Igual que tenemos luz, también tenemos oscuridad. Las sombras nos acompañan toda nuestra vida, pero podemos convivir con ellas., y en ocasiones detectarlas puede hacernos más fuertes. Todos tenemos un lado oscuro y, por más que intentemos ocultarlo, en algún momento sale a la luz. Reprimir nuestros pensamientos negativos no nos favorece en absoluto.

Kelly Bramblett, life coach especializada en el tratamiento del trauma y mentora espiritual, aborda este tema en Libera tus sombras (Ed. Temas de Hoy), un libro que ha sido un fenómeno internacional y que acaba de llegar a España.  En él invita, a través de ejercicios guiados, a descubrir nuestras sombras y darles sentido. Es, sin duda, un buen punto de partida. 

Escuchamos a menudo hablar de traumas, pero ¿qué es un trauma y qué no es un trauma?
–Un trauma puede definirse como cualquier cosa que deja un profundo impacto emocional en alguien. Aunque experiencias específicas como el abuso suelen considerarse traumáticas, el nivel de impacto que tiene en cada individuo es único y no puede ser definido por nadie más. La persona que ha sufrido la experiencia es la única que realmente puede entender y explicar el trauma que ha experimentado.

¿Cómo se sabe qué estamos frente a un trauma y no a una experiencia dolorosa de la vida?
–Las experiencias dolorosas pueden ser traumáticas o no. Nuestra resiliencia desempeña un papel importante en la forma en que procesamos y afrontamos las experiencias perturbadoras o dolorosas. El fracaso a la hora de procesar un desafío de forma eficaz puede incrustarse en nuestra mente subconsciente y nuestro sistema nervioso, provocando el caos.

En tu libro propones hacerle frente a nuestras sombras, para ello debemos mirar hacia nuestro interior. No es tan fácil detectarlas…
–No, nuestra mente subconsciente comprende varios aspectos, como las creencias limitantes, las creencias condicionadas, el ego, los traumas y partes de nosotros mismos de las que podemos sentir vergüenza y, por lo tanto, evitar. Estos aspectos forman la sombra que se encuentra más allá de nuestra conciencia.

Solo somos conscientes de un 5% de nuestros pensamientos, mientras que el 95% restante sucede de forma subconsciente, influyendo en nuestros comportamientos y hábitos. Precisamente, por eso es tan importante el trabajo con la sombra. Nos permite descubrir lo que ha estado oculto, sanar y cambiar lo que no nos sirve.

"El trabajo con la sombra permite sanar y cambiar lo que no nos sirve"

Un primer paso para trabajar las sombras es acercarnos a nuestra vulnerabilidad, pero nadie quiere sentirse vulnerable. ¿Cómo trabajamos eso?
–El primer paso en cualquier proceso de trabajo con las sombras es ser consciente de los patrones de pensamiento que impulsan nuestro comportamiento, pautas y ciclos poco útiles. Esta toma de conciencia puede activar el ego, pero es importante recordar que la imperfección forma parte del ser humano. Tus imperfecciones no te hacen menos merecedor de la curación y de una vida bien vivida.

El ego puede tratar de convencerte de que no es seguro reconocer tus imperfecciones o tus pensamientos malsanos, pero se trata de una narrativa falsa. Como seres humanos, parte de nuestro viaje consiste en navegar por nuestras imperfecciones con amor propio, perdón y compasión.

¿Cuáles son para ti los cuatro pilares del trabajo de las sombras?
–Los cuatro pilares que he acuñado para toda la sanación y el trabajo de sombras son: la regulación del sistema nervioso, para que el trabajo incómodo se pueda hacer con seguridad, evitando cualquier traumatización adicional a través del proceso; la mentalidad, que es importante, porque nuestros pensamientos subconscientes están impulsando la mayor parte de nuestros comportamiento, y ajustar nuestra mentalidad puede hacer que nuestras vidas sean mucho más fáciles de navegar, incluso cuando nos enfrentamos a experiencias dolorosas; el amor y la aceptación radicales de uno mismo, que son fundamentales a lo largo del viaje del trabajo en la sombra, ya que es necesaria una autopercepción sin prejuicios para realizar este trabajo con eficacia; y, por último, el perdón a uno mismo y a los demás, que permite a la persona liberarse de la carga de la culpa.

En el libro le dedicas un capítulo a la herida del rechazo. ¿Suele estar detrás de la mayoría de los traumas? ¿Qué formas hay de trabajar la herida de rechazo?
–Yo no diría que la mayoría de los traumas tienen su origen en una herida de rechazo. Sin embargo, el rechazo es una herida común que muchos experimentan, ya sea el rechazo de uno mismo o el rechazo de otra persona.

Cuando aprendemos a amarnos y aceptarnos plenamente, empezamos a ver el rechazo como una reorientación que nos lleva hacia algo más acorde con nuestro verdadero yo. Todo empieza con la autoaceptación, que se extiende a nuestra vida física. Si nos sentimos profundamente heridos por el rechazo, es un claro indicio de que, inconscientemente, hemos rechazado aspectos de nosotros mismos, y es hora de centrarnos en el amor propio.

Los sueños también nos pueden dar pistas acerca de nuestras sombras… Pero no es fácil entenderlos. ¿Cómo pueden ayudarnos los sueños?
–Nuestros sueños ofrecen una visión fantasiosa de la mente subconsciente. Pueden revelar nuestros miedos más profundos, nuestros deseos más oscuros y nuestras heridas más dolorosas, presentados a través de simbolismos e imágenes que a menudo nos confunden al despertar.

Aunque hay mucha información disponible sobre el simbolismo habitual en los sueños, yo siempre recomiendo identificar cómo te sentiste en el sueño, confiar en tu intuición para que te guíe hacia el simbolismo significativo y definir lo que puede significar.

Llevar un diario de sueños puede ayudar a recordar más detalles de los sueños y a precisar.

En el libro abordas el tema de las creencias limitantes. ¿Qué son y por qué nos impiden avanzar? 
–Las creencias limitantes son pensamientos que nos restringen de alguna manera. Estas creencias se crean a través de pensamientos repetidos, a menudo en respuesta a experiencias dolorosas del pasado. Cuando nos contamos historias limitantes repetidamente, se arraigan en nuestra mente y pueden impedirnos alcanzar nuestros objetivos.

Por ejemplo, si en el colegio te costó mucho hablar en público, puedes crearte la idea de que eres un pésimo orador. A medida que sigas reforzando esta historia, tu miedo a hablar en público se hará más fuerte y evitarás situaciones que requieran que hables delante de otras personas.

Las creencias limitantes pueden frenarnos en varias áreas de nuestra vida, y es esencial reconocerlas y desafiarlas para ayudarnos a crecer y tener éxito.

En la base de nuestras creencias limitantes se encuentra el ego. ¿Qué es el ego y por qué interfiere en nuestro bienestar? ¿Qué conseguimos al trabajar nuestro ego?
–El ego es una parte de nosotros que se esfuerza por mantenernos a salvo. Es esencial, ya que ha desempeñado un papel crucial en la supervivencia de los seres humanos como especie. A menudo le digo a la gente que nuestro ego es nuestro aspecto más protector y temeroso. No es intrínsecamente malo, pero tiene una función particular y tiende a percibir el peligro incluso cuando no lo hay.

Observar la voz del ego sin identificarte con ella puede ayudarte a superar miedos muy arraigados en distintos ámbitos de tu vida.

"El ego es una parte de nosotros que se esfuerza por mantenernos a salvo"

El caso de Tracy es uno de los más comunes. Una persona que está lidiando con el síndrome de la impostora y que siente que no es bueno ganar dinero. ¿Qué problemas tenemos acerca del dinero? ¿Por qué no nos sentimos merecedores de la abundancia? 
–Muchos de nosotros nos sentimos limitados en torno al dinero debido a diversos bloqueos monetarios creados a partir de nuestras experiencias. Empezamos a recibir condicionamientos sobre el dinero desde una edad temprana, como el dicho de que el dinero es la raíz de todos los males.

Estas ideas se arraigan en nuestras mentes, lo que provoca la vergüenza asociada al deseo de dinero. El trabajo de sombras puede ayudarnos a reescribir nuestras narrativas en torno al dinero, permitiéndonos abrirnos y recibir sin sentir culpa ni vergüenza.