La exposición a toxinas y a otros factores ambientales determina la salud y, desgraciadamente, mucha de la evidencia científica que se ha ido generando en los últimos años también indica que las nuevas generaciones que ahora nacen –así como especialmente las mujeres embarazadas– serán las más afectadas en el futuro. Así empieza el completo Informe Faros presentado por un equipo liderado por el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona en colaboración con el Instituto de Salud Global de Barcelona.

El informe FAROS incluye un decálogo para promover la salud ambiental maternoinfantil elaborado por la pediatra pediatra Elena Codina, referente de la Unidad de Pediatria medioambiental del Hospital Sant Joan de Deú de Barcelona. Se trata de 10 consejos sencillos pero poderosos para salvaguardar la salud de las madres y sus hijos.

Con este decálogo, Elena Codina lanza un mensaje de optimismo y anima a la población a realizar acciones, por pequeñas que sean: “Recibimos mucha información en relación al cambio climático y sus posibles efectos. Entiendo que puede abrumar y hasta paralizar, pero nadie lo hará por nosotros. Solo mediante nuestras acciones podremos sumar esfuerzos y provocar un cambio real. La salud del planeta es nuestra salud. Como indicamos en el último punto del Decálogo: los pequeños cambios son poderosos”.

¿La salud del niño se decide antes de nacer?

La salud de la etapa adulta se empieza a configurar antes de nacer y no se puede desligar del entorno y de los hábitos. El ambiente donde vivimos, qué comemos o incluso qué productos de higiene personal o de limpieza se usan son una amenaza del frágil equilibrio entre una vida saludable o una mala salud.

"La propuesta del informe FAROS tiene como objetivo proporcionar información y ofrecer contenidos de calidad para fomentar valores y hábitos saludables", nos cuenta la Dra. Codina. Actúa como un observatorio sobre las necesidades que expresa la sociedad y sobre qué temas podría ser necesario realizar una revisión científica rigurosa. En este último Informe, el 13º que se elabora, se ha evaluado cómo influye el medio ambiente en la Salud Maternoinfantil.

Cada vez queda más claro que nuestra salud y la de nuestros niños no puede desligarse del entorno en el que vivimos.Existe mucha evidencia que indica que las nuevas generaciones serán las más afectadas en el futuro, siendo la infancia la más vulnerable a estas noxas ambientales.

La exposición a la contaminación atmosférica, metales y metaloides, contaminantes orgánicos, pesticidas y otros agentes químicos, plásticos, ruido, o radiaciones ionizantes entre otros muchos, son factores de riesgo bien establecidos para la salud física y psico-afectiva de los bebés, niños y adolescentes, aunque siguen siendo muy poco conocidos a nivel de la población general, indica el informe FAROS.

El cambio de hábitos en relación al ambiente en el que vivimos resulta la mejor forma de hacer promoción de la salud, de conseguir niños y adultos más sanos, nos cuenta la pediatra Elena Codina. Por ello, es tan relevante minimizar la exposición a tóxicos ambientales que pueden estar presentes en el aire –el de la calle y el de casa–, en los alimentos, el agua, en los productos de uso cotidiano como detergentes, cosméticos, juguetes, ropa, pinturas, decoración…

Por qué reducir tóxicos desde que se busca el embarazo (la madre y el padre)

Empezar a aplicar hábitos más saludables antes de que nazca el bebé, en la etapa de preparar el embarazo, supone una buena forma de apostar por la salud del bebé, en su etapa infantil y también en su etapa de adulto. Como indica la Dra. Codina, en el Hospital Sant Joan de Déu y conjuntamente con el Instituto de Salud Global Barcelona (ISGlobal), hace años que se investiga en este sentido, y siguen haciéndolo. Existe una amplia evidencia científica al respecto, expuesta en uno de los capítulos del Informe.

Pero, ¿hay un tiempo aproximado que se considera prudencial para minimizar la carga tóxica antes de la gestación? Según la pediatra Elena Codina, lo más prudente sería empezar a minimizar la carga cuanto antes mejor, pero como recomendación general, desde que se empieza a pensar en buscar un embarazo. Y otro dato importante es que lo deberían minimizar tanto la mujer como el hombre, ya que también aporta una posible carga tóxica en el futuro feto.

Como adultos podemos tomar decisiones de cambios de hábitos, pero no es el caso de los bebés y de los niños. Por ello, el papel de madres y padres es esencial para cuidar a la infancia a través de hábitos más sanos. Para Elena Codina, el objetivo sería que las pautas para establecer hábitos más saludables y sin tóxicos estuvieran incorporadas en el día a día de las consultas de Pediatría, como una medida general de promoción de salud. Es una acción que se está empezando a adoptar progresivamente y que los padres suelen recibir como una herramienta más de preservar la salud, y en algún caso con un objetivo terapéutico.

Decálogo de los 10 hábitos que determinan tu salud y la de tus hijos

Cuando le preguntamos a la doctora Elena Codina por qué aspecto del decálogo presentado recientemente recomendaría a una madre empezar para llevar un estilo de vida más saludable, nos responde que por la alimentación: “Somos lo que comemos. Basar nuestra alimentación en productos vegetales, reduciendo al máximo los productos ultraprocesados y consumiendo productos de proximidad, de temporada y a poder ser, ecológicos. No es un objetivo fácil, pero es importante tenerlo como un propósito a conseguir”, asegura.

Pese a ello, por su sencillez, vale la pena intentar poner en práctica los 10 consejos, ya que en su conjunto pueden ejercer una influencia muy positiva sobre la salud de los padres y la de los hijos. Estos son los 10 puntos del decálogo:

  1. Tomar conciencia. Tomar decisiones conscientes, conocer dónde compramos, cómo comemos, cómo cocinamos, vestimos… y en definitiva cómo vivimos.
  2. Disminuir la contaminación atmosférica. Debemos velar por reducir el uso de vehículos motorizados y potenciar la movilidad activa y sostenible, a pie o en bicicleta. Ya que al mismo tiempo que disminuimos la emisión de partículas contaminantes aumentamos nuestra actividad física y la de nuestros hijos.
  3. El embarazo como una gran oportunidad. Para adoptar hábitos nuevos saludables y evitar la exposición a riesgos ambientales (alimentación, cosmética, productos de limpieza…) que pueden tener consecuencias negativas para el feto y en futuras generaciones.
  4. Alimentación sostenible. Moderando el consumo animal y basada en alimentos vegetales, de proximidad y no procesados, podemos conseguir una dieta saludable a la vez que se reduce el impacto medioambiental que comporta.
  5. Ventilación. Pasamos entre el 80-90% del tiempo en espacios cerrados, inhalando distintas sustancias tóxicas que generamos o son liberadas por distintos materiales que componen muebles o tejidos (polvo, humedad, compuesto orgánicos volátiles…). Una ventilación diaria d pocos minutos (también en las escuelas!) Puede evitar la acumulación y sus posibles efectos.
  6. El agua, un bien escaso. Disponemos de diferentes opciones de consumo de agua para cubrir nuestras necesidades (logísticas, familiares y económicas) y a mismo tiempo hacer el uso más adecuado.
  7. Renaturalización. El contacto con la naturaleza aporta ciertos beneficios en la salud maternoinfantil (sobre todo en la esfera de la salud mental) y en el aumento de la actividad física: somos naturaleza.
  8. Reducir el ruido. Un diseño urbano dirigido hacia este objetivo y la existencia de planes de acción específicos son claves para disminuir los riesgos acústicos para la salud de las ciudades (uso de pavimento sonoreductor, limitar volumen de tráfico, disminuir los límites de velocidad, promoción de áreas verdes y silenciosos, entre otros).
  9. Planificación urbanística. Las ciudades diseñadas para las personas –con espacio acotados, zonas verdes y azules y con el transporte público como eje principal– permiten desplazamientos más seguros, fáciles, agradables y una vida más saludable.
  10. Los pequeños cambios son poderosos. A medida que tomamos conciencia de cómo mejorar nuestra salud medioambiental también vemos que queda mucho trabajo por hacer. Es importante tomar perspectivas e ir sumando pequeños cambios que estén a nuestro alcance.