Si te apareciera el genio de la lámpara y te concediera tres deseos, ¿sabrías qué pedir?

Y si el hada madrina te dijera que todos tus deseos se cumplirán, pero que has de estar dispuesto a pagar el precio que implica satisfacerlos, ¿aceptarías pagar ese precio?

El deseo parece estar lleno de paradojas. Por un lado nos habla de nuestras motivaciones profundas; por otro de caprichos banales.

El ser humano está lleno de deseos y éstos tienen un impacto emocional: nos mueven y nos aportan pasión, sin los cuales la existencia languidece.

En algún momento de nuestras vidas nos vemos obligados a tomar una decisión: o vivimos por vivir (sobrevivimos) o lo hacemos de acuerdo a nuestros auténticos deseos.

Podemos decidir ignorarlos, pero poco a poco esta chispa de deseo se convierte en tensión, resentimiento, vacío o amargura.

Podemos intentar distraernos con compulsiones múltiples para anestesiar esta incomodidad, pero el resultado es casi siempre la tristeza, el vacío o el reproche a uno mismo que se expresa en algún síntoma.

De manera que "sentirse mal" es un aviso de que las cosas no están funcionando como se desea. Esta experiencia, aunque dolorosa, es el primer paso para el cambio.

Según Víktor Frankl, los seres humanos tenemos instintos y aspiramos al placer y también tenemos conciencia de vulnerabilidad y aspiramos a la seguridad y al poder, pero lo que nos caracteriza es el deseo de tener un vida con sentido.

Cuando la persona ha perdido su aspiración a crear valores y sentido, experimenta un gran vacío, que puede enmascararse en una búsqueda compulsiva de placer o poder.

Cuanto menos conoce la persona el sentido de su vida, más acelera el ritmo, o bien, en el polo opuesto, adopta la actitud depresiva de abandono e inactividad llena de adicciones.

Las personas que tienen más éxito en conseguir lo que desean son las que saben quiénes son y qué quieren. Eligen deseos que les ayudan a realizarse en la vida y tienen un proyecto que le da sentido.

Este proyecto no ha de ser una búsqueda grandiosa. En vez de preguntarse por el sentido de la vida, podemos indagar qué nos gusta hacer o qué necesitamos en este momento concreto. Si en el proyecto se expresa uno mismo, estará lleno de pasión y sentido.

CÓMO ALCANZAR TUS DESEOS

Si deseamos que una planta dé frutos, hay que sembrar, abonar, regar y esperar la estación adecuada. Pero suele olvidarse algo tan obvio cuando se trata de cultivar nuestra vida y alcanzar lo que deseamos.

Si se desea algo, sea en el ámbito profesional, en las relaciones o en lo material, hay que empezar por poner en funcionamiento las causas que provocarán ese efecto.

Cuanto mayor es la conciencia, mayores son las posibilidades de elección. Sin embargo, la libertad de escoger y actuar lleva implícita la responsabilidad, lo que puede generar tensión y ansiedad. Pero tarde o temprano hay que decidir si queremos convertir nuestras vidas en causa o en efecto.

Quien elige ser causa pone en marcha las acciones que harán que las cosas sucedan. Quien elige ser efecto se limita a reaccionar a las cosas según suceden.

La suerte y el destino desempeñan un papel, pero finalmente lo que hace que una persona tenga éxitopara conseguir lo que desea no son sus circunstancias o el azar, sino su propia actitud frente a lo que le sucede.

Veamos a continuación cómo puede mejorarse ese proceso en varios pasos.

1. FIRMA LA PAZ

Muchas personas pasan buena parte de sus vidas quejándose o peleándose por ser como son o porque las cosas son como son, imaginando deseos imposibles de alcanzar y sintiéndose decepcionadas con la vida o consigo mismas por lo alejadas que están de sus expectativas.

Esta actitud boicotea cualquier posibilidad de alcanzar un deseo. Hay que empezar por reconocer y aceptar las condiciones de las que partes, las propias y las del medio a tu alcance. Ellas son tu equipo, con sus posibilidades, conflictos y límites.

Necesitas asumir y hacer algo con los conflictos y reconciliar las potencias para que trabajen en equipo por una causa común: tus aspiraciones.

2. DECIDE QUÉ DESEAS

Cuando no tenemos lo que deseamos suele ser porque no sabemos qué queremos realmente. Escribir los deseos ayuda a evitar la ambigüedad y la dispersión.

Es importante también evitar los juicios y deseos negativos, por ejemplo: "no quiero ser tan inculto". Por el contrario, damos fuerza a nuestros deseos cuando en la definición incluimos emociones agradables y decisión: "decido disfrutar aprendiendo cosas nuevas".

En un papel escribe: ¿Qué deseo realmente de la vida? A continuaciónescribe lo que se te ocurra, sin juzgar nada.

Luego mira tu lista y numera tus deseos, estableciendo prioridades. El primero será el más importante ahora. No es preciso renunciar a los otros, sólo escogemos uno para empezar.

Representa en una cartulina tu deseo. Usa letras, dibujos, imágenes recortadas... Las imágenes impactan emocionalmente. Ponlo en un lugar que puedas ver cada día.

Cuando escojas un deseo hazlo por la transformación que se hará en ti por el hecho de alcanzarlo. Cuanto mayor sea el deseo, más hay que crecer para que se cumpla.

3. ELEGIR APLAZAR

La satisfacción inmediata cuestiona los deseos a medio plazo.  Quizá estudias para un examen importante pero te apetece salir con los amigos Puedes intentar reprimirte a base de reproches o de una voluntad de hierro, pero eso es difícil de mantener y poco efectivo.

En lugar de eso, acepta ambas partes, al fin y al cabo conviven en ti. Dialoga entre ellas y trata de hacer pactos contigo mismo ¿Preferirías aprobar el examen o salir de fiesta?

No necesitas prohibirte tus deseos inmediatos ni amenazarte a ti mismo. Solo necesitas, si realmente es importante para ti aprobar el examen, aplazar el salir.

Se tiende a subestimar el aplazar porque suele hacerse justamente con las cosas que nos convienen. Sin embargo, es un recurso excelente para pactar con nuestras resistencias y deseos inmediatos y tener una mayor libertad a la hora de elegir.

4. UNA BUENA ACTITUD

Nuestro cuerpo no es independiente del cuerpo del universo, no existen fronteras bien definidas y ese campo más grande, el universo, es en cierto modo nuestro cuerpo ampliado.

El ser humano, además de ser consciente de esa energía e información, puede cambiar conscientemente su contenido. Y este cambio se logra a través de dos cualidades de la conciencia: la atención y la intención.

Cualquier cosa a la que prestamos atención, crecerá con más fuerza en nuestra vida y aquello a lo que dejemos de prestar atención se debilitará.

La intención es el verdadero poder detrás del deseo. Incluye atender lo que deseamos y estar centrados e implicados en el aquí y ahora.

Cuando alguien pone intención y se desapega del resultado, desarrolla una conciencia del momento presente centrada en la vida. Entonces deja de luchar contra lo que tiene delante y lo acepta tal cual es para crear el futuro a partir de lo que hay.

No podemos controlar las emociones ni decidir cómo sentirnos. No hay que negarse la tristeza o la frustración, pero conviene atender a lo que se hace y se piensa. En vez de lamentar la leche derramada, mejor limpiar el fogón.

Las personas libres no siempre pueden cambiar las circunstancias ni necesitan negar su rabia o su tristeza, Pero pueden elegir cómo reaccionan ante lo que les ocurre.

5. ACTÚA

Hay que pensar en un deseo con perspectiva y en los pequeños pasos para acercarse a él. No es importante prever todos los detalles, sino tomar conciencia de la importancia del siguiente paso, sabiendo que cada pequeña tarea nos acerca a nuestro deseo.

La concentración significa poner en primer lugar un deseo, no renunciar a todo lo demás. Cuando no se sabe lo que se quiere, se pierden oportunidades que facilitarían su consecución.

Cuando alguien se centra, se dice a sí mismo cuáles son las cosas que requieren atención y entonces empieza a percatarse de cosas que ignoraba. Muchas de las oportunidades que normalmente se atribuyen a la suerte surgen, en realidad, de saber centrarse.

Las acciones que menos cuesta realizar son aquellas que se hacen de forma habitual. Podemos crear nuevos hábitos de la misma manera que hemos creado los que tenemos, es decir, mediante la repetición.

Pero los hábitos y pensamientos han creado cierto equilibrio confortable que no es fácil de romper. Cuando introducimos un cambio se produce una incomodidad inevitable que nos está hablando de desarrollo y de vida, y es necesario acogerla como prueba de que ese cambio se está dando.

6. AFRONTA LOS PROBLEMAS

Existe un aspecto positivo y otro negativo en toda situación y nosotros podemos escoger dónde invertimos nuestra atención.

De poco sirve desear tener menos problemas. Más bien lo que necesitamos desear es tener más competencia para solucionarlos.

La diferencia entre una persona que cumple sus deseos y otra que se siente fracasada reside en cómo han actuado frente a sus dificultades. Podemos decidir reencauzar la atención del fracaso al éxito, de las divagaciones mentales a la concentración, de las preocupaciones a la calma, de los obstáculos a los objetivos, empleando cada problema que surja como una oportunidad para desarrollarse y desarrollar lo que se desea.

7. SÉ FLEXIBLE

Si lo que hacemos no funciona, podemos mirarlo o realizarlo de otras maneras. Si creemos que no tenemos alternativas podemos cambiar de parecer.

Quien es lo bastante flexible y mantiene su mente abierta encuentra alternativas por donde seguir.

¿Hay que nadar o fluir con la corriente? Algunas teorías dicen que la única forma de hacer realidad los deseos es trabajar con voluntad. Otras proponen fluir con la corriente, sin resistencias. Pero se trata de una paradoja: sólo puede fluir con la corriente quien ha hecho un buen trabajo con sus instintos, quien ha estado esforzándose para ello. Cuando una persona se da el tiempo Y el esfuerzo necesarios para comprender su naturaleza humana y educar sus propios '.11stintos, está preparada para confiar y deJar que ellos la guíen.

8. CONFIANZA Y PACIENCIA

Lograr un deseo puede requerir tiempo y es posible sentirse cansado, aburrido o desalentado.

La razón habitual para abandonar es no creer en lo que se hace. Con la fe, se pierde la voluntad para seguir. Hay que darse tiempo para recuperar la conexión emocional y con ella la fe en el deseo.

La impaciencia y la prisa producen dolor y frustración. La impaciencia no es más que el afán de satisfacción inmediata, que suele interponerse entre los deseos profundos. Pero se trata de un impulso humano y de nada sirve pelearse con uno mismo por ello.

Necesitamos más bien aprender a manejarlo y el remedio es precisamente la paciencia, la capacidad de esperar el resultado, en vez de insistir en que se produzca ya. Es la capacidad de esperar que todos los factores en los que no puedes intervenir ocurran a su debido tiempo.

Los frutos comenzarán a despuntar cuando las condiciones sean adecuadas para ello.

9. SOLO UNA PARTE DE TU TIEMPO...

Dedicar tiempo es poner la atención y la intención, la base para que los deseos se cumplan.

Tal vez tengas tantas cosas urgentes a lo largo del día que sientas que no te queda tiempo para lo importante.

Detente un momento y mira tus días: seguro que encuentras muchos momentos en que haces cosas que en realidad son inútiles. No renuncies a ellas, sólo elige dedicar una parte de ese tiempo a hacer que tus deseos se cumplan. Un diezmo de tu tiempo libre, por ejemplo.

No te lamentes pensando que es poco o juzgándote por cómo lo has hecho hasta ahora. Sólo decide emplear esa parte de tu tiempo para sembrar algo futuro.

Cuanto menos tiempo tenemos para hacer algo, más posibilidad hay de acabarlo. Por eso funcionan los plazos y también por eso solemos dejar las cosas para última hora

Otro principio curioso es que cuanto más ocupados estamos y menos tiempo tenemos, más tendemos a centrarnos en lo que es importante, desechando lo inútil.

Libros para conseguir tus metas

  • Deepak Chopra: Las siete leyes espirituales del éxito. Ed. Edaf
  • Viktor Frankl: El hombre en busca de sentido. Ed . Herder
  • Fun Chang: Todo cuanto necesitas está en ti. Ed. Sirio
  • Keith Ellis: La lámpara mágica. Ed. Urano