La Organización Mundial de la Salud (OMS) y diversos organismos internacionales recomiendan la lactancia materna exclusiva desde el nacimiento y durante los 6 primeros meses de vida, y combinada con alimentos complementarios seguros hasta los 2 años o más.

La leche materna es el alimento más sano, seguro y menos contaminado del planeta para la alimentación de los bebés, pero es también un ecosistema frágil que necesita protección medioambiental.

Y es que los contaminantes de nuestro entorno, como los presentes en los alimentos, los envases o el entorno laboral, también puede afectar a la leche materna. Así lo asegura un reciente estudio del Comité de Salud Medioambiental de la Asociación Española de Pediatría, que también recalca que la lactancia materna sigue siendo la mejor opción porque contiene factores de protección que contrarrestan los efectos de la exposición a contaminantes ambientales.

Aun así, ¿cómo podemos reducir los contaminantes en la leche materna?

Dieta segura en el embarazo y la lactancia

La alimentación es la principal fuente de exposición a contaminantes en las mujeres embarazadas o lactantes.

Aumentar el consumo de alimentos frescos, especialmente vegetales, y reducir la ingesta de grasas de origen animal contribuye a disminuir la carga corporal de sustancias tóxicas”, aseguran los autores del estudio.

Muchas de las sustancias químicas tóxicas se encuentran en concentraciones elevadas en la grasa animal, por lo que es importante reducir su consumo y evitar especialmente los productos procesados a base de carne, ya que tienen un contenido muy alto en grasas animales.

Asimismo, es recomendable evitar el consumo de grandes depredadores marinos (como atún rojo, emperador, pez espada, etc.) porque concentran una gran cantidad de mercurio que puede ser tóxico para el cerebro en desarrollo.

Es importante comer alimentos de origen vegetal variados (frutas, hortalizas, verduras, legumbres, granos) como base de la dieta mediterránea.

  • Lavar y pelar las frutas y verduras te ayudará a eliminar posibles residuos de plaguicidas.

En este sentido, el consumo de alimentos ecológicos u orgánicos puede resultar especialmente beneficioso, puesto que disminuye la exposición a pesticidas y sustancias químicas.

Además, alimentarse con productos ecológicos durante el embarazo, la lactancia y la primera infancia se ha asociado a un menor riesgo de alergias y eccemas en los niños.

Evita contaminantes en los envases

Desde hace unos años está prohibido el uso de plásticos con bisfenol A y ftalatos para objetos destinados a alimentos infantiles como biberones, tetinas, etc. aunque siempre es recomendable revisar si pueden contenerlos los envases que utilices para guardar la leche materna.

Estas sustancias son disruptores endocrinos, es decir, sustancias químicas capaces de alterar nuestro sistema hormonal, y se han asociado a diversas enfermedades como algunos tipos de cáncer, obesidad, asma, infertilidad, etc.

Otras sustancias que se siguen utilizando (como el polipropileno) también pueden desprender sustancias tóxicas, especialmente tras un uso continuado y cuando se somete a altas temperaturas.

Además, sustancias como el tereftalato de polietileno y el polipropileno, usadas a menudo en productos infantiles, no son degradables, y su degradación consiste en fraccionarlos en polímeros más pequeños, con lo que pueden acabar contaminando diferentes ecosistemas y causar contaminación por microplásticos.

Usar vidrio, acero inoxidable o cerámica para almacenar, calentar o pasteurizar disminuye la exposición a contaminantes químicos en la leche materna, contribuyendo a mejorar la salud humana y del planeta”, indican los investigadores.

Sustancias químicas en el trabajo y lactancia

Son muchos los entornos laborales (desde peluquerías hasta la industria agrícola, los trabajos relacionados con la limpieza, la construcción, etc.) en los que hay contacto con químicos que pueden afectar a la leche materna.

Ante la incertidumbre del efecto que puede tener el contacto con determinados contaminantes, el principio debería ser siempre la prudencia. Sin embargo, tal y como explican los autores del estudio, “con frecuencia la escasa o nula formación en medicina medioambiental y sobre la vulnerabilidad fetal e infantil de los especialistas de Salud Laboral incrementa el riesgo de los lactantes”.

Si tienes dudas acerca de la exposición a contaminantes en tu entorno laboral, buscar el asesoramiento de pediatras medioambientales, matronas y enfermeras te ayudará a evaluar tu riesgo. Consulta también al departamento de riesgos laborales de tu empresa para, en caso de que exista un riesgo alto, buscar alternativas.

Cómo reducir la exposición a los contaminantes

Algunas medidas generales te ayudarán a disminuir tu exposición a contaminantes en el trabajo:

  • Revisa las fichas técnicas de todos los productos químicos para conocer sus riesgos.
  • Usa equipos de protección adecuados en función de las sustancias químicas.
  • Mejora la ventilación siempre que los uses.
  • No te lleves a casa la ropa que haya estado en contacto con contaminantes.