¿Has comentado alguna vez con los tuyos que desde que pasaste la barrera de los 40 o los 50 años el tiempo parece ir más deprisa? La sensación de que el tiempo se acelera es habitual entre las personas de mediana edad o más allá. ¿Por qué ocurre? El profesor Adrian Bejan de la Universidad de Duke ofrece una explicación basada en la física de por qué tenemos esta percepción.

¿Cuánto duraban los veranos en tu infancia?

¿Tienes la sensación de que los veranos durante tu infancia eran eternos? Seguramente así sea. Del mismo modo, a medida que nos acercamos a la mediana edad los años parecen volar.  ¿Se trata una ilusión o de una "trampa" del cerebro? El profesor Bejan ha querido buscar una respuesta física a este efecto que parece bastante plausible, según apunta la Universidad de Harvard. 

Que los veranos en tu infancia fueran más largos es una percepción subjetiva, según  Bejan, y ocurre, según explica en su artículo, porque no es lo mismo el "tiempo mental" que el "tiempo del reloj".

"El 'tiempo del reloj' que une todos los sistemas de flujo vivo, animados e inanimados, es medible. El período día-noche dura 24 horas en todos los relojes de mano, relojes de pared y campanarios. Sin embargo, el "tiempo mental" es una secuencia de imágenes y reflejos de la naturaleza que son alimentados por estímulos de nuestros órganos sensoriales. Y aquí es donde entra en juego el envejecimiento", explica Bejan.

Según este investigador, el motivo por el que el tiempo que percibe una persona de 50 años no es el mismo que el tiempo percibido por una persona más joven es porque la porque la mente joven recibe más imágenes durante un día que la misma mente en la vejez. Dicho de otra manera, si la esperanza de vida se mide en términos del número de imágenes percibidas durante la vida, entonces la frecuencia de imágenes mentales en la juventud es mayor que en la vejez, según explica Bejan. En otras palabras, a medida que envejecemos, percibimos menos imágenes en un día que cuando éramos jóvenes.

Por qué nos parece que cada vez corre más deprisa el reloj

Así, según la teoría, la aparente discrepancia temporal entre personas maduras y personas jóvenes puede atribuirse a la velocidad cada vez más lenta a la que el cerebro humano obtiene y procesa las imágenes a medida que el cuerpo envejece.

Ahora la pregunta sería por qué ocurre esto. Al parecer, según apunta este científico, a medida que pasa el tiempo cambian en nuestro organismo varias características físicas que afectan a esa tasa a la que percibimos los cambios en las imágenes mentales. Estos cambios tienen que ver con la frecuencia de los movimientos oculares rápidos –llamados sacádicos– y la degradación de las vías neuronales. 

Para entender los efectos del envejecimiento sobre la capacidad de captar imágenes Bejan explica que los estímulos sensoriales que se convierten en imágenes mentales en nuestra mente son intermitentes. Viajan a través de nuestro cuerpo a cierta velocidad y en ciertos intervalos de tiempo. A medida que envejecemos, la longitud de este camino aumenta, debido al crecimiento del cuerpo y al aumento de la complejidad de las vías neuronales. Al mismo tiempo, la velocidad de transmisión de estos estímulos disminuye, debido a la degradación de las vías neuronales.

Así, a  medida que maduran las redes enredadas de nervios y neuronas, crecen en tamaño y complejidad, lo que conduce a caminos más largos para que las señales atraviesen. A medida que esos caminos comienzan a envejecer, también se degradan, dando más resistencia al flujo de señales eléctricas. Como resultado, el tiempo físico requerido para la ocurrencia de una imagen mental aumenta a lo largo de la vida de un individuo. Y es esta disminución en la frecuencia de las imágenes mentales lo que nos da la impresión de que el tiempo pasa más rápido.

La percepción de que el tiempo pasa más rápido a partir de los 40 o 50 años es entonces una consecuencia más de los cambios físicos que ocurren en nuestro cuerpo y cerebro a medida que envejecemos. No es solo una ilusión, sino un fenómeno respaldado por la física.

Así que la próxima vez que te preguntes "¿Dónde se fue el tiempo?", recuerda que es simplemente tu cerebro ajustándose a los cambios físicos de envejecimiento. 

¿A los jóvenes les pasa ahora el tiempo más rápido que antes?

Parece que ser que sí y ocurre porque otros factores que pueden distorsionar nuestra percepción del tiempo. Bejan señala que muchos jóvenes experimentan distorsiones del tiempo debido al exceso de tiempo que pasan en las redes sociales. Esto puede tener consecuencias graves, desde la privación del sueño hasta cambios de humor y trastornos mentales.