseguirás mejores resultados. 
  5. Las relaciones con los compañeros mejorarán
  6. Una de las partes más gratificantes de meditar es compartir la experiencia. Si la practicamos en el aula o en la oficina con los compañeros, lo estamos consiguiendo. 
  7. Además, el aula o el trabajo puede ser un excelente lugar en el que generar el hábito de la meditación.

Cómo meditar en grupo en el aula: guía para maestros

Puedes plantear la meditación en el aula de muchas formas, pero siempre dependerá de tu rol: 

  • Si eres profesor, lo tienes más fácil. Puedes poner el audio de la meditación antes de empezar la clase. Especialmente, si los alumnos vienen de un momento de descanso o de otra asignatura, puesto que les ayudará a sintonizar con la nueva materia. 
  • Si eres alumno, podrías proponerle a tu maestro diez minutos de meditación antes de empezar o compartir con tus compañeros el ejercicio para practicarlo juntos antes de entrar en el aula. 

También, podría ser interesante hacer talleres y clases exclusivas sobre meditación y técnicas de relajación en los colegios, institutos y universidad para conseguir incluir este maravilloso hábito en el día a día de los alumnos y los profesores. Incluso también fuera del aula. 

Normalizar la meditación

Lo más importante es normalizar la práctica de la meditación. Es decir, que se comprenda como un hábito necesario para la salud mental y emocional, como lo es el deporte o lavarte los dientes, hábitos de los que se habla en los colegios. 

Traer el diálogo de la meditación en clase puede resultar muy gratificante para que se comprenda como un hábito normal y muy saludable. Por eso, no hace falta que te esperes a que lo haga otro. Puedes sacar tú el tema y proponer meditar en el aula. El grupo no tardará en agradecértelo. 

Meditación para practicar en clase: con guía y voz

Puedes hacer esta meditación antes o después de finalizar la clase, aunque te recomiendo hacerla al inicio para que te ayude a concentrarte mejor y a mejorar los resultados académicos. Es una meditación de solo diez minutos, con lo cual es muy fácil poder incluirla en la programación del día. 

  • Haz esta meditación sentado en una silla con la espalda erguida, pero sin tensión. Así seguro que no te duermes y seguirás estando cómodo.
  • Si te apetece, puede resultarte gratificante hacer la meditación con auriculares. Sentirás el sonido más envolvente y podrás aislarte mejor del exterior.
  • Si quieres compartirla con tus compañeros, podéis usar el sistema de audio de la clase o de cualquier dispositivo electrónico. 
  • Si durante la meditación necesitas moverte, adelante. Si estás incómodo, por favor, recolócate en una postura más cómoda con movimientos suaves.
  • Si puedes, descárgate toda la meditación y luego pon tu dispositivo en modo avión.
  • Si tienes la posibilidad de ayudarte de aromaterapia, podrías poner algún aceite esencial en el difusor o algún incienso. Para la concentración y el estudio se suelen recomendar aromas cítricos como el limón, el yuzu o la bergamota. También, para acentuar la memoria, se recomienda el aceite esencial de menta
  • Si es posible, apaga las luces del aula con el objetivo de crear un espacio agradable y acogedor para los practicantes. 
  • Si estamos hablando de meditadores jóvenes o muy jóvenes: déjate sorprender. Los más pequeños son quienes meditan con más facilidad y seguro que alucinarás con su gran conexión natural con el hábito. 
  • Pero, sobre todo, no tengas miedo a hablar de la meditación y a compartirla con todo el mundo. El aula siempre será un excelente lugar y además te darás cuenta de que hay muchas personas enamoradas de la práctica.