La pandemia del coronavirus trajo consigo el auge de las clases de yoga online. Pese a ello, muchas personas siguen preguntándose si aprender y practicar yoga a través de la pantalla resulta igual de cálido y útil que hacerlo presencialmente. Tras año y medio enseñando yoga online –y 30 años haciéndolo de forma presencial– puedo garantizar que así es.

Incluso, en algunas ocasiones, optar por una practica online puede ser una mejor opción. En este artículo te explico las ventajas de optar por este tipo de aprendizaje online y en qué tres casos puede resultar óptimo decantarse por él.

Si quieres practicar yoga en casa, infórmate sobre el curso de iniciación al yoga con Eva Roca de Escuela Cuerpomente.

1. Si tu objetivo es la interiorización

Aunque el yoga es una práctica que nos invita a la interiorización, sabemos, por experiencia, que asistir presencialmente a clases de yoga tiene una importante dimensión social, también fuente de aprendizaje.

Sin embrago, todos –incluso cuando uno se define como alguien social o extrovertido– pasamos por etapas en las que valoramos y tendemos al silencio, la soledad o la intimidad. Esto solo es perjudicial, igual que lo sería la necesidad de actividad o compañía, si se convierten en algo inamovible. Lo que nos mantiene en un estado saludable y vital es la posibilidad de ir de un estado a otro, pasearnos entre dentro y fuera, explorarnos en nuestras distintas facetas y posibilidades.

La importancia que tenga en el momento vital de cada uno el disfrutar de la experiencia social o, al contrario, de la experiencia de intimidad, determinará que nos sintamos más atraídos por la práctica de yoga presencial u online.

Para recorrer los caminos que nos llevan hacia dentro necesitamos sentirnos seguros. Por ello, en las prácticas que están orientadas al autoconocimiento, la posibilidad de estar en un ambiente íntimo es clave.

Estos recorridos internos a veces conllevan llantos, risas, letargos o desahogos de todo tipo. Y estar al abrigo de lo conocido ayuda.

Claro que presencialmente puede darse un ambiente íntimo, pero requiere un grado de confianza con el grupo que a veces tardamos en construir. Y que, en ocasiones, se ve alterado por la incorporación de nuevas personas al grupo.

En la experiencia online será suficiente con cerrar micrófono y cámara para acceder a un mayor grado de intimidad cuando lo precises.

Cuando ir hacia dentro es una necesidad prioritaria, la práctica online te ofrecerá la posibilidad de graduar tu interacción con el grupo sin la sensación de estar siendo inadecuado socialmente. Y si la situación en casa lo permite podrás prolongar tu estado de interiorización tanto como lo desees.

2. En épocas de gran cansancio

¿Te has fijado en el desgaste que supone ir a un ritmo que no es el tuyo, ya sea más rápido o más lento? ¿Te ha invadido alguna vez el cansancio después de pasar un día con poca actividad o te has sentido espléndido después de un día ajetreado? Esto sucede porque lo que realmente nos agota es ir en contra de lo que realmente necesitamos.

La fuente de descanso por excelencia está en los momentos en los que nos sentimos completamente libres para atender las propias necesidades.

Estar en casa, presentes y al mismo tiempo invisibles, puede facilitarnos descubrir el camino que el cuerpo nos propone, nuestras necesidades más urgentes, y seguirlo.

Presencialmente también llega a suceder, pero a algunas personas les puede tomar un tiempo. ¿Cuántas veces habrías continuado disfrutando de una postura y has cambiado para ir al ritmo marcado? ¿Y cuántas otras has ido más allá de tus fuerzas para seguir las instrucciones?

Esto se debe a que respondemos de manera inevitable a las normas sociales que tenemos asociadas a las actividades corporales grupales. Y estas normas habitualmente están regidas por tiempos y ritmos determinados, que no necesariamente coinciden con los nuestros.

El grupo nos aporta muchas ventajas, pero si necesitas un descanso profundo, descubrir cuál es tu ritmo para seguirlo es prioritario. Y el online te lo facilita.

3. Si quieres conocer más a fondo tu "Yo social"

Sabemos que no es lo mismo practicar solo que practicar en grupo. Y tampoco lo es practicar en grupo presencial que en grupo online. El grupo presencial nos hace fácil el observar cómo nos modificamos cuando somos en la sociedad que conocemos y tenemos integrada.

En cambio, la experiencia online nos ofrece una oportunidad de descubrirnos cómo somos en un tipo de interacción diferente a la habitual. Como si viajáramos a otra cultura. Pero en este caso, podemos graduar con mucha mayor facilidad nuestro grado de exposición y observarnos en profudidad. ¿Me muestro o no? ¿Mostrarme me hace bien o no? ¿Qué mantengo en la intimidad cuando tengo posibilidad de hacerlo? ¿Qué me animo a hacer cuando no tengo que preocuparme por mantener el grado de intimidad que necesito?

Para saber más...

Si te interesa ir a fondo en la reflexión sobre la virtualidad y la presencia en las práctica educativas online, te recomiendo: