La vitalidad no es otra cosa que el potencial de vida interna. Tener más vitalidad es tener más energía de vida. Y es el primer paso para disfrutar de una vida longeva. Comer poco a poco y masticando bien o caminar después de cada comida, son maneras de reponer esa energía que a veces se pierde en el día a día. No desperdiciarla con hábitos como el alcohol, el tabaco, la alimentación basura, el estrés o una vida sexual desgastante permitirá no tener que reponerla a todas horas.

La filosofía del tao compara esa energía o aliento vital con una lámpara de aceite. Podemos quemar este aceite a toda velocidad sin siquiera detenernos a repostarlo. O podemos centrarnos en ir reponiéndolo, y recordar que, cuanto menos gastemos, menos tendremos que repostar y más vitales nos sentiremos.

Pero, además, hay una energía única que es capaz de generar vida interna por sí misma. ¿Cuál? Una energía que tenemos dentro, que no tenemos que ir a buscar a ningún sitio y que es tan poderosa que, con ella, podemos crear nueva vida: la energía sexual.

Potenciar la energía sexual para ganar vitalidad

La energía sexual se genera en los hombres en los testículos y en las mujeres en los ovarios. Pero esa energía se puede utilizar, además de para crear vida externa, para crear vida interna. Es decir, vitalidad. Ese es el objetivo del chikung o alquimia sexual, una práctica milenaria taoísta que busca transmutar las sustancias internas en vitalidad.

La alquimia es una tradición filosófica y protocientífica medieval que –en las culturas europea, árabe, persa y asiáticas– se ha centrado en buscar el elixir de la inmortalidad. La alquimia sexual es una de las variantes que ha sobrevivido y parte de la base de que la energía sexual es la más potente, porque es capaz de crear vida. Hoy en Occidente podemos beneficiarnos mucho de estas enseñanzas.

El proceso alquímico de transmutar las emociones

¿Qué te bloquea? Lo primero y más básico en toda alquimia interna es transmutar las emociones. No podemos hacer una buena alquimia si nuestro cuerpo, mente y espíritu están contaminados con emociones bloqueadas y bloqueantes.

Los taoístas investigaban y experimentaban con prácticas que ayudan a transformar las emociones que nos dañan en emociones que nos nutren, en fuerza vital. Así, mediante meditaciones y chikung se convierte la rabia y la envidia en generosidad y creatividad, la preocupación en confianza y reflexión, la pena en alegría…

Durante la práctica es importante estar con todos los sentidos enfocados hacia el interior, en vez de dispersarlos y de dirigirlos al exterior, al futuro, al pasado, a lo que tengo que hacer… Se trata de aprender a permanecer abiertos a recibir y, a la vez, estar vacíos: no se puede llenar nada que ya esté lleno.

Llevar la energía hacia los tres dan tien

Desde este estado en que se mira hacia dentro, realizamos las prácticas usando la intención, la mente y el chi o aliento vital para atraer la energía del entorno hacia el interior y conducirla hacia los tres dan tien.

Los dan tien son puntos del cuerpo donde se almacenan nuestras tres formas de energía, que son jing, chi y shen. Cada una de estas energías tiene unas características específicas:stas

Se conocen como los Tres Tesoros, los “elixires” que nutrimos y movemos con prácticas de alquimia sexual, y se almacenan en diferentes puntos del cuerpo conocidos como Dan Tien.

  • Jing o energía sexual: se produce sobre todo en testículos y ovarios, aunque también en riñones y médula. Se almacena en el dan tien inferior, que se sitúa en el útero, y en los hombres, dos dedos por debajo del ombligo.
  • Chi o aliento vital: la energía bioelectromagnética. Es una energía contenida y contenedora de vida, relacionada con los campos gravitacionales y relacionales. Se almacena en el dan tien medio, que está en el tórax.
  • Shen o espíritu: es la parte menos corpórea, la sustancia más refinada de todas, el «oro» de los alquimistas internos, la conciencia. Se almacena en el dan tien superior, situado en el cráneo.

Estas energías se conocen como los Tres Tesoros, los "elixires" que nutrimos y movemos con prácticas de alquimia sexual. De hecho, la clave de la alquimia es cultivar la energía sexual o jing en el dan tien inferior.

Y es que el ciclo de transmutaciones consiste en convertir este jing en chi y, en las prácticas avanzadas, en shen, la energía de la conciencia, para elevarnos a estadios más espirituales.

Pero el cultivo del shen en el dan tien superior es una práctica delicada. Llevar energía y centrarse mucho en la mente, a menos que se realice de forma totalmente impecable, puede generar dolores de cabeza, temblores, tics… Por eso, algunas practicantes optamos por centrarnos en las formas de chikung sexual que se limitan a cultivar la esencia sexual para convertirla en aliento vital o vitalidad.

El error de despilfarrar la energía

Para aprovechar bien la energía sexual, primero es importante no perder esa energía por estar desgastándola. Por eso, una de las bases es que los hombres no eyaculen para que no pierdan su esencia vital, esa energía contenida en los espermatozoides.

Es una práctica potente, por lo que requiere siempre de un maestro al principio. Mal realizada puede generar problemas de salud como una prostatitis. No se trata simplemente de retener la eyaculación, sino de aprender a reabsorber su energía.

En la tradición taoísta se llegaba incluso a buscar la supresión de la menstruación para no debilitarse cada mes con el sangrado. En la actualidad, con algunos ejercicios (de respiración, visualización y automasaje) podemos comprobar cómo se reduce el sangrado uterino a la vez que mejoran nuestra vitalidad y estado de salud.

Realizada con rigor, humildad y cuidado, la alquimia sexual tiene unos beneficios potentísimos sobre nuestra salud y bienestar, además de amplificar la vivencia de la sexualidad tanto en solitario como en compañía. Y para eso, lo mejor es aprender a realizarla con un maestro o guía que nos oriente y nos ayude a avanzar de forma segura y gratificante.