Sin esperanza somos náufragos a la deriva. No hay una orilla a la que llegar. Vivimos sin horizonte ni dirección. Sin esperanza solo hay rendición.

Es la esperanza lo que posibilita acciones individuales y colectivas que traen de la mano una transformación, un cambio que puede mejorar nuestra situación actual y tal vez el mundo.

Pero como señalan muchos expertos –y también las cifras sobre salud mental– vivimos inmersos en una crisis de la esperanza, sobre todo a nivel colectivo. Los ideales nos parecen ilusorios y fantasiosos. Escasean referentes que marquen una dirección hacia dónde dirigirnos para crear un mundo que sintamos "hogar".

Faltan modelos que inviten a llevar a cabo las "pequeñas revoluciones" que tanto necesitamos para que la Tierra y los seres vivos que habitan en ella tengan un futuro. Entonces, ¿es posible recuperar la esperanza? 

sí se puede recuperar la esperanza

Cuando tenía cerca de tres años mi padre murió y mi madre se quedó a cargo de nueve hijos, muchos de ellos muy pequeños. A menudo me he preguntado de dónde sacó mi madre la fuerza para levantarse al día siguiente de la muerte de mi padre.

Lo cierto es que todos tenemos esa fuerza interior que nos empuja a seguir adelante, ese instinto de supervivencia.

"Todos tenemos esa fuerza interior que se activa con un desafío. No se trata de la riqueza o de la pobreza externa, sino de una riqueza interior que está en nosotros", explica Juan Guillermo Ocampo, creador del programa Red de Escuelas de Música de Medellín en su conferencia "La fuerza de la esperanza".

Ocampo decidió alimentar la llama de la esperanza entre los niños y niñas de los barrios más pobres y desamparados de Medellín con música. Repartió entre ellos distintos instrumentos sinfónicos y les enseñó a tocar. Muy pronto, juntos, alcanzaron tan buen nivel musical que protagonizaron conciertos en distintas ciudades de Europa. Lograron lo que parecía imposible porque nadie les dijo que no podían.

Otro ejemplo de que podemos recuperar la esperanza. Tras los atentados de París, la periodista Monique Atlan y el filósofo Roger-Pol Droit llamaron a recuperar la esperanza y a integrarla en nuestro pensamiento.

"Podemos reencontrarla y alimentarla, porque es una pequeña llama que a veces baja, pero que no se apaga. Sí, la esperanza sigue siendo nuestro recurso más vivo, una fuerza que nos mantiene en pie, que nos hace seguir adelante incluso en los momentos más negros.

Es la esperanza la que llevó a la resistencia a comprometerse [contra la invasión nazi], la que dio a luz a niños en los lugares más sórdidos, la esperanza es la fuerza más bella, más irreductible y más humana", afirman los autores de L’espoir a-t-il un avenir? (Editions Flammarion).

sin esperanza: cómo recuperar la confianza

Hemos dejado sin esperanza a las nuevas generaciones. ¿Qué necesitamos para recuperar este sentimiento?

Durante el año 2021 en Catalunya, el Teléfono de la Esperanza (Fundación Ayuda y Esperanza) atendió 48.893 llamadas de personas con problemas de salud mental (31,85%), problemas relacionales (21,88%) o un estado de soledad no deseada (17,41%) que se sentían desesperadas.

"Los voluntarios del Teléfono de la Esperanza no realizan psicoterapia, sino un acompañamiento emocional no profesional en el cual se intenta que la persona recupere la esperanza en la vida y en su capacidad para resolver sus dificultades, ya sea por sí misma o pidiendo ayuda a otros.

Principalmente, esto se consigue construyendo un espacio de seguridad en el cual la persona puede hablar abiertamente de aspectos sensibles de su subjetividad sin sentirse juzgada. Se escucha con respeto e interés, con una actitud de no juicio y una mirada de aceptación incondicional.

En este proceso de escucha se teje un vínculo que permite al usuario percibir como confiable al voluntario, lo que tiene un efecto multiplicador: confío en el otro y el otro confía en mí, y esto me permite volver a confiar en mí y en la vida", cuenta Clara Campañá, del departamento de comunicación de la Fundación Ayuda y Esperanza.

la esperanza es contagiosa

Para la naturalista Jane Goodall, tenemos razones para sentirnos esperanzados si acompañamos este sentimiento con acciones y compromiso.

"La gente tiende a pensar que la esperanza es una ilusión pasiva: ‘Espero que algo suceda, pero no haré nada al respecto’. Esto es, de hecho, lo opuesto a la verdadera esperanza, que exige acción y compromiso.

La esperanza es contagiosa. Tus actos inspirarán a otros. […] La esperanza es lo que nos permite afrontar la adversidad. Es lo que deseamos que suceda, pero tenemos que prepararnos y trabajar duro para propiciarla", señala Goodall en El libro de la esperanza. Una guía de supervivencia para tiempo difíciles (Ediciones Paidós), escrito junto a Douglas Abrams.

Esta obra, además, aporta ejemplos para seguir confiando en que el cambio es posible si nos unimos para remar en la misma dirección.

"El efecto acumulativo de miles de acciones éticas contribuirá a salvar y mejorar nuestro mundo para las generaciones venideras", afirma Jane Goodall.

ABRIRSE DE NUEVO

Al igual que el peral que sobrevivió al ataque de las torres gemelas y aún florece en primavera, somos naturaleza y la naturaleza es resiliente. Pero simplemente esperar mañanas mejores es una forma limitada de esperanza.

Cuando todo es oscuridad, además de sentir que la luz brilla al final del túnel, se trata de encontrar los recursos internos y externos que nos permitan avanzar. Se trata de vencer la parálisis que puede sobrevenir del dolor e ir más allá comprometiéndose con la vida.

La clave está en abrirse en lugar de encerrarse, en encontrar pensamientos que nos permitan creer que existen nuevos caminos.

La esperanza es una voz que nos dice que somos capaces, que el daño de hoy puede diluirse mañana para nosotros, que tras la dificultad puede esconderse una oportunidad.

Esta creencia es lo que nos permitirá desarrollar nuestra creatividad y mantener la fuerza de voluntad porque nos hace confiar en la vida y en nosotros. Nos mantiene optimistas ante la dificultad dándonos el impulso para dar un primer paso hacia algo mejor.

ACEPTAR PARA AVANZAR

Pero este sentimiento esperanzador ha de acompañarse de objetivos, aunque sean pequeños, porque como dice Hannah Arent, «la acción es una genuina facultad humana de hacer milagros».

La esperanza comprometida con la acción requiere cierta tozudez para mantener el esfuerzo a lo largo del tiempo.

También necesita pisar con los pies en la tierra. No se trata de creer en una esperanza que nos lleve a huir del presente o de la realidad, sino que, a pesar del desastre, nos dé la posibilidad de explorar antes de renunciar.

La esperanza positiva es aquella que nos permite llorar por lo que ya no es posible, pero nos deja entrever lo que aún puede ser. Y a partir de la aceptación de lo que es, actuar en consecuencia.

Se trata de darnos la oportunidad antes de renunciar y de buscar apoyos creando una comunidad, haciendo tribu.

La unión hace la fuerza y también la esperanza porque, cuando uno decae, puede ser el otro quien tome el relevo.

6 acciones para recuperar la esperanza

La aceptación, buscar referentes y abrazar nuevas experiencias ayudan a salir del túnel.

1. DEJAR DE HUIR Y ACEPTAR

Vivir más en el futuro que en el presente es el gran peligro de una esperanza que nos aleje de la realidad. Dejar de negar lo que es y expresar el dolor ayuda a recuperar una esperanza útil. Al acceptar lo que es, podemos avanzar.

2. ENCONTRAR EL SENTIDO

"Nada más fuerte que una pequeña esperanza que no se rinde", escribe Matt Haig en El libro de la esperanza (ed. Contraluz). Para mantener la tenacidad y no desperdiciar el milagro de estar vivos, nada mejor que tener un porqué.

3. ESCUCHAR MÚSICA

H. Arlen y Y. Harburg escribieron Somewhere Over The Rainbow en 1939, uno de los años más difíciles para la humanidad. Una simple canción puede elevar el ánimo y sacarnos de la desesperación. Crea tu lista para momentos difíciles.

4. CREAR TU PROPIA TRIBU

Ante un problema que nos lleve a la desesperación, recurrir a un grupo de apoyo, asociaciones y organizaciones que luchan por lo que deseamos, nos ayudará a desarrollar una esperanza activa y comprometida.

5. BUSCAR LA BELLEZA

Contemplar algo bello nos da esperanza, como una sonrisa, el gesto de un niño, una historia… Una de las bellezas más poderosas es la de la naturaleza, porque nos conecta con la trascendencia y nos recuerda que, con el tiempo, todo cambia.

6. ENCONTRAR REFERENTES

A menudo se pierde la esperanza al sentirse perdido. Tratarnos con afecto nos ayudará a pensar en personas que nos inspiren y sirvan de ejemplo por su capacidad de superación o forma de proceder o de relacionarse.