Los expertos en salud mental no paran de advertirnos de las graves secuelas psicológicas que la pandemia ha tenido sobre la estabilidad emocional de muchas personas. Se trata de una pandemia invisible que afecta a millones de personas en todo el mundo y que urge atender con la misma seriedad con la que se ha tratado el Covid.

Hoy quiero dar voz a una de estas personas que no aparece en las estadísticas, pero que arrastra graves secuelas psicológicas derivadas de la enorme tensión emocional que vivió en las semanas previas a la declaración del Estado de Alarma y, también, durante los meses de confinamiento.

Mercedes acudió a consulta en este 2022, dos años después del inicio de la pandemia. Aparte de un estado general de ansiedad, me relató un síntoma que le afectaba cada mañana y le resultaba muy limitante: cuando sonaba su despertador y tenía que levantarse para ir a trabajar, le costaba mucho trabajo salir de la cama.

Un bloqueo como síntoma de estrés postpandemia

Todas las mañanas, Mercedes sentía un cansancio físico y mental que ella misma reconocía como exagerado. Esta era una sensación que iba más allá de la pereza normal que todos sentimos al madrugar. Cuando le pedí que me la definiera con sus palabras, me explicó que era “como si su cuerpo no pudiera o no quisiera levantarse”.

Al preguntarle sobre si recordaba el origen de esta sensación, Mercedes lo tuvo muy claro, la primera vez que sintió esa parálisis extrema al despertar fue cuando se declaró el Estado de Alarma por la pandemia de Covid.

En aquella época, Mercedes estaba muy sensibilizada con la enfermedad y sentía mucha aprensión por la muerte. Su madre murió a finales de 2019 y aún estaba procesando su duelo, cuando comenzaron a llegar las noticias del virus en China. Poco después, el virus llegó a Europa, se notificaron las primeras muertes en España, se produjo el confinamiento en Italia y, en pocos días, se decretó el confinamiento en nuestro país.

Mercedes vivía cada noticia del avance del virus con gran alarma. Sentía que, día a día, su ansiedad aumentaba ante la incertidumbre de todo lo que estaba sucediendo.

El confinamiento obligatorio podía haber supuesto un alivio para ella. Al quedarse en casa, podría haberse sentido más segura y protegida frente al virus. Sin embargo, para su desgracia, Mercedes trabajaba como secretaria en una notaría, una de las pocas actividades que siguieron operativas durante el confinamiento.

Justo la primera mañana tras la declaración del Estado de Alarma, cuando ella se tenía que levantar para ir a trabajar, pero la mayoría de las personas podían quedarse en la seguridad de sus hogares, Mercedes se despertó con una sensación de ansiedad extrema y de parálisis en todo su cuerpo. Luchó por moverse y levantarse de la cama, pero le fue absolutamente imposible. En este caso, la parálisis era la forma que tenía su cuerpo de decirle: “No quiero salir de casa, no quiero ir a trabajar”.

Cómo superar los efectos emocionales de la pandemia

Debido a estos síntomas tan extremos, Mercedes pudo solicitar una baja laboral y no tuvo que ir a trabajar durante esas semanas.

Con el paso del tiempo, la situación de la pandemia fue mejorando y las medidas de prevención se fueron relajando, sin embargo, su cuerpo quedó en estado de alerta y le seguía costando un esfuerzo descomunal levantarse de la cama.

Para superar sus problemas, nuestro trabajo en terapia se centro en dos objetivos fundamentales:

Un primer paso fue comprender que su cuerpo no era su enemigo. Mercedes entendió que su parálisis fue una medida extrema de protección ante una situación inesperada, imprevisible y altamente estresante.

Posteriormente, trabajamos para convencer a su cuerpo de que la incertidumbre y la sensación de peligro ya no eran tan elevadas como era al principio de la pandemia. Además, Mercedes pasó el Covid unos meses atrás, de forma muy leve, por lo que tenía más argumentos para tranquilizar a su cuerpo.

En unas pocas semanas de trabajo terapéutico, Mercedes logró relajar su cuerpo y se fue sintiendo mucho mejor por las mañanas. Ya no notaba aquella parálisis al despertarse porque se sentía mucho más en control de la situación y pudo ir a trabajar mucho más tranquila.